El nuevo hallazgo de un fósil en el desierto de Ica, al sur del Perú, así como lo fue con el impresionante Perucetus colossus, el denominado animal más pesado de la faz de la tierra, volvería a poner a nuestro país en el centro de interés de la comunidad científica internacional. Las expectivas son bastante altas y ya se alista su presentación ante los ojos del mundo.
El investigador peruano Mario Urbina, de 61 años, considerado un cazador de tesoros en el desierto, es nuevamente el responsable de este importante descubrimiento, que ya promete remecer a la comunidad científica como lo hizo con la exposición del Perucetus colossus, una especie de cetáceo que existió hace 40 millones de años y cuyo peso sería superior al de la gigantesca ballena azul.
Urbina hizo posible este reciente hallazgo en compañía de su buen amigo Walter Aguirre, con quien trabajó arduamente para desenterrar los huesos de esta nueva especie. Y, aunque aún existe cierto hermetismo, el investigador decidió ventilar algunos detalles puntuales.
“Es muy primitivo, tiene sus dientes in situ. Es una belleza de fósil y, además, va a ser bien pintón. Y estoy seguro que va a dar la vuelta al mundo”, dijo Urbina a Latina Noticias.
Todavía no hay una fecha exacta para la presentación de este interesante fósil que, al igual que el Perucetus colossus, pertenece a una nueva especie de cetáceo. Pero se pudo conocer que será prontamente. Los investigadores peruanos vienen cerrando algunos detalles para dejar todo listo y que se exponga al mundo.
Lo de Urbina es de admirar por su dedicación y paciencia para descubrir importantes fósiles que contribuyen a entender mejor la historia. Ha dedicado 44 años de su vida a su ‘matrimonio’, como él mismo lo denomina, con el desierto.
“Me encanta el desierto así haga frío o calor. También lo que me mueve es encontrar algo espectacular y único, y que tengan trascendencia”, señaló.
¿Quién descubrió el Perucetus colosus?
Con esa visión, Mario Urbina halló hace 16 años el primer hueso del Perucetus colossus. Se trataba de una gigantesca vértebra que -en ese momento- no sabía que pertenecía a la estructura ósea del animal más pesado del mundo.
Para que se haga de conocimiento público, el descubrimiento de esa especie de cetáceo en el desierto de Ocucaje, pasó un buen tiempo, pero eso no lo desanimó.
“Para poder llegar a cada vértebra tengo que excavar ocho metros de roca, pero es uno de los hallazgos más importantes del mundo para ver la continuidad de la evolución”, afirmó Urbina.
Walter Aguirre, quien es cercano al investigador peruano, contó que el equipo está compuesto por cinco personas y que él es el único encargado de los trabajos de limpieza del fósil.
“En la actualidad somos cinco personas las que cavamos, sacamos el fósil y yo soy el único que se encarga de la limpieza de este”, manifestó Aguirre.
Inspira a estudiantes y colegas
El aporte de Mario Urbina a la paleontología peruana es impresionante. Sus investigaciones y los restos fósiles que ha encontrado y que tienen millones de años de antigüedad son un atractivo para colegiales, universitarios, colegas y la comunidad en general.
“Sin personas como él, en su ámbito, quizás esta área de paleontología no se hubiera abierto tanto. Ha dado la oportunidad de que estudiantes de otras carreras como geología o biología puedan dedicarse a hacer lo mismo que él y lo vean como un futuro”, dijo un visitante al Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se exhibe al Perucetus colossus.
Paleontólogos como Rafael Varas también reconocen la labor de Urbina: “Es un caso especial. Tenemos continuamente una secuencia de etapas que nos permiten trazar la evolución y gracias a sus descubrimientos es que se tienen justamente a estos animales transicionales que son el nexo entre una evolución y otra”.
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