Los asesores financieros de Javier Milei se encontrarán a fin de esta semana con un nutrido grupo de ejecutivos de Estados Unidos que quieren saber qué piensa hacer el candidato libertario con la deuda argentina si gana las elecciones.
La reunión será en una de las ciudades más ricas del país, Greenwich, sede de varias empresas financieras, ubicada a pocas estaciones de metro de Wall Street.
Rodeado de residencias históricas y bellos parques, allí tiene su hogar un ejecutivo que actuará de enlace entre Juan Napoli y Darío Epstein con los hombres potencialmente interesados en volver a invertir en la Argentina.
El mensaje de los argentinos se focalizará en escuchar más que en hablar y tratar de brindar tranquilidad: no hay planes de reestructurar la deuda que renegoció este Gobierno en 2020 –con una oferta que, afirman, le quitó todo interés a los inversores- y la intención es hacer un roll over de los compromisos de los próximos años con una emisión limitada de deuda nueva. A cambio, explicitarán el compromiso de llevar a cero el déficit fiscal primario y terminar con la emisión monetaria, indicaron a Infobae fuentes de ese espacio.
El objetivo es “lograr que la Argentina vuelva a estar en el radar de los inversores”, luego de la crisis que empezó en 2018 y que se profundizó desde el cambio de Gobierno, tanto en el plano de los bonos como de las acciones.
Luego del contacto inicial con el staff del Fondo Monetario Internacional (FMI) posterior a las PASO, los asesores de Milei bajaron el perfil a la espera de los resultados del 22 de octubre. No hubo más contactos formales con el staff del Fondo, que seguramente se retomarán luego de esos comicios; en la charla que tuvieron ya les dejaron en claro su mensaje: un ajuste fiscal más fuerte que el contenido en el actual programa que firmó Alberto Fernández y el temor a la situación de caja que puedan encontrar el 10 de diciembre si asumen el poder por las crecientes deudas impagas, en dólares y en pesos. Por este motivo, no se trasladarán de Nueva York a Washington en esta ocasión, ni participará tampoco alguno de los economistas de la UCEMA que asesoran al candidato presidencial.
El anfitrión será Gerardo Mato, ex ejecutivo del HSBC, quien ya organizó encuentros similares para otros candidatos argentinos este año. En este caso, hay euforia porque se anotaron 60 ejecutivos del sistema financiero norteamericanos, entre bancos y fondos de inversión. Podrán disfrutar de los jardines de la casa de Mato, en un vecindario en el que el valor promedio de las propiedades es de USD 4 millones, con una temperatura esperada de 30 grados para este viernes 8 de septiembre.
Cada uno de los invitados participará “a título individual”, se aclaró, para no comprometer a sus respectivas firmas financieras en medio de la campaña electoral. Luego, indicaron fuentes ligadas a la organización, “cada empresa tiene su opinión sobre el futuro del país, no importa quien gane y esa opinión se refleja en los informes que publican”.
Preguntas y respuestas
En este sentido, el Bank of America pronosticó hoy que el tipo de cambio oficial llegará a $615 y a $1076 el CCL en diciembre. Para mediados de 2023, prevén que asciendan a $962 y a $1.443, respectivamente.
¿Qué esperan escuchar los inversores (habrá desde grandes fondos como Blackrock hasta expertos de los bancos tradicionales)?: quieren saber la visión del candidato que quedó “en la pole position para ganar”, como explicó uno de ellos a Infobae. “Le cuesta a Juntos por el Cambio encontrar un lugar en la campaña”, agregó, al tanto de los sinsabores de los últimos días.
Otro ejecutivo de un fondo de inversión explicó en off the record: “Siempre hay curiosidad, particularmente dada la dinámica política y la naturaleza de los candidatos. Pero veo mucho menos interés estructural para invertir”.
“Muchos esperan ver qué hacen antes de actuar. Demasiadas decepciones de gente que decía lo correcto y nunca cambió nada”, se lamentó el hombre de negocios, que lidió con varios gobiernos argentinos.
“Ya vendió mucha gente sus bonos y hay cambio de paradigma. En otros momentos el mercado estaría volando. Ahora hay cautela”, admitió.
En este sentido, Alberto Ades, director ejecutivo de NWI Management, también opinó sobre el “fenómeno Milei”. “Se termina metiendo entre los partidos tradicionales es un candidato libertario, no de izquierda o un candidato tradicionalmente populista de izquierda, sino que es un candidato que habla de liberalismo, habla de un Estado más chico”.
Ades, uno de los expertos argentinos con más experiencia en Wall Street, indicó que la idea de dolarizar que promueve Milei, “no genera ningún entusiasmo, genera escepticismo. En primer lugar, desde el punto de vista teórico, si querés, el consenso se ha movido claramente en los últimos 20-25 años cuando el tema de la dolarización se discutió en Argentina”.
“A fines 90 existía toda la hipótesis esta del fear of floating. Es decir, que los bancos centrales tenían tipos de cambio flexibles, digamos, en teoría, pero no dejaban flotar los tipos de cambio. Eso ha cambiado mucho. Hemos tenido mucha volatilidad en los tipos de cambio y los tipos de cambio han funcionado como colchones, digamos, amortiguadores contra los shocks”.
Además, señaló, “a fines de los 90 todavía estaba en discusión el tema del ALCA, el Área de Libre Comercio para las Américas, con mayor integración y libre comercio”, una idea que quedó de lado.
El economista jefe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, que reúne a todos los bancos internacionales), Robin Brooks, fue más tajante: “Argentina nació para ser una nación exportadora, pero la última vez que las exportaciones netas fueron un motor de crecimiento significativo fue antes de la COVID. Argentina tiene que volver a ser un exportador líder. La forma de hacerlo es devaluar y resistir el canto de sirena de la dolarización, que perjudicará a los exportadores”.
Ahora, como ocurre fronteras adentro, todo es incertidumbre en el mercado internacional en relación con la Argentina. Habrá que ver si este encuentro permite disipar alguna duda, aunque está claro que los inversores prefieren esperar a ver para creer, porque luego de 2016-2017, cuando se entusiasmaron demasiado con el gobierno de Mauricio Macri, perdieron toda la confianza y no será fácil desandar ese escepticismo.
Hacer Comentario