Las lluvias mejoraron la situación, pero aún hay vastas zonas que arrastran los efectos de la sequía
REUTERS/Agustin Marcarian
Las lluvias mejoraron la situación, pero aún hay vastas zonas que arrastran los efectos de la sequía
REUTERS/Agustin Marcarian (AGUSTIN MARCARIAN/)

Abrumado de un lado por una sequía que afectó sus esquemas productivos y que aún persiste en algunas regiones y del otro por cuestiones macroeconómicas que también inciden negativamente en sus cuentas y su operación comercial, el agro llega al balotaje “con el caballo cansado”.

Con sus particularidades ese cansancio es común a la agricultura extensiva de granos, la producción de carne vacuna, la lechería y varias actividades extra pampeanas, usualmente englobadas como “economías regionales”. Todo en el marco de una interna política de la dirigencia agrobioindustrial que, como mínimo, es poco clara.

Los distintos ámbitos de representación gremial empresaria, como las 4 entidades que integran la Mesa de Enlace y las 60 nucleadas en el Consejo Agroindustrial Argentino, tienen limitaciones para defender la actividad y la política sigue viendo al sector como una caja de la cual extraer recursos mediante regulaciones e impuestos varios.

Insumos, fertilizantes y suelos

¿Cómo llega la actividad agrícola al balotaje? “Si bien la zona sudeste de Buenos Aires está relativamente bien, en muchas otras regiones se siente todavía muy fuertemente el impacto de la sequía, dijo Santiago Guazzelli, vocal de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), “Aunque, en general, en el último mes ha llovido mejor y se han recuperado los perfiles, hay zonas donde todavía falta agua y los resultados de las cosechas de cebada y trigo no van a ser tan buenos como se preveía”, añadió el también productor agropecuario de la zona de Tandil, Buenos Aires, quien citó otras zonas más complicadas, como el oeste bonaerense y la provincia de Entre Ríos, donde la cosecha fina será pobre y –por falta de lluvias- aún no comenzó la siembra de los granos gruesos..

Amén del clima, preocupa la falta de insumos. “En algunos productos, como los fertilizantes, hay incertidumbre sobre la disponibilidad de urea y nutrientes fosfatados para fertilizar los cultivos de cosecha gruesa, y también falta de precios”, señaló Guazzelli. “Estos problemas se dieron antes de cada elección; en esta última semana, en varias zonas, las empresas cortaron la venta y entrega de fertilizantes”, subrayó.

Congreso Aapresid 2023
Imagen de una reunión de Aaparesid, uno de los núcleos de las entidades más dinámicas del campo argentina

En cuanto a lo que necesita la agricultura argentina del próximo Gobierno. Guazzelli recordó que Aapresid promueve sistemas productivos sustentables y que no hay sustentabilidad si las empresas sin buen resultado económico. “Estamos en desacuerdo con los derechos de exportación, la intervención de los mercados, la alta carga impositiva y expresamos la necesidad de achicar la brecha cambiaria, dijo Guazzelli.

Otros aspectos, enumeró, son el respeto a la propiedad intelectual, algo que emparentó con la necesidad de actualizar la ley de semillas y que en el Congreso avance un proyecto de ley uso de suelos (tiene estado parlamentario) impulsado por la red de Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA) y que se discutan temas como los seguros multi-riesgo para el agro.

En busca de la tranquilidad perdida

Respecto de la ganadería vacuna, Federico Santángelo, director de la consultora Agroideas, destacó que la actividad transitó un año muy complicado por la sequía, sobre todo en el primer semestre y coincidió con Guazzelli en que El Niño empezó a instalarse pero con lluvias muy dispares, Hay zonas ganaderas, como el Oeste bonaerense y el eje de la autovía 2 (Castelli, Dolores y Maipú), en la Cuenca del Salado, donde las lluvias siguen siendo insuficientes, con apenas 500 mm en lo que va del año, lo que impidió implantar las pasturas, dijo Santángelo.

“La sequía trajo múltiples problemas productivos: no hubo buenas preñeces y habrá menos terneros nacidos el año que viene. Se encarecieron mucho los costos de alimentación. Hubo muchos animales encerrados en los corrales (feedlots) lo que trajo tranquilidad de precios durante el primer semestre del año”, pero se corrigió luego, explicó Santangelo. Y recalcó: “tenemos exportaciones en buenos niveles en cuanto a volumen y clientes, pero en un contexto de precios bajos durante todo el año en el mercado internacional”.

Según Santángelo, “hay un tremendo atraso en la cotización del dólar y una enorme brecha cambiaria, restricciones a las exportaciones y la prohibición de exportación de 7 cortes, lo que trae menor demanda y menor ingreso del productor”.

mercado-cañuelas

Sobre las subas de precio en el Mercado Agroganadero de Cañuelas, que comenzaron en julio, Santángelo agregó que también fueron acompañadas de un fuerte aumento de costos de producción y una inflación que carcome la rentabilidad. “Hay muchos productores, especialmente los criadores que venden terneros en forma estacional, el 80 % de la producción en el primer semestre, que no vivieron esta suba de precios”, advirtió.

