El “dólar agro” llegó a su fin para el complejo sojero, por lo menos en lo que respecta a la comercialización de soja bajo el esquema cambiario especial de $300 por dólar, ya que las empresas agroexportadoras tendrán tiempo hasta el viernes para liquidar divisas. Así, las ventas de los productores superaron las 8,2 millones de toneladas de soja durante la tercera edición del Programa de Incremento Exportador (PIE III).
De esta manera, el volumen preliminar desde el 12 de abril hasta la fecha fue de 8.201.813 toneladas, teniendo en cuenta que hasta ayer se comercializaron 8.173.860 toneladas y que según la plataforma oficial SIO Granos, donde se registran los negocios del sector, marcaba 27.953 toneladas durante esta jornada hasta las 18 horas. Esta cifra se ubicó 1,8 millones de toneladas por debajo de las 10 millones que se preveían al comienzo del plan, aunque superó en un 40% a la edición anterior del PIE, cuando vendieron un total de 5,8 millones de toneladas.
En las primeras semanas de la medida el volumen comercializado se ubicó muy por debajo de las expectativas, con un promedio inferior a las 100.000 toneladas diarias, ya que el precio ofrecido por la industria para la compra de mercadería no satisfacía las previsiones de los productores. Mientras que los primeros ofrecían $95.000 la tonelada, los agricultores entendían que el precio debía ubicarse en torno a los $105.000 la tonelada, coincidieron los analistas consultados por Infobae.
Esta situación, sumada a los sucesivos recortes en la estimación de producción del cultivo, que pasó de 22,5 millones de toneladas al momento de ponerse en marcha, a las 21 millones de toneladas en la actuales, llevó a que la expectativa inicial sobre el volumen a comercializar quede trunca. No obstante, la mejora en el precio que se ofreció después de la cuarta semana de vigencia del PIE, impulsaron las ventas y el volumen promedio diario pasó a ubicarse entre las 250.000 y 300.000 toneladas, con picos que superaron las 500.000 toneladas.
En cuanto a la liquidación de divisas por parte del sector agroexportador, en lo que va de la medida se ingresaron al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) los USD 5.080 millones, gracias a la liquidación récord de la jornada de USD 1.052 millones. Todavía con dos jornadas por delante para continuar con el ingreso de dólares, ya se superaron los USD 5.000 millones que se preveían al principio.
También finalizó la comercialización de girasol, cebada forrajera y sorgo bajo este esquema. Así, el primero sumó 1,15 millones de toneladas vendidas, mientras que el segundo cerró en 645.000 toneladas y el último de estos en poco más de 105.000 toneladas. A diferencia de la soja, la liquidación de divisas para estos productos se extenderá hasta el 31 de agosto, como sucede también con las economías regionales.
Inflación y sequía
Si bien en materia de ingreso de dólares la medida alcanzó su meta original, en volumen no se logró que se comercialicen. Para el director de la consultora AZ Group, Sebastián Salvaro, hubo una combinación de factores que no lo permitieron. A una muy magra cosecha por la sequía, que estima en 20 millones de toneladas, se sumó que no hay gran necesidad de compra de insumos para la campaña de trigo como consecuencia de la sequía, lo que no motivó “ventas importantes” por parte de los agricultores. Así, “se postergaron las compras de semillas y fertilizantes esperando las lluvias, que recién llegaron a fines de mayo, en coincidencia con el vencimiento del dólar soja 3″.
Además, “el contexto inflacionario tampoco impulsó las ventas”, dijo Salvaro y subrayó que “hay que tener en cuenta que, a medida que transcurría mayo, la inflación subía y erosionaba cerca de un 8% por mes los $ 300 por dólar que propuso el programa inicialmente, mientras que los dólares financieros subieron significativamente en el mismo período”.
Si bien hubo una buena participación de los productores en la medida dado el volumen comercializado, más allá de que no haya llegado a las 10 millones de toneladas estimadas en un principio, las entidades agropecuarias y otras instituciones ligadas al agro fueron críticas del plan oficial.
“El dólar soja fue un instrumento que utilizó el gobierno para cubrir una necesidad recaudatoria, no para beneficiar al productor. Desde nuestra entidad habíamos advertido que la medida no iba a funcionar por ser circunstancial y traer problemas intracadena como alzas de costos a otros subsectores que utilizan esta oleaginosa como alimentación de animales”, dijo a Infobae el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino.
En este sentido, el dirigente agropecuario manifestó que “los diferentes tipos de cambio hacen perder competitividad a la cadena agroindustrial y por eso esperamos que el nuevo gobierno unifique el dólar que necesitamos todos los argentinos para poder desarrollar nuestra economía. Mientras tanto, dentro de los desequilibrios macroeconómicos, el Banco Central sigue sin derogar la resolución que encarece los créditos al sector”.
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