Foto de archivo: un hombre camina frente a la fachada del edificio del Banco Central de la República Argentina. REUTERS/Agustin Marcarian
Foto de archivo: un hombre camina frente a la fachada del edificio del Banco Central de la República Argentina. REUTERS/Agustin Marcarian (AGUSTIN MARCARIAN/)

El Gobierno tenía un objetivo central: bajar el dólar libre que, si bien no es un mercado importante en cuanto a negocios, es un testigo de cargo de la política económica porque tiene gran impacto psicológico. Por eso las “manos amigas”, como llaman a algunas agencias de cambio importantes que tienen buenas relaciones con el Gobierno, aparecieron temprano a vender dólares por debajo del cierre del lunes.

El movimiento no sorprendió. Este sistema fue habitual en la época de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio. El hombre levantaba el teléfono y sabía que los que debían favores iban a responder.

De esta manera, el “blue” emprendió el camino de la baja y al final de la rueda perdió $16 (-2,9%) y cerró a $536, pero en el post cierre, quedó comprador en $540 para hoy.

De los dólares financieros se encargó el Gobierno. El dólar MEP quedó neutro en $495,67, pero el contado con liquidación (CCL) se disparó $5,18 (+1%) a $540,84 y superó al “blue”. En el Senebi, donde los negocios son bilaterales, el MEP subió $3 a $507 y el CCL $3 a $535.

La brecha entre los dos dólares superó 9% que es el costo de enviar dólares al exterior. Cuando la brecha está tan alta -la normal es por debajo de 4%- indica que hay salida de divisas. Al CCL, que es el dólar cable, en la jerga se lo llama “dólar fuga”.

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El Banco Central no tiene suficiente agua para apagar dos incendios, por eso tuvo que dejar correr al contado con liquidación. Según el trader Esteban Monte “la situación es delicada. En el inicio de la rueda el MEP tocó $507 y el BCRA se vio obligado a intervenir y lo fue bajando en cámara lenta para luego, en el cierre, asestarle el golpe de gracia colocando una orden de venta de UDS 65,3 millones en bonos a pagar en pesos por el equivalente a $9.843 millones y una orden de compra de bonos de USD 45,1 millones en bonos equivalente que le costaron USD 13,6 millones. El mercado ya les tomó la mano a estas intervenciones y lo espera sobre el cierre para obtener el mejor valor del MEP. El fuerte volumen operado en el bono AL30D -agregó- indica con claridad que la dolarización de carteras va en aumento”.

En otras palabras, por un lado, vendió bonos en dólares que cobró en pesos y, por el otro, compró bonos en dólares que los pagó en dólares a un precio más bajo que el que regía en el mercado para abaratarlos. Bajar al MEP le costó al Banco Central USD 45 millones de sus reservas, una intervención elevada en cualquier situación.

“Los bonos de la deuda -agregó Monte- tuvieron una buena rueda con subas del 1% al 2% en el caso de los globales de y de 0,16% a 0,9% en los Bonar, en medio de la incertidumbre con el FMI y el trade electoral que invita a los inversores a asumir riesgos”.

En estas circunstancias, el riesgo país bajó 9 unidades (-0,5%) a 1.951 puntos básicos.

En el mercado de futuros, el humor cambió y los plazos afectados fueron los más cortos y es toda una definición: es el tiempo que los inversores le dan de resistencia al nuevo esquema cambiario. El riesgo de devaluación no desapareció, solo se corrió dos meses hacia adelante.

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Según el informe diario de la consultora F2 de Andrés Reschini “el tipo de cambio siguió su camino ascendente a un ritmo de 5,39% mensual, comparado con la rueda anterior. El ritmo promedio de julio cayó a 7,2% y se corresponde con un cierre a fin de mes de $275,4, que equivaldría a una devaluación de 7,3% en el mes. Esta baja del ritmo devaluatorio diario por debajo de 7%, es toda una señal”.

“En el mercado de futuros -agregó- se operaron 1.093.542 contratos. Hubo rebotes de consideración y la volatilidad se hizo presente con subas de hasta 48 puntos de tasa efectiva anual en la parte más corta de la curva. El interés abierto (contratos sin cerrar) con 35 millones de caída en julio y suma de 45 millones en agosto, evidencia un rollover (renovación) de cara a las últimas 4 ruedas del mes, ayudado por la contundente señal de desaceleración de la devaluación en las últimas dos ruedas”.

De fin de agosto en adelante, las subas de los fines de mes superaron 2% en algunas posiciones y están cerca de los precios previos a la reforma cambiaria. Fin de diciembre cerró a $507 y antes de la suba del dólar para importadores, estaba en $514. En otras palabras, al cierre de ayer el mercado estima que la devaluación para todo 2023 será de 190%.

La Bolsa tuvo una rueda irregular de alzas y bajas. Pero con negocios por $6.325 millones se recompuso sobre el final y el S&P Merval el índice de las líderes cerró con un aumento de 1,02% en pesos y de 0,1% en dólares.

Los ADRs -certificados de tenencias de acciones que cotizan en las Bolsas de Estados Unidos- operaron $10.479 millones y tuvieron un cierre con predominio de bajas, pero sin subas ni alzas notables.

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En la plaza mayorista, el maíz saltó al ruedo y cambió la ecuación pesimista. El Banco Central compró USD 85 millones y vendió 176 millones de yuanes. La escasa venta de moneda china muestra el agotamiento del swap de libre disponibilidad por eso los venden en cuentagotas. De todas maneras, le quedó un saldo a favor de USD 61 millones, a pesar de que tuvo que entregarles a los bancos USD 44,8 millones para atender las necesidades de los clientes.

Las reservas subieron USD 70 millones a 25.346 millones. En dos días las reservas recuperaron USD 91 millones, pero quedaron lejos de la pérdida del viernes de USD 234 millones.

Según el analista financiero y experto en agronegocios, Salvador Vitelli, “arrancó el dólar maíz e incluyeron cebada cervecera, por lo que quizás veamos un aumento en los precios de la cerveza. En la rueda de maíz hubo mucho dinamismo, algo que no notaba desde el primer dólar soja allá por septiembre del año pasado. Se negociaron alrededor de 550 mil toneladas, el volumen más alto en un año para el maíz. La exportación abrió con una precio de $60 mil por tonelada, pero había mucha oferta de los productores parada en $63 mil. Cuando llegaron ambas partes a $62 mil comenzó a negociarse y se llegaron a hacer operaciones a $63 mil. Lo negociado no necesariamente coincide con lo que se liquida en el CAM 9 (la posición para el dólar agro), así que no debe sorprender que lo negociado sea más grande que lo que se liquidó”.

“Hay que prestarle atención al tema precios. Ya se están viendo aumentos en el novillo y hablando con productores ganadores me adelantaron que va a haber presión de pecios sobre la carne de aquí a los próximos meses, que venía dormida y rezagada frente a la inflación”, agregó Vitelli.

Para hoy la expectativa de los inversores seguirá concentrada en el dólar en todas sus formas.

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