Tras el elevado dato de inflación de agosto, derivado de la devaluación pos PASO -escaló al 12,4%-, se prevé que el IPC del Indec de septiembre volverá a mostrar una cifra de dos dígitos similar. No sólo se trata de un mes estacionalmente alto por algunos rubros, como por ejemplo la indumentaria, sino que también se produjo un efecto arrastre, de precios que terminaron de trasladar este mes el impacto de la suba del dólar oficial.
Para octubre, se espera algo menos de inflación, pero apenas por debajo de los 10 puntos porcentuales. Si bien muchos incrementos de precios fueron congelados por el Gobierno hasta el 31 y el dólar oficial se mantiene quieto en $350, la inercia continúa, la brecha cambiaria sigue en alza -el dólar blue cerró este viernes en $800 y el CCL, cerca de $830- y la expectativa de fuerte devaluación a fin de año, con un cambio de gobierno, se considera un hecho por parte de los analistas del mercado.
Las consultoras económicas consideran que para los últimos dos meses del año las expectativas de variación de los precios dependerán del resultado electoral y de que el candidato oficialista, Sergio Massa, llegue o no al balotaje. Si siguiera en carrera -y algunos creen que sino, también-, haría lo imposible por sostener el tipo de cambio sin grandes saltos; a lo sumo, volvería con un ritmo de devaluación del 5% a 6% mensual, plantearon varios economistas en diálogo con Infobae.
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“Para septiembre tenemos 11,7% y para octubre y noviembre, un promedio cercano al 10%, y acelerando en diciembre. Pero este escenario no considera lo que pasó el viernes con los dólares paralelos. Si esta aceleración se sostiene, hay que ver cuál es la reacción del Gobierno. Por lo pronto, Massa tiene muy pocos incentivos a no hacer todo lo que tenga que hacer para evitar acelerar las distintas cotizaciones”, enfatizó el economista de Analytica, Claudio Caprarulo.
A su vez, el economista Rodrigo Álvarez dijo, en coincidencia con la información expuesta por el Gobierno, que “se percibe una desaceleración de los precios luego del fuerte impulso pos devaluación y, si bien ello deja un arrastre menor para octubre, la inflación de la última semana equivale a un 7% mensual”.
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“Así las cosas, ya perdimos prácticamente la totalidad de la competitividad cambiaria de la devaluación post PASO, que era el lado bueno del salto cambiario, con la diferencia de que ahora tenemos un nivel de inflación que es el doble del que teníamos en julio”, cuestionó el analista, quien agregó: que mirando hacia adelante, habrá dos problemas: el de la inflación contenida por las tarifas pisadas y la apreciación cambiaria, y el que comenzará a verse cuando comience a hacer efecto la expansión fiscal fuerte en medio de las elecciones.
“Eso significa que habrá un 2024 con más tipo de cambio y más inflación, independientemente del resultado electoral”, anticipó Álvarez.
“Es de tal mangnitud la incertidumbre económica y política que no se puede ver un metro hacia adelante. Por lo tanto, eso se paga con un dólar blue volando”, destacó Ramiro Castiñeira, de Econométrica.
Se percibe una desaceleración de los precios luego del fuerte impulso pos devaluación y, si bien ello deja un arrastre menor para octubre, la inflación de la última semana equivale a un 7% mensual (Álvarez)
Su lectura es que, si bien el Gobierno devaluó a mediados de agosto, luego planchó el tipo de cambio en $350 hasta las elecciones, el nivel de emisión monetaria es tan grande que hace que la inflación se dispare igual.
“Con el plan platita tiraron muchos pesos al mercado y finalmente el último de la cadena compra dólares y la brecha crece. Con suerte, en octubre la inflación será de 9% y no veo una fuerte devaluación este año, pero en algún momento del año que viene el oficial va a volar”, consignó Castiñeira.
En Ego Go estimaron una inflación para septiembre en la zona del 11%, lo que podría llevar a la tasa acumulada en nueve meses a 100%. Pero para octubre también anticipan un mes más tranquilo, básicamente por un menor arrastre de alimentos y subas de menor calibre en bienes durables y de electrónica, aunque aun así se encontraría en la zona del doble dígito.
“Con los controles de precios, el límite a la baja está puesto por la búsqueda de cobertura, y eso es presión sobre los precios y sobre el dólar paralelo. La incertidumbre macroeconómica y por sobre todo política van a continuar pesando sobre las expectativas y sobre la toma de decisiones”, dijo a este medio la economista Milagros Suardi.
En cuanto a qué ocurrirá con el tipo de cambio oficial luego del 22 de octubre, Suardi coincidió con que dependerá de cómo le vaya a Sergio Massa en la elección. Si resulta competitivo y entra a una segunda vuelta, es probable que intente mantener el tipo de cambio lo más quieto posible; de lo contrario, el tipo de cambio podría moverse un poco más, dándole un impulso adicional a la inflación de octubre, pero sobre todo de noviembre, agregó.
Lo mismo consideró Lorenzo Sigaut Gravina, de Equilibra, cuyas estimaciones de inflación para septiembre indican un alza de 11,5% y para octubre bajaría en torno a 9%, en coincidencia con el resto de sus colegas. Para los meses que siguen, también sostuvo que “en la medida en que Massa vaya al balotaje, es probable que todo siga bastante congelado”.
Sobre las subas de los dólares paralelos, un informe de Equilibra enviado este viernes a última hora precisa que el tipo de cambio oficial se mantiene fijo en $350 por dólar y que la inflación ya erosionó toda la ganancia de competitividad post-devaluación.
El combo de política fiscal expansiva para incentivar la demanda junto con limitaciones de oferta -por las restricciones a las importaciones- seguiría recalentando la inflación (Equilibra)
“Creemos que las chances de que el tipo de cambio se siga apreciando en términos reales dependerán de la performance electoral del oficialismo. Pero incluso en un escenario en que no llegue al balotaje, esperamos que el Gobierno trate de evitar un nuevo salto cambiario”, dice el informe. Por ende, el escenario más probable es que la brecha siga ensanchándose.
“El combo de política fiscal expansiva para incentivar la demanda junto con limitaciones de oferta -por las restricciones a las importaciones- seguiría recalentando una inflación que ya llegó a los dos dígitos y es cada vez menos probable que los abandone en lo que resta de 2023″, remarcó Equilibra.
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