Con un resultado mucho más incierto que en las ediciones anteriores, el Gobierno puso en marcha una nueva edición del dólar soja, con una variante clave en la implementación que fue bien recibida por el sector agropecuario. Sin embargo, el contexto de alta incertidumbre financiera, las expectativas de devaluación y las posibles medidas del próximo gobierno en materia de retenciones hacen que el consenso de analistas abrigue pocas esperanzas respecto de un fuerte ingreso de divisas. Esto a pesar de que el tipo de cambio resultante se ubica en torno a los $455, es decir, 30% por encima del tipo de cambio oficial.
Se estima que quedaron sin vender entre 9 y 10 millones de toneladas de la magra cosecha. Y las proyecciones indican que se podría llegar a vender una cifra en torno a apenas 30% -40% máximo- equivalentes de USD 1.500 a USD 2.000 millones. Tal como establece la flamante versión del Programa de Incentivo Exportador (PIE), una cuarta parte de ese monto no ingresará al mercado oficial de cambios sino que podría ingresarse por vía del dólar financiero, con lo cual el BCRA compraría sólo entre USD 1.125 y USD 1.500 millones del total liquidado en el MULC, una cifra relativamente menor respecto de las ediciones anteriores. Qué monto podrá retener el BCRA de ese total en las reservas dependerá, en definitiva, de qué tan agresivas sean las restricciones para el pago de importaciones, que empiezan a afectar notoriamente el nivel de actividad económica.
Desde la cámara que agrupa a los exportadores de granos, CIARA-CEC, anticiparon que resulta imposible pronosticar en esta ocasión el eventual resultado del programa e insistieron con la necesidad de unificar el tipo de cambio.
“Ante la publicación del Decreto 443/23 del Poder Ejecutivo, CIARA CEC desea informar que las disposiciones que contiene indican que no estamos frente a un típico programa exportador como las versiones anteriores, es por ello que queremos resaltar que cada empresa decidirá individualmente si ingresa al esquema y de qué manera operará” afirmó la entidad.
En CIARA CEC aclararon que cada exportador tomará una decisión sobre la base de sus necesidades de molienda y/o del programa de exportación de soja y subproductos de la soja de origen argentino. “Aprovechamos para reiterar que como industria creemos que la mejor política es la unificación cambiaria y la eliminación de todo tipo de restricciones para que podamos ser realmente un país agroexportador que piensa en el beneficio integral y de cada uno de los sectores que conforman una gran cadena”, agregó el texto de la cámara.
Sin arriesgar un resultado concreto, fuentes del sector destacaron la necesidad de las grandes cerealeras de comprar soja para la molienda, ya que las fábricas tienen alta capacidad ociosa actualmente y los puertos también están vacíos. “Hay que buscar la manera de que funcione”, aseguraron.
En cualquier caso, los pronósticos son bien conservadores. “Quedan por vender unas 10 millones de toneladas, equivalentes a USD 5.300 millones. Si se vende un 30% de eso, es igual a USD 1.500 millones. De eso un 25% ingresaría por el contado con liqui”, apuntó el economista jefe de la Fundación FADA, David Miazzo, resaltando el bajo volumen de la nueva oferta. Por su parte, el trader de granos, Salvador Vitelli, coincidió en trazar estimaciones modestas respecto del posible ingreso de divisas.
“Por dólar soja 4, estimo que se liquidarán unos USD 1.500 a USD 2.000 millones, no mucho más que eso. Ahí hay un 25% que no lo va a ver el Banco Central y el resto dependerá de qué tanto se apriete el cepo importador”, dijo el analista, quien sostuvo sin embargo que en los últimos días, el BCRA “viene liberando algunos dólares”. Eso podría volver a cambiar si es que no logra aumentar el ritmo de compras netas.
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