Se escucha a economistas, periodistas y políticos sostener que una dolarización empobrecería a los argentinos, pero esta afirmación es absurda y es fácil refutarla. Basta ver que es lo que ocurrió en Ecuador en los últimos veinte años e inmediatamente después de la dolarización.
En el gráfico elaborado con datos de la Cepal permite observar la caída sostenida de los índices de pobreza y pobreza extrema desde 2001, esto es después del cambio del régimen monetario en Ecuador.
Obviamente, no se puede concluir a partir de este gráfico que la única causa de esta caída en los índices fue la dolarización.
Sin embargo, la conclusión de un detallado estudio de Ricardo Bebzcuk publicado en 2008 es contundente: “la interpretación general es que la dolarización habría tenido un significativo efecto reductor de la pobreza, explicando (en promedio para ambos tipos de líneas) entre el 22% (pobreza moderada) y el 31% (pobreza extrema) de la caída total observada en el headcount. Para el caso de la brecha, estos valores ascienden a 27% y 40%. La mayor incidencia la ha tenido el abaratamiento de los bienes transables en la canasta de consumo (responsable del 64% del efecto total) y la reasignación laboral hacia el sector no transable (32% del efecto total). Tanto el efecto positivo del crédito como el negativo de las remesas resultaron relativamente bajos”.
La comparación con la Argentina en estos últimos 20 años no es fácil. Para empezar, la calidad y homogeneidad de los datos para nuestro país deja mucho que desear. De cualquier manera, una simple comparación sugiere que el argumento de “dolarización igual pobreza” no tiene sentido.
Una simple comparación con Ecuador sugiere que el argumento de “dolarización igual pobreza” no tiene sentido
Según el INEC, a diciembre de 2022 la tasa de pobreza a nivel nacional en Ecuador fue 25,2% (individuos), mientras que, según el Indec, la tasa de pobreza en Argentina en el segundo semestre fue 39,2% (individuos). Sin embargo, estas cifras no son estrictamente comparables, ya que las líneas de pobreza son relativas al ingreso de cada país.
La Cepal desarrolló una metodología que permite hacer comparaciones de índices de pobreza entre países, y en su último informe con datos para 2014 y 2021 muestra que la tasa de pobreza de la Argentina y Ecuador es prácticamente la misma, lo cual es notable habiendo sido el primero históricamente un país mucho más rico que el segundo.
De cualquier manera, la comparación se hace en base a líneas de pobreza en dólares, estimadas al tipo de cambio oficial, lo cual en el caso de la Argentina la subestima. Cuando la brecha con el tipo de cambio en el mercado libre supera 100% las cifras dejan de ser estrictamente comparables sin un ajuste.
Aun así, un informe previo de la Cepal reveló que las tasas de pobreza de los dos países también fueron similares desde comienzos de siglo.
Usando la misma metodología, el primero de los informes citados muestra que en 2021 la tasa de pobreza de las mujeres fue más alta en la Argentina que en Ecuador.
El informe también revela que en 2021 la tasa de pobreza de niños hasta 17 años de edad en la Argentina fue superior a la de Ecuador.
Que la Argentina tenga tasas de pobreza similares a las de Ecuador no tiene ningún sentido, debería ser mucho más baja. El hecho de que sean similares indica las pésimas políticas económica que se han aplicado en los últimos veinte años.
Lo que si queda claro de todos estos datos es que la dolarización no aumenta la pobreza.
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