Los restos cremados de otras cuatro personas, una de ellas con fecha de muerte en 1996, fueron descubiertos esta semana en la funeraria de Detroit donde aparecieron el viernes los cuerpos de 10 fetos y un bebé recién nacido.
Ahora suman 38 los cadáveres y restos humanos que, desde abril, estaban abandonados en la Funeraria Cantrell, cerrada entonces por múltiples violaciones de códigos ocupacionales.
"Mis trabajadores de la construcción hallaron los restos en el sótano", le dijo al diario The Detroit News el dueño del edificio, Naveed Syed, que lo compró hace un mes y empezaba a remodelarlo para abrir allí el centro de tratamiento y consejería Quality Behavioral Health Services. "Eran depósitos individuales que tenían inscritos los nombres de las personas".
El obrero que lo encontró, Joseph Summers, estaba siguiendo una línea de cables eléctricos y tuvo que buscar bajo unos estantes donde había escombros, según le contó a la reportera Ali Hoxie, del Canal 7 local de la cadena ABC. Al registrar allí vio una caja negra que estaba bloqueando el acceso a los cables.
"Tenía un nombre y decía 'Funeraria', y me di cuenta de que eran cenizas en una urna", dijo Summers. "Los restos de un ser querido de alguien, y los habían tirado ahí como si fuera basura".
En las urnas no había documentos forenses ni de ningún tipo, sólo los nombres.
"Esto demuestra negligencia y falta de profesionalidad", le dijo al Canal 7 Syed, el actual dueño del edificio. "Así no se puede practicar la ciencia mortuoria. Esto no es ético".
Fue precisamente cuando los obreros contratados por Syed se disponían a iniciar las labores de limpieza que inspectores del Departamento de Licencias y Regulaciones de Michigan y agentes de la policía visitaron el edificio, porque habían recibido un aviso anónimo de que allí había restos humanos abandonados.
Entonces hallaron en un compartimento sobre el cielo raso, entre la primera y la segunda plantas, los cadáveres de los 10 fetos y del bebé recién nacido, embalsamados y momificados, ocho en una caja de cartón y tres en bolsas de basura separadas. Nueve estaban en un féretro y dos en un pequeño ataúd infantil.
"A los dueños de las funerarias se les confía no sólo el cuidado de los fallecidos, sino también la seguridad de que serán tratados en todo momento con dignidad y con respeto, sin excepción", le dijo al Detroit News Dominick Astorino, profesor de la Universidad Estatal Wayne y miembro de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias.
"Es perturbador que cualquier persona, y mucho más el dueño de una funeraria, elija mantener los restos de un adulto o de un niño en estas condiciones", añadió. "Esto no sólo es escandaloso, sino que va contra todo principio moral".
El dueño de otra funeraria asegura que la de Catrell era muy respetada mientras la administraba Catrell padre, pero que empezó a perder clientela cuando cayó en manos del hijo.
"Yo conocí al padre, y era un hombre íntegro", dijo al diario el pastor William Curtis, propietario de la Funeraria Stinson.
Los restos descubiertos en el edificio fueron trasladados a la Funeraria Verheyden, en Eastpointe.
Syed decidió demoler la propiedad. "Ya hemos llenado cuatro contenedores de escombros y desperdicios", declaró el actual propietario del edificio. "Sólo Dios sabe qué más vamos a encontrar".
La Policía de Detroit y el Departamento de Licencias y Regulaciones de Michigan abrieron investigaciones criminales contra la Funeraria Cantrell. Por su parte, los forenses dicen que algunos de los restos de los fetos y el bebé tienen identificaciones médicas, pero otros podría tomar meses identificarlos.
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