David Bowie en la piel de Ziggy Stardust, uno de sus alteregos. Sus innovaciones no sólo fueron musicales
David Bowie en la piel de Ziggy Stardust, uno de sus alteregos. Sus innovaciones no sólo fueron musicales

El músico británico David Bowie, fallecido en 2016, fue reconocido durante toda su carrera como un innovador. Tanto en lo que hace a su propia carrera musical como en su rol de productor y promotor de otros artistas.

Correr riesgos nunca fue un problema para el hombre, fruto de su capricho, supo transformarse en una mezcla de extraterrestre y semidios de la música sobre los escenarios. Pero no sólo en la escena supo innovar: también en el sistema financiero donde los riesgos se cuentan en dinero. Riesgos que, 20 años atrás, llevaron a la calificadora de riesgo Moody’s a bajarle la calificación. Justo por encima del nivel “basura”.

La sorprendente capacidad creativa de Bowie no parecía tener límites. Al tiempo que desarrolló una carrera musical de más de 40 años ubicado entre los músicos más influyentes del planeta, también se vio fascinado por la caótica efervescencia de Wall Street y la gran esperanza inversora de fines del siglo pasado: el advenimiento de Internet como una promesa de cambio tecnológico, cultural, social y económico sin precedentes.

BowieBanc

Como casi siempre, Bowie la vió, y se lanzó distintos tipos de proyectos como la creación de un banco digital -BowieBanc- o el proveedor de servicios online BowieNet, que buscaba generar un espacio para la difusión de música y arte audiovisual que, en algún nivel, puede ser comparado como una proto red social. Pero si esos proyectos pasaron sin pena ni gloria, uno dejó huellas por ser el primero de todos y por causar algún que otro dolor de cabeza (aunque no para el propio Bowie).

En 1997 el músico británico emitió deuda por USD 55 millones a 10 años de plazo y a una tasa del 7,9% anual. Fueron bautizados como “Bowie Bonds”

En 1997, en sociedad con el banquero de inversión David Pullman, el músico británico creó una nueva categoría en el mercado financiero. Emitió deuda a 10 años de plazo, por un total de USD 55 millones, a una tasa del 7,9% anual.

La emisión causó sensación y los papeles fueron rápidamente bautizados como “Bowie Bonds” (bonos Bowie), al tiempo que dieron nacimiento a una categoría de emisiones de deuda conocida como Celebrity Bonds o Pullman Bonds (por el apellido de su estructurado) a las que, por ejemplo, llegó a recurrir James Brown.

La emisión, comprada en su totalidad por una compañía de seguros, no tenía antecedentes en un punto. Estaba respaldada por los ingresos por derechos de autor de las canciones que Bowie había creado entre 1969 y 1990. No era cualquier acervo. Entre 268 creaciones, el respaldo a la emisión de deuda incluía el sólido y constante flujo de fondos de temas como The Man Who Sold The World, Ziggy Stardust y Heroes. Oro puro.

concierto tributo a Freddie Mercury en Wembley del 20/4/92
David Bowie, nacido en 1947 y fallecido en 2016 habia emitido bonos que fueron totalmente compados por una compañía de seguros (Getty Images) (Michael Putland/)

La garantía era tan valiosa que, antes de su emisión, la calificadora de riesgo Moody’s le otorgó una calificación investment grade, el grado más alto al que puede aspirar una emisión de deuda. Durante 10 años esas canciones seguirían sonando y generando los fondos necesarios para repagar el acuerdo. Y con un jugoso interés. Así de poderosa era la industria musical en ese entonces. No había forma de que eso cambiar, ¿verdad?

Bueno, no todos estaban tan de acuerdo en el largo plazo para la industria musical. Al menos sabemos de alguien que, fascinado por el crecimiento de la red global de computadoras, creía que el mundo iba a cambiar —para bien y para mal— radicalmente como consecuencia del desarrollo de Internet.

“Creo que ni siquiera hemos visto la punta del iceberg. Creo que el potencial de lo que Internet va a hacer a la sociedad, tanto bueno como malo, es inimaginable”, dijo en una famosa entrevista televisiva a la BBC en la que un Bowie, casi profético, parecía poder ver —entre otras cosas— desde una futura horda entrando al Capitolio en los Estados Unidos, hasta revoluciones árabes fogoneadas desde redes sociales y, por supuesto, el mayor golpe que la industria musical haya sufrido desde su nacimiento.

