El Producto Bruto Interno por habitante de la Argentina retrocede desde hace doce años y se encuentra en un nivel similar al de hace quince años. Esta evolución no es, además, un fenómeno aislado en la historia económica ya que, en los últimos 60 años el crecimiento económico ha sido menor que el de otros países más dinámicos y la participación de la economía argentina en el total mundial muestra un retroceso.
La crudeza de estos números no se debe a los problemas de recursos naturales, humanos o intelectuales del país, sino a la sucesión de políticas que hicieron una mala administración. De hecho, las estadísticas comparativas internacionales de número de recesiones o crisis a lo largo de la historia -que no son el objeto de esta nota- muestran también que la Argentina no solo creció poco en promedio, sino que lo hizo en una serie de altos y bajos, acompañados por tasas de inflación también récord en las comparaciones internacionales.
El crecimiento bajo e inestable, sumado a la inflación, alta y variable, son poderosos factores de desaliento de la inversión que impactan en el ritmo de crecimiento y en la competitividad económica. El mal desempeño de la economía argentina está reflejado en los siguientes números del PBI argentino y de otros países.
El crecimiento bajo e inestable, sumado a la inflación, alta y variable, son poderosos factores de desaliento de la inversión
– El PBI por habitante o per cápita (medido en dólares constantes de 2015 y según los datos del Banco Mundial) tuvo un fuerte crecimiento entre 2003 y 2011, influenciado por el bajo punto de partida de la crisis de 2001 y por el elevado ingreso de divisas provocado por el aumento de los precios de la soja y de otros productos de exportación. Esto sucedió, vale la pena señalar, en años de inflación baja para los estándares argentinos.
– A partir de ese año comenzó a caer tendencialmente y, si en 2023 el PBI cae 1,5%, como esperan diversas estimaciones, el PBI por habitante sería menor al de 2007. Esto es, más de una “década perdida”.
– Las cifras de crecimiento del PBI nominal, sin calcularlo por habitante, muestran igual declinación. Según los datos del Indec (y considerando una caída del 1,5% del PBI en 2023) los incrementos por período presidencial desde 2003, muestran también una fuerte baja, con un saldo negativo en el cuatrienio del gobierno de Cambiemos.
– En resumen, en el período 2012-2023, el crecimiento promedio anual fue de tan solo 0,1 por ciento.
Retroceso en relación al mundo
En las últimas décadas la Argentina creció poco en promedio y lo hizo por debajo del crecimiento de otros países de ingresos medios más dinámicos, algunos de los cuales alcanzaron el estatus de ingresos altos. Esto sin incluir en la comparación a la economía China, cuyas tasas de crecimiento volaron muy por encima del resto del mundo.
Es así que el PBI por habitante en dólares constantes de 2015, en el período 2000-2021 creció 21%, mientras el de Irlanda lo hizo 134%, el de Chile 68%, el de Brasil 31% y el de América Latina, 30 por ciento.
En las últimas décadas la Argentina creció poco en promedio y lo hizo por debajo del crecimiento de otros países de ingresos medios más dinámicos
La comparación también es desfavorable considerando la evolución desde 1960: entonces era el doble del promedio mundial y más del doble del de América Latina. Ese año era, además, casi tres veces superior al de Brasil, Chile y Turquía y 7 veces mayor que el de Corea del Sur.
En la actualidad las diferencias se redujeron y en algunos casos, el PBI por habitante de la Argentina pasó a ser menor que el de otros países tomados en cuenta: es solo 20% mayor que el de Brasil, 10% menor que los de Chile y Turquía y 60% inferior al que registra Corea del Sur.
En 1979 (no hay cifras para 1960) el PBI por habitante de Irlanda era 31% superior al de Argentina. En 2022 fue 7,6 veces superior.
Como consecuencia de este desempeño, la producción argentina perdió participación en el mundo: en 1960 el PBI nominal en dólares constantes de 2015 (siempre según el Banco Mundial), era 1,4% del PBI mundial; en 2022 ese porcentaje se redujo a 0,7%. Por el contrario, en ese período la participación de Brasil aumentó del 1,7% al 2,2 por ciento.
El retroceso se verifica también en el PBI latinoamericano: en 1960, la participación del PBI argentino era del 21% y en 2022, cayó a 10%. Por el contrario, la de Brasil aumentó de 26% a 33 por ciento.
La debilidad de la economía argentina, y particularmente su pérdida relativa de competitividad en la economía mundial, se refleja en su caída en las exportaciones mundiales
La debilidad de la economía argentina, y particularmente su pérdida relativa de competitividad en la economía mundial, se refleja también en su caída en las exportaciones mundiales: en 1970 Argentina tenía 0,5% de las exportaciones mundiales de bienes y servicios (en dólares constantes de 2015, según el Banco Mundial); en 2022, ese porcentaje retrocedió a 0,3% y las exportaciones de 2022 (en dólares constantes) fueron similares a las de 2008. Por el contrario la participación de Brasil aumentó, en esos años, de 0,7% al 1% del total.
Los números muestran, en resumen, que los problemas económicos de la Argentina, si bien agravados por las malas administraciones de los últimos años, son de larga data y que se deben a los sucesivos déficit de políticas públicas que incluyen tanto desaprovechar las grandes oportunidades proporcionadas por el mercado mundial -como el auge de precios internacionales en la primera década del siglo-, y reiterar políticas contraproducentes de descontroles en materia de inflación, déficit públicos y endeudamiento externo.
Las crisis internacionales y los desastres naturales también cuentan, pero otros países sometidos a choques adversos a lo largo de su historia tuvieron un mejor (o mucho mejor) desempeño que la Argentina.
El autor es Economista, autor del libro “Choque de Gigantes. EE.UU. vs. China y la reglobalización”, Miembro del CARI
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