El Gobierno hizo gala ayer de un nivel de disociación tan llamativo que no es posible descartar que la movida haya sido premeditada. Treinta minutos antes de que el INDEC informara con puntualidad suiza, a las cuatro de la tarde como es habitual, el resultado de la balanza comercial del mes pasado, el Banco Central emitió un comunicado anticipando un abultadísimo resultado positivo…en 2030. Según proyecciones propias, la entidad anunció que desde el próximo año y hasta esa fecha, el superávit comercial se duplicará hasta alcanzar los USD 41.800 millones.
Media hora más tarde, el INDEC ensombrecía con datos más recientes el luminoso panorama que describió el BCRA. De acuerdo a la información del ente estadístico, el desequilibrio comercial alcanzó un récord superior a los USD 1.700 millones, lo que llevó a cerrar el primer semestre con un rojo de USD 4.387 millones, cifra que representa el segundo peor desde 2001 -el anterior fue en 2018, también en el marco de una sequía que marcó la primera corrida cambiaria del gobierno anterior-, y también al quiebre de una tendencia hasta ahora ininterrumpida en toda la gestión económica del gobierno de Alberto Fernández: el acumulado de los últimos 12 meses arrojó, por primera vez desde febrero de 2019, un resultado negativo. Ese número en rojo, según el cómputo de Aurum Valores en base a los datos oficiales, alcanzó un total USD 442 millones.
Esto ocurre en el marco de fuertes restricciones a las importaciones, impuestas precisamente desde hace un año, en virtud de la escasez cada vez más pronunciada de dólares. Desde entonces, las importaciones cayeron 8,5% en términos interanuales. Sin embargo, el derrumbe de las exportaciones fue mucho peor y llegó a 24,5 por ciento. Es decir, el país exportó en los últimos seis meses una cuarta parte menos de lo que vendió en el mismo período el año pasado, esto principalmente debido a la sequía pero también a ciertas dificultades que los exportadores indican a la hora de importar insumos y, en los últimos meses, de pagar fletes.
Por agobiante que pueda resultar la realidad de los números actuales para la actividad económica y las reservas del Banco Central, la autoridad monetaria se ocupó ayer de encender ayer una luz de esperanza al final del túnel, en 7 años y medio. “El superávit de la balanza comercial de bienes se duplicará desde 2024 hasta 2030, alcanzando un excedente cercano a los USD 41.800 millones, según un conjunto de proyecciones en base a informes sectoriales realizadas por el Banco Central de la República Argentina sobre la dinámica del comercio exterior de los próximos años. Esta proyección indica que el saldo comercial superavitario de bienes pasará de representar 3,9% del PIB en 2024 a alcanzar un nivel de 5,2% en 2030″, sostuvo oportunamente la entidad.
El timing de la difusión del pronóstico llamó la atención también porque coincidió con una dura jornada en el mercado cambiario para el BCRA: tuvo que vender otros USD 170 millones entre dólares y yuanes y en menos de 15 ruedas perdió USD 1.100 millones. Sin embargo, el Central buscó compensar las malas del día con noticias positivas.
“Las exportaciones totales de la Argentina llegarán a casi USD 144.000 millones en 2030, con crecimiento destacado de los combustibles, donde el petróleo crudo de origen no convencional tendrá un gran desempeño en los próximos años” vaticinó la entidad y agregó que “la nueva infraestructura de transporte contribuirá a sustituir importaciones y a desplegar el potencial exportador. De este modo, las exportaciones totales de combustibles pasarán de USD 10.400 millones en 2024 a USD 36.700 millones en 2030″.
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