El número de casos de enfermedades neurodegenerativas está aumentado exponencialmente en los últimos años, hasta el punto de estimar que para 2050 cerca de 153 millones de personas en todo el mundo sufrirán demencia. Aunque parte de este incremento se explica por una mayor esperanza de vida, ciertos estudios ya indican que la obesidad y el sedentarismo también están contribuyendo al alza de esas cifras. Por el contrario, mantener un peso saludable puede ayudar a reducir el riesgo de demencia.
Una investigación del Biobanco del Reino Unido acaba de descubrir que no solo influye el peso, sino también la localización de la grasa puede tener un impacto en ese desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. El estudio ya ha sido publicado en la revista Neurology y muestra que tener grasa en el abdomen y en la parte superior del brazo pueden ser factores de riesgo de demencia.
Los investigadores analizaron datos de 412.691 personas durante un promedio de nueve años. Durante el estudio, 8.224 de ellas desarrollaron enfermedades neurodegenerativas, siendo el diagnóstico más común la enfermedad de Alzheimer, aunque algunas personas desarrollaron otras formas de demencia o la enfermedad de Parkinson.
Al inicio del estudio, los participantes tenían una edad promedio de 56 años. Los investigadores evaluaron la composición corporal midiendo la cintura y las caderas, la fuerza de agarre, la densidad ósea y la masa grasa y magra y descubrieron que las personas con más grasa abdominal (obesidad central) o grasa en la parte superior del brazo (distribución predominante en el brazo) tenían un mayor riesgo de desarrollar trastornos neurodegenerativos. Una mayor densidad ósea y una distribución de grasa principalmente en las piernas disminuyeron el riesgo, mientras que una alta fuerza muscular parecía proteger contra la neurodegeneración.
La relación entre la grasa corporal y el Alzheimer
“El aumento de grasa en la parte superior del brazo y el abdomen puede elevar el riesgo de trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Parkinson debido a la inflamación, la resistencia a la insulina y los problemas de salud cardiovascular. Sin embargo, estos hallazgos son asociativos y no se puede establecer una relación causal con firmeza. Podrían existir factores de confusión no completamente considerados”, ha explicado el doctor Ryan Glatt, director del Programa FitBrain en el Instituto de Neurociencia del Pacífico en Santa Mónica, California (Estados Unidos) a Medical News Today.
También señaló que las enfermedades cardiovasculares podrían mediar el vínculo entre la composición corporal y las enfermedades neurodegenerativas, pero que la relación es compleja: “Si bien controlar la salud cardiovascular probablemente sea beneficioso, es necesario investigar más a fondo la contribución específica de los cambios en la composición corporal al riesgo de enfermedades neurodegenerativas”.
El doctor Huan Song, de la Universidad de Sichuan en Chengdu (China) y autor principal del estudio, ha explicado que “este estudio destaca el potencial de reducir el riesgo de desarrollar estas enfermedades mejorando la composición corporal. Las intervenciones dirigidas a reducir la grasa del tronco y los brazos y, al mismo tiempo, promover el desarrollo muscular saludable pueden ser más eficaces para la protección contra estas enfermedades que el control general del peso”.
Sin embargo, el doctor Glatt ha advertido que, aunque una mayor masa muscular parecía estar asociada con un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, “no está claro si la masa muscular reduce directamente el riesgo o si es simplemente un indicador de una mejor salud general y mayores niveles de actividad física”.
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