“En julio el (kilo vivo de) novillo valía $500 y actualmente 900/1000 pesos. El engorde tuvo una suba muy importante y es muy fluctuante. Actualmente se está comprando un ternero a $1.200 y se está vendiendo el novillo a $980/1.000, con un maíz que pasó de $50.000 a 100.000 la tonelada, con lo que el feedlotero tiene una rentabilidad negativa, sin contar tasas de interés y las subas de costos como gasoil, vacunas, personal, energía”, abundó Santángelo. La actividad, dijo, necesita reglas claras y que no la intervengan, porque de lo contrario no se pueden armar proyectos pecuarios.

“La ganadería es una actividad de ciclos largos, de muchos años, donde no puede pasar que, porque hay una suba del precio de la hacienda y de la carne vacuna, el Estado amenace con cerrar de exportaciones o como pasó el 23 de octubre, tras las elecciones generales, que (las autoridades) fueron a Cañuelas a presionar para que el novillo no se pagara más de 999 pesos”, explicó.

Según Santángelo, hay que dejar que el mercado trabaje tranquilo para que pueda aumentar la producción. “Es muy difícil con las inversiones importantes que se necesitan en el campo, hacerlas con estas tasas de interés, la incertidumbre reinante y las amenazas. Es un sector que está muy intervenido”, aseguró.

Precios que no cuidan la lechería

La lechería terminará 2023 con caída de la producción, consecuencia de la sequía. La alimentación de las vacas se sostuvo comprando alimento por parte de los productores, que no pudieron hacer reservas forrajeras de heno ni de silaje de maíz.

Así describió la situación Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA). “En septiembre la producción cayó 3,6% respecto de igual mes de 2022 y para octubre se estima una merma de 4 a 5%; así, septiembre-diciembre cerraría con un 2% anual de caída en 2023 respecto de 2022. Esto implica unos 400 millones de litros, cuatrimestre contra cuatrimestre, estimándose una producción de unos 11.000 millones de litros, en 2023, contra 11.557 millones de litros de 2022″, precisó.

Giraudo señaló que además de la sequía hubo otras razones de la caída de producción, como los cuatro dólares soja y el dólar maíz. “Hicieron que los 2 principales alimentos para el rodeo lechero -el grano de maíz y el expeller de soja- subieran significativamente y se pierdan las relaciones de precio; normalmente, con un litro de leche el tambero compra entre 2 y 2,2 kilos de maíz y eso cayó a alrededor de 1,5 kilo de maíz”, explicó.

También durante 2023, bajaron un 20% las exportaciones por la caída de entre 30 y 40% del precio internacional de las commodities lácteas, a raíz de las menores importaciones de China, “que no nos afecta porque exportamos poco a ese país, pero sí provocó que Nueva Zelanda, su proveedor habitual, salga a otros mercados con precios muy bajos, desplazando a la Argentina de Argelia, un habitual destino de las exportaciones locales, e hizo que se concentre la exportación hacia Brasil, porque existe la ventaja del arancel externo común del Mercosur del 28%”.

Vacas lecheras.
Vacas lecheras.

Giraudo señaló también al permanente tipo de cambio retrasado y a las retenciones a las exportaciones como otros motivos que provocaron la caída de la producción. Si bien reconoció que el ministro de Economía, Sergio Massa, las suspendió temporariamente hasta fin de año, medida que hace atractiva las ventas externas al actual dólar de exportación de unos $510, consideró que esa medida llegó tarde. “Vamos a cerrar el año recuperando algo caída de las exportaciones, que igualmente, al cabo de 2023 serán 10 a 15 por ciento menores a lo exportado en 2022″, precisó.

Pero “el gran problema que afecta al sector son los precios cuidados. Los controles se ejercen sobre las listas de precios de las principales industrias. El índice de precios al consumidor (IPC) del Indec da un alza interanual de 140% y el índice mayorista da 120%. Esto quiere decir que cuando la industria ajustó 120% en el año, en salida de fábrica, el comercio ajustó 140%”, explicó Giraudo.

En este sentido, explicó que los controles solo se dan sobre el 50% de la industria láctea y que en los últimos 3 años se incrementó el marcaje comercial. La industria controlada vende a precios cuidados, en unos pocos supermercados controlados en el AMBA, y la no controlada vende con un marcaje de 35% en los negocios de cercanía (almacenes), normalmente evadiendo impuestos. “El productor cobra poco, el consumidor paga caro y la diferencia se la quedó el comercio. Hay un diferencial del 35% que tira para abajo los precios al productor”, precisó.

