En el vasto Parque Nacional Kuno, situado en el corazón de la India, resonó un grito de alarma este mes cuando los guardabosques descubrieron a Dhatri, un guepardo namibio, trágicamente sin vida, con heridas alrededor de su collar radiofónico. Este hallazgo desgarrador ha profundizado un debate intenso y en curso en el país sobre un proyecto de conservación cargado de ambición, promovido personalmente por el Primer Ministro Narendra Modi.
El “Proyecto Guepardo” surgió de una visión profundamente arraigada: la reintroducción de esta especie en tierras indias, setenta años después de su lamentable extinción debido a la caza excesiva durante el dominio colonial británico. Para aquellos que respaldan esta iniciativa, es más que simplemente reintroducir una especie; representa el renacimiento y resistencia de un país, y un símbolo del rejuvenecimiento cultural y ecológico de la India.
Narendra Modi no solo ve en este proyecto una oportunidad de conservación, sino también una vía para restablecer el orgullo nacional y conectar a India con su glorioso pasado precolonial. Sin embargo, como ocurre con muchas visiones grandiosas, el camino hacia la realización no ha estado exento de desafíos. De los 20 guepardos que hicieron el largo viaje desde el sur de África, nueve han encontrado un destino trágico, en circunstancias que algunos expertos argumentan que podrían haber sido evitadas.
El Financial Times, en un detallado artículo de Benjamin Parkin y Jyotsna Singh, ha arrojado luz sobre los desafíos y críticas que ha enfrentado el proyecto. Personalidades como Jairam Ramesh, exministro de medio ambiente, han señalado que en la ejecución del proyecto, se ha privilegiado el “espectáculo” por encima de la ciencia. Especialistas, incluyendo a Yadvendradev Jhala, quien alguna vez estuvo al frente del Instituto de Vida Silvestre de India, resaltan la monumental importancia y trascendencia global del proyecto, subrayando que “el mundo entero está observando y no podemos permitirnos el lujo de fallar”.
Pero la “resurrección” del guepardo no solo tiene ramificaciones en la fauna y flora del país. El impacto humano también es innegable. Para allanar el camino para estos majestuosos felinos, se tomó la decisión de reubicar varias aldeas, afectando en gran medida a comunidades tribales. A pesar de que se les prometió un nuevo comienzo, muchos han encontrado que sus nuevas residencias son menos hospitalarias, alejándolos de la riqueza y recursos que el bosque solía ofrecer.
Sin embargo, en medio de estos retos, hay relatos inspiradores de resiliencia y esperanza. En aldeas cercanas al parque, como en la de Prakash Jatav, el resurgimiento del interés por la zona ha traído consigo un auge económico inesperado. La tierra ha aumentado su valor y se están construyendo hoteles y otros establecimientos. Jatav refleja las aspiraciones de muchos al afirmar: “Si todo va bien con los guepardos, el futuro de esta región es prometedor”.
A pesar de los avances, la sombra de los desafíos sigue siendo imponente. Las críticas no cesan, con algunos argumentando que el gobierno debería haber centrado sus recursos en proteger la rica biodiversidad existente de la India en lugar de reintroducir una especie. Otros, como el naturalista Valmik Thapar, incluso cuestionan el origen histórico de los guepardos en India, sugiriendo que en realidad podrían haber sido mascotas exóticas de la realeza.
No obstante, lo que es indiscutible es que el Proyecto Guepardo ha iluminado debates cruciales sobre el equilibrio entre conservación, patrimonio cultural y desarrollo. En una era donde los desafíos medioambientales son más apremiantes que nunca, la historia de los guepardos en India ofrece una valiosa lección sobre la intersección de la ecología, política y esperanza. La historia aún está en desarrollo, y el mundo observa con interés y anticipación.
Seguir leyendo:
Modi asegura en el Día de la Independencia que trabaja por la paz en el noreste de India
Hacer Comentario