El decreto que puso en vigencia el dólar agro para que los exportadores de soja y las economías regionales exporten a un tipo de cambio de $300 entró en vigencia el 8 de abril, pero sólo pudo implementarse de forma casi inmediata para el complejo oleaginoso. El resto tuvo que esperar más aclaraciones y hasta la definición de cuáles serían las exigencias que el Estado impondría para que la mejora cambiaria que recibirían muchos sectores no se traduzca en mayor presión en los precios internos.
Este proceso se aceitó en los últimos días y recién en esta semana varias empresas pudieron ingresar al Programa de Incremento Exportador (PIE) y gozar del beneficio. Sin embargo, la incorporación al régimen no será masiva, según prevén los distintos sectores. Es más, en el sector vitivinícola -casualmente, el que primereó en la negociación para lograr una mejora del tipo de cambio para exportar- no están del todo entusiasmados y anticipan que serán unas pocas las firmas que se sumen.
Por lo pronto, desde la Secretaría de Comercio informaron que de unos 600 formularios presentados por empresas interesadas, hasta ahora sólo se aprobaron 180; el resto sigue en trámite o tiene inconsistencias a subsanar por las compañías, dijeron las fuentes.
“No tengo conocimiento de alguna bodega que haya operado ya con el nuevo dólar, pero sí que algunas tienen expectativa de ingresar. De todos modos, no hay entusiasmo en el sector; habrá que ver si eso cambia en unos días. Es todo bastante complejo. Creo que van a entrar pero no vemos un acceso masivo”, afirmó a Infobae el director ejecutivo de Bodegas de Argentina, Milton Kuret.
El instituto económico de la cámara está terminando de realizar un análisis que determina, en función del porcentaje de exportaciones y de ventas en el mercado interno que tenga cada compañía, si conviene o no ingresar al programa, teniendo en cuenta que los que venden productos localmente deben firmar un acuerdo que establece que las subas no pueden superar el 3,2% por mes en todos los canales. Y la expectativa inflacionaria asciende al 7% mensual.
“El primer punto que las empresas analizan es que acorde al componente exportador, la Secretaría de Comercio habilita un determinado porcentaje de aumento en el mercado interno, cuando la velocidad de la inflación va por otro camino. Por otro lado, la ventana de tiempo para nuestro negocio es chica y no todas las firmas pueden lograr una prefinanciación o que el cliente le anticipe el pago para lograr el máximo beneficio”, explicó Kuret, al tiempo que agregó que también en la medida en que se acelere el tipo de cambio oficial, la mejora será más pequeña debido a que el nuevo dólar agro se mantiene en $300 hasta el 31 de agosto.
En el sector de pepitas (peras y manzanas), las principales empresas exportadoras ya están operando con el nuevo dólar, según pudo saber este medio. Hicieron acuerdos con el Gobierno para que lo poco que comercializan en el mercado interno lo hagan al mismo precio, aunque hasta los propios empresarios reconocen que es muy difícil de controlar ese aspecto en todas las empresas, y menos aún en las más chicas.
Como la mayoría de las sectores tiene plazos de pago de entre 60 y 90 días desde concretada la exportación, esperar ese tiempo no resulta negocio para las empresas, ya que el mayor beneficio del dólar a $300 se logra hoy. ¿Qué está haciendo la mayoría de las empresas que entraron? Ingresan fondos de prefinanciación de exportaciones o le piden a sus clientes que les adelanten el pago a cambio de un buen descuento en el precio. Pero también está ocurriendo que las empresas liquidan dólares de operaciones viejas y los aplican a las nuevas para poder hacer uso del beneficio cambiario.
Consultado al respecto, el gerente de la Federación Olivícola Argentina (FOA), Mario Bustos Carra, señaló que si bien durante los primeros días de vigencia de la medida hubo mucha incertidumbre y a muchos exportadores se les rechazaba la inscripción, ese aspecto ahora está bastante resuelto y “ya hay empresas que se han podido anotar”.
“Hay una diferencia cambiaria importante y eso lo vuelve interesante, pero también es cierto que hay muchas trabas y cuestiones que hay que cumplimentar. De todos modos, en nuestro sector la mayoría de las empresas son netamente exportadoras” dijo el directivo. “Son las menos las empresas que trabajan en el mercado interno y, por ende, son las que tienen menor reticencia a inscribirse. Las ventas que hacen en el mercado interno son a granel, que en principio no influyen; el problema son los productos que están en la góndola”, dijo.
En el caso de los cítricos, también las empresas netamente exportadoras están haciendo los trámites para inscribirse. José Carbonell, presidente de Federcitrus, aseguró que “ya más de la mitad están inscriptos y algunos ya con cuentas especiales en los bancos habilitados”. A su vez, dijo que la exportación recién se está iniciando, ya que se demoró por motivos climáticos.
La medida no tendrá el mismo efecto sobre el limón que sobre la naranja o la mandarina debido a que de estos dos últimos hay una fuerte demanda en el mercado interno y hoy conviene canalizar la producción allí. En el caso del limón, la mayoría de las firmas son exportadoras, aunque en la industria aseguran que se trata de un producto que está bien abastecido en la plaza doméstica.
A diferencia de la soja, donde la nueva ventana cambiaria se extenderá hasta el 31 de mayo -aún así, los productores no están vendiendo-, en el caso de las economías regionales el plazo se extiende hasta el 31 de agosto. Las empresas que tengan predominancia exportadora y decidan ingresan al programa tendrán que aprovechar al máximo el momento actual, más aún en este contexto, en el que el tipo de cambio oficial cada vez está más presionado por incrementar su ritmo devaluatorio frente a la crítica situación de las reservas. Frente a las recientes turbulencias, algunos empresarios comentaban que la mejora sólo podría aprovecharse por los próximos dos meses, ya que el dólar oficial podría alcanzar los $300 antes de lo previsto.
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