Sobre las necesidades que la lechería argentina tiene para salir de su recurrente crisis, Giraudo destacó que “la cadena en su conjunto, primario e industrial, han incorporado tecnología de insumos y procesos, y desearía que el ingreso que generan lo puedan percibir, sin intervención en el mercado, con un tipo de cambio único, y sin el 40% de impuestos que tienen los productos lácteos”.

En este sentido, recordó que actualmente el litro de leche al productor se pagó, en promedio, unos $131, en octubre, y que para cubrir costos y obtener una renta mínima debería abonársele unos $160/170. “Para que esa brecha se acorte hacen falta quitar los derechos de exportación, tener un tipo de cambio competitivo y liberar el mercado interno sin controles de precio, de manera que no se obligue a cobrar la leche subsidiada a quien puede pagar lo que vale. Hay que subsidiar la demanda que necesita ser subsidiada pero no la oferta, porque (el programa) Precios Justos permite aumentos del 5% con una inflación del 12%”, precisó.

Finalmente, señaló que “en los próximos tiempos la lechería argentina seguirá con un crecimiento muy tenue, del 1 al 2% anual, por las debilidades que tiene la cadena, por los problemas climáticos y los vaivenes del mercado internacional. A la Argentina le sobran las ventajas comparativas: clima, suelo, lluvia, agua en calidad y cantidad, productores que conocen el negocio, excelentes profesionales. Pero está condenada por condiciones competitivas desfavorables: inflación, inseguridad jurídica, falta de créditos e infraestructura básica, y de clima de negocios” puntualizó.

Semáforo rojo para las economías regionales

En tanto las economías también llegan complicadas a las elecciones de hoy, no solo por el clima, sino por cuestiones de mercado, rentabilidad y costos de producción. Según un informe de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), de 19 actividades relevadas en octubre, 14 están en crisis o con signos críticos, mientras 4 denotan problemas y solo 1 está en pleno crecimiento.

Tal panorama se refleja en el Semáforo de las Economías Regionales que publica mensualmente por la entidad, cuyo último relevamiento concluye en que “no cambia la tendencia de este año”, ya que octubre “es uno de los meses con mayores rojos en la serie”.

Junto a la lechería, la miel, el sector vitivinícola es una de las economías regionales más complicadas
Junto a la lechería, la miel, el sector vitivinícola es una de las economías regionales más complicadas (COOPERATIVAS AGRO-ALIMENTARIAS/)

El informe señala que “los volúmenes de producción y la superficie o stock estimado es menor que la campaña anterior en 16 actividades por efecto del clima. Las subas de precios al productor por encima de la inflación que se observaron en septiembre, al igual que en los meses anteriores, siguen respondiendo a faltantes temporales, más que a causas de paridad internacional. Un caso de esto es la papa o los cítricos dulces”, precisó.

En tanto, el reporte explicó que “las exportaciones, se recuperan en mercados puntuales, y son menores, en valor, en 14 de las actividades, respecto de estos 12 meses de la campaña anterior, pese a la devaluación de fines de agosto y al cambio en los derechos de exportación en algunas economías regionales”.

Entre las producciones más complicadas aparece la lechería, en primer lugar, seguida por la miel, y el vino y el mosto, a las cuales le siguen la producción de granos y el algodón.

En la actividad vitivinícola el mayor inconveniente radica en “la baja del consumo (interno) y la menor producción que sigue afectando al mercado”, mientras que para la miel los problemas radican en “precios muy bajos (pagados al productor), escasas flores y sus costos de mantención”. Para los granos y el algodón, los bajos stocks por la sequía, los recortes en trigo y la falta de lluvias en algunas zonas que continúan complicando la siembra, son los principales ítems que explican su actual situación. No obstante, las últimas lluvias aliviaron parcialmente la situación sectorial.

Signos de crisis presentan el arroz, que recién comienza a recuperar los niveles de agua necesario para su producción; la avicultura, con sus costos productivos afectados por “la disponibilidad actual de alimentos”; la ganadería, con precios de la hacienda que continúan “por debajo de la inflación”; los cítricos dulces, con estimaciones de producción a la baja por el clima; y la forestal, que todavía se encuentra en pleno proceso de recuperación de mercados internacionales perdidos por la pandemia y la sequía.

Igualmente está la producción de mandioca, que apun se está recuperando de la sequía; el sector ovino, con oferta reducida en el sur del país; la papa, con problemas productivos; y el tabaco, aun en plena cosecha, pero afectado por la falta de combustible.

Finalmente, 4 actividades tienen el signo de “advertencia” por cuestiones de precios, costos y de mercados internacionales: son las hortalizas, el maní, las peras y manzanas y los porcinos. En tanto, solo la yerba mate da signos de “crecimiento” según el informe de Coninagro.

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