Creo que ni siquiera hemos visto la punta del iceberg. Creo que el potencial de lo que Internet va a hacer a la sociedad, tanto bueno como malo, es inimaginable (Bowie)

Si la mirada divertida, y algo asustada, de David Bowie en esa entrevista le hace creer al televidente que el tipo podía ver el futuro, 3 años más tarde dio más material para el que cree que el músico era, realmente, un adelantado a su tiempo.

En 2002, en una entrevista concedida al New York times, cuando sus Bowie Bonds ya transitaban la mitad de su vida hasta el vencimiento, es posible que haya revelado la estrategia económica detrás de su creación financiera.

“Ni siquiera sé por qué querría estar en un sello dentro de unos años, porque no creo que los sellos y los sistemas de distribución funcionen de la misma manera. La transformación absoluta de todo lo que alguna vez pensamos sobre la música se producirá dentro de 10 años y nada podrá detenerla. No veo ningún sentido en fingir que esto no va a suceder. Estoy plenamente seguro de que los derechos de autor, por ejemplo, ya no existirán dentro de 10 años, y que la autoría y la propiedad intelectual sufrirán semejante ataque. La música misma se convertirá en agua corriente o electricidad. Entonces es como: aprovechen estos últimos años, porque nada de esto volverá a suceder. Será mejor que estés preparado para hacer muchas giras, porque esa es realmente la única situación única que quedará. Es tremendamente emocionante, pero por otro lado, no importa si crees que es emocionante o no; es lo que va a pasar”, dijo.

Antes de la llegada del modelo de streaming, Plataformas P2P como Napster pusieron de rodillas a la industria musical a principios de este siglo
Antes de la llegada del modelo de streaming, Plataformas P2P como Napster pusieron de rodillas a la industria musical a principios de este siglo

La entrevista es más tardía, seguro. Se le atribuye también poder de anticipación, aunque hay que admitir que el proceso que ponía en jaque a la música -la digitalización, el pirateo, el mp3, Napster y etcéteras varios- ya estaba en marcha. Pero cabe hacerse la pregunta respecto a si esto era un pensamiento nuevo del músico, o si en 1997, cuando decidió emitir deuda y adelantar para su bolsillo USD 55 millones de ingresos futuros no estaba pensando precisamente en esto.

Tras el estallido de la burbuja punto com y el despegue de la economía online, la industria musical sufría su peor crisis. El mercado global que había creado para sus producciones había aprendido, y tenía a mano -y a un par de dólares de costo- tecnologías que les permitían copiar, compartir, subir a Internet, y reproducir al infinito las producciones que pocos años antes generaban millones. La industria estaba rota y no se recuperaría hasta que años más tarde llegó el modelo del streaming.

Ese derrumbe en los ingresos por regalías de derechos de autor golpeó, seriamente, la confiabilidad de los Bowie Bonds emitidos en 1997

Ese derrumbe en los ingresos por regalías de derechos de autor golpeó, seriamente, la confiabilidad de los Bowie Bonds emitidos en 1997. Mientras las dudas sobre la capacidad de la industria para generar ingresos se volvían casi apocalípticas, la calidad crediticia de los bonos de Bowie caía.

Moody’s que en 1997 le había concedido el codiciado estatus de investment grade a los Bowie Bonds, decidió un catastrófico recorte de nota para esos mismos papeles, hace ya 20 años, en marzo de 2004 (Reuters)
Moody’s que en 1997 le había concedido el codiciado estatus de investment grade a los Bowie Bonds, decidió un catastrófico recorte de nota para esos mismos papeles, hace ya 20 años, en marzo de 2004 (Reuters) (Andrew Kelly/)

Así, la misma calificadora de riesgo Moody’s que en 1997 le había concedido el codiciado estatus de investment grade a los Bowie Bonds, decidió un catastrófico recorte de nota para esos mismos papeles, hace ya 20 años, en marzo de 2004. El rating crediticio fue reducido a Baa3 -sólo un escalón por encima de los bonos basura- desde A3.

Bowie trabajando en una calificadora hubiera sido algo digno de verse

El riesgo financiero, siete años antes considerado casi nulo, ahora era inminente. No es posible si Bowie había visto lo que Moody’s no en 1997. Pero sí podemos estar seguros que dos años antes del recorte de nota lo tenía bien claro. Bowie trabajando en una calificadora hubiera sido algo digno de verse.

Con todo, la advertencia que lanzó Moody’s en 2004 no fue más que eso, una advertencia. El riesgo, aunque había crecido sin lugar a dudas, no evitó que el barco llegara a buen puerto. En 2007, los Bowie Bonds terminaron de ser pagados. No hubo default, no hubo demoras, no hubo reestructuración.

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