En México es difícil conocer la situación educativa de las personas con síndrome de Down porque ni siquiera existen cifras oficiales.
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2014 indican que 7.1 millones de habitantes en México tienen alguna discapacidad, pero no especifica de qué tipo. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), citada en un diagnóstico hecho por la Secretaría de Educación Pública (SEP), los alumnos mexicanos con discapacidad tienen menos posibilidades de ir a la escuela. Cerca del 47% de esos niños no va a preescolar, el 17% no asiste a la primaria y el 27% nunca llega a estudiar la secundaria.
Los niños con síndrome de Down (SD) pocas veces reciben educación escolarizada en el país, a pesar de que desde 1992 se firmó el acuerdo para crear un área de educación especial dentro de la SEP.
En 2017, un comunicado de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), afirmó que las personas con este síndrome aún enfrentan barreras en el sistema educativo que les impiden ejercer su derecho a tener educación en igualdad de condiciones.
El síndrome de Down es una alteración genética causada por la presencia extra de material genético en el cromosoma 21, por ello también se le conoce como trisomía 21.
La educación para las personas con esta condición es necesaria porque les ayuda a tener independencia e integrarse socialmente, así lo explicó Melania Orozco, maestra y terapista para niños con SD, en entrevista para la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), en Jalisco. La especialista propone que el modelo educativo debe adaptarse a las necesidades del alumno.
Una de las características de las personas con trisomía 21 es que su aprendizaje es lento, esto les dificulta tener una educación completa y generar relaciones adecuadas. Pero Orozco no considera que el síndrome afecte de manera incorregible su desarrollo, social o personal.
Para su educación, los niños con SD requieren de varios materiales y terapias, sobretodo en el área del lenguaje. Por otra parte, la presión social a la que son sometidos, como el rechazo, la burla, incluso la violencia, ya sea dentro o fuera del seno familiar, agudiza su condición.
Con la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica en 1992, nacieron los Centro de Atención Múltiple (CAM) donde se atienden a alumnos con distintas discapacidades en la misma institución. En teoría organizan los grupos por edad y se les imparte el mismo plan de estudios que a los alumnos de las escuelas regulares.
Aún así, la educación especial tiene deficiencias. Una es la inadecuada infraestructura de las instalaciones de los CAM. Ana María López Vega, especialista en discapacidades auditivas y del lenguaje que ha sido educadora especial durante 25 años, dijo a Infobae México que los CAM no están dotados de la infraestructura necesaria que cada discapacidad requiere.
Seguro tú que lees esto #ConocesaAlguienConDiscapacidad.
Casi todos conocemos a una persona con discapacidad; en México, al menos 25 millones los tenemos en nuestra familia. En este hilo te hablaré de la persona que más conozco (y amo): mi hijo, Alan. pic.twitter.com/PH3Su8ysYU— Katia D'Artigues (@kdartigues) March 12, 2019
También, los educadores especiales se enfrentan al reto que supone trabajar con grupos de alumnos con diversos tipos de discapacidad. Desde 2009, cuando la SEP hizo una modificación en los CAM, todos los niños conviven en la misma aula. Antes, explica López Vega, asignaban a los estudiantes de acuerdo a su diagnóstico. Había un salón para los que tenían SD, otro para los autistas y otro para los de síndrome de Asperger.
Las personas con trisomía 21 aprenden por imitación y repetición. Al ponerlos en aulas con autistas, personas con parálisis cerebral, problemas del lenguaje o mentales, entre otros, les dificulta avanzar en su aprendizaje porque emulan el comportamiento de sus compañeros.
Con esta forma de organización es muy complicado estar frente a un grupo de tan diversas discapacidades, comenta la educadora especial. No se puede ser especialista en cada caso, menos aún si no existe capacitación para ellos en estos temas.
Si un docente quiere conocer de una discapacidad en particular para poder adaptar su plan y diseñar estrategias de aprendizaje adecuadas a las necesidades de su alumno, tiene que informarse por su cuenta.
Con información de Kayleigh Bistrain Alcázar
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