El argentino Agustín Canapino, de 34 años, hizo historia en las 500 millas de Indianápolis: se convirtió en el primer argentino en finalizar la mítica carrera en 91 años. El último en conseguirlo había sido Raúl Riganti en 1933, cuando fue 14° con un Chrysler. El Titán de Arrecifes culminó 22°, detrás de su compañero de equipo Romain Grosjean (19), pero lo opacó a lo largo de la competencia. Es que mientras el francés, con más de 100 Grandes Premios en la Fórmula 1 y dos años más en el IndyCar, no entró en la discusión a lo largo de las 200 vueltas, el crédito albiceleste llegó a ser octavo y, de no haber mediado un error en su último ingreso a boxes, estaba encaminado para batallar por una plaza en el top ten.
Fue en su último ingreso a boxes cuando se dio la falla que le terminó quitando brillo a su actuación. El equipo Juncos Hollinger hizo buen tiempo en los pits, pero el argentino terminó siendo penalizado por exceso de velocidad en dicha zona. Y ese desliz lo condenó a las últimas ubicaciones, cuando merecía mucho más.
Otro problema en boxes casi lo saca de la carrera. A la hora de salir, sufrió un pequeño toque por parte de Rinus Veekay. Cuando le preguntaron por radio cómo sentía el auto, vociferó “creo que se rompió”; palabras que asustaron a los fanáticos. Sin embargo, instantes después llevó calma en su equipo y sus seguidores: “El auto está bien, el auto está bien”.
El vehículo de Agustín llevó muy buen ritmo a lo largo de la competencia, lo ue lo llevó a ser optimista en una de sus paradas. Lo dejó claro el diálogo por radio. “Estoy muy rápido”, soltó el piloto que fue multicampeón en autos de turismo en Argentina y que sigue sorprendiendo por su versatilidad en monopostos a pesar de su poca experiencia. Para una ocasión tan especial como sus segundas 500 de Indianápolis, lució un casco con imágenes de su papá, Alberto Canapino, legendario preparador fallecido en 2021.
El hecho de verse con un muy buen medio y cada vez más aplomado en los óvalos, lo llevó a intentar (y lograr) grandes maniobras ante rivales encumbrados. Mantuvo interesantes duelos con el brasileño Helio Castroneves, Scott Dixon o Santino Ferrucci. Y el argentino brindó show para los más de 300.000 fanáticos que completaron el emblemático escenario.
El vencedor fue el estadounidense Josef Newgarden, en un final apasionante con el mexicano Patricio O’Ward, quien llegó a superarlo en el epílogo. Los focos quedaron posados en ellos. Sin embargo, lo de Canapino fue para destacarse. Y de no haber mediado el error, estaría celebrando un resultado todavía mejor, acorde con lo que dejó en la pista.
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