El Gobierno pondrá en marcha su plan B para llegar este año al déficit cero sin contar con el apoyo de la suba de impuestos incluida en la ley ómnibus. Para eso, el equipo económico que encabeza el ministro Luis Caputo recortará gastos presupuestarios en los que considera tener margen para hacer una poda mayor que en su plan original: las transferencias a las provincias, la obra pública y los subsidios son los principales candidatos a experimentar, desde ahora, un corset más apretado.
En 50 días de mandato del gobierno libertario el equipo económico se encontró con que necesitará operar este año un ajuste más profundo de lo esperado, y que ahora, haciendo grandes números, debería “repartir” 4,2 billones de pesos más (USD 5.200 millones) de recortes entre los principales renglones del gasto público.
Punto por punto
Eso sucede por dos motivos: porque el megaproyecto de ley ya no le podrá otorgar al Poder Ejecutivo 1,4 puntos del PBI del ajuste fiscal (entre la reversión de Ganancias, la suba de retenciones, el cambio en la fórmula jubilatoria y el paquete de blanqueo, Bienes Personales y moratoria eliminados); y porque en 2023 el déficit financiero total terminó siendo de 6,1% del PBI, esto es 0,9 puntos del PBI superior al calculado cuando tuvo lugar el cambio de gobierno.
En 50 días de mandato el equipo económico se encontró con que necesitará un ajuste más profundo de lo esperado y que debería “repartir” 4,2 billones de pesos de recortes
Esos 4,2 billones de pesos, que equivalen a 2,3% del PBI, no estaban en la planilla Excel original de Caputo y son los que necesitará buscar en otros lados. En las últimas horas Caputo y su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, salieron a ratificar que el quite del capítulo fiscal de la ley ómnibus no implicará un cambio en la meta fiscal. Así, buscaron cortar una especulación que tomó fuerza en el mercado: que el objetivo migre desde un equilibrio financiero (que incluye intereses de deuda) a un equilibrio primario (que no los tiene en cuenta). Así, el ajuste requerido habría caído hasta 2,9% del PBI.
“Vamos a déficit financiero cero igual”, tuiteó Pablo Quirno ante un posteo del economista Salvador Vitelli, un mensaje que fue replicado por el propio ministro. “Tenemos las herramientas para poder hacerlo”, insistió Quirno. Fuentes oficiales aseguraron a Infobae que, en rigor, no está “en análisis” un nuevo mapa del ajuste, sino que en los despachos oficiales ya trabajaban con un hipótesis de un revés parlamentario y tenían identificados ítems del gasto para pisar en caso de no conseguir el refuerzo de ingresos vía suba de impuestos.
Algunos renglones del gasto asoman como los apuntados por el Gobierno para compensar la renuncia al capítulo fiscal en el Congreso. Hay un continente de transferencias a las provincias que, tal como reflejó Infobae, pueden estar a tiro de ser recortadas por parte del Poder Ejecutivo. Entre las discrecionales, en 2023 las provincias recibieron 1,9 billones de pesos, equivalentes a un mes de reparto automático de coparticipación. Según fuentes oficiales, en lo que va del año, por caso, el Gobierno no mandó un solo peso a las provincias del ítem Fondo Incentivo Docente (Fonid) que -argumentan- perdió vigencia el primer día del año. Había sido renovado por dos años desde el primer día de enero de 2022. Ese dinero servía a los gobernadores para complementar los salarios docentes, que son cubiertos por las arcas provinciales.
Subsidios y Obra Pública
En materia de subsidios las planillas de Caputo y su equipo muestran que en 2023 terminó con subvenciones equivalentes a 1,5% del PBI para el caso de la energía y de 0,5% para el transporte. El ajuste previsto en una primera instancia llevaría esa cuenta a 1,3% del PBI pero, con el megaproyecto de ley rengo de su pata fiscal, podría haber en ese rubro del gasto espacio para profundizar la poda. Como contrapartida, implicaría un aumento más empinado de las tarifas.
La obra pública también sufrir el ajuste acelerado. Eso sucede porque en el “Plan A” los fondos no iban a ser cortados a cero de un año a otro sino que pasarían de 1,7% del PBI a 0,7 por ciento. Ya con esa poda dejarían de realizarse cantidad de obras que estaban licitadas pero no iniciadas y solo algunas de las que estaban en ejecución. Trascendió, aún más, que tampoco se completarían las obras que tengan financiamiento externo. La salida de Guillermo Ferraro, el ahora exministro de Infraestructura y el hecho de que toda la estructura del viejo Ministerio de Infraestructura quede subsumida en Economía podría dar una señal en ese sentido.
El ex ministro de Economía Nicolás Dujovne opinó que el actual jefe del Palacio de Hacienda debería dar una señal que indique cómo hará para compensar esos ingresos que no tendrá por la vía tributaria y consideró que “se puede recuperar todo lo perdido”, en un hilo de la red social X. Hasta le puso números a qué ítems debería recortar o qué impuestos subir.
“Ese 0,9% (del PBI, entre retenciones y Ganancias) perdido se puede recuperar. (Impuesto a los) Combustibles, que es todo de Nación hoy recauda 0,4% del PBI y en el máximo generó 1 por ciento. Y con todo lo malo que es el Impuesto PAIS, hoy la alicuota es 17,5% y el Ejecutivo tiene facultades para subirla”, enumeró. También habló de tocar el régimen industrial de Tierra del Fuego y de unificar impuestos internos. “Es muy importante mostrar el detalle y la secuencia para dar certidumbre y consolidar la baja del riesgo soberano”, concluyó.
El equipo económico salió a descartar que la caída del capítulo fiscal de la ley ómnibus implique un cambio en la meta fiscal, y que seguirá siendo elimianar en un solo año el déficit financiero total
Para Consultatio, en tanto, una parte relevante del ajuste ya está sucediendo antes de que el Ejecutivo elija renglones del gasto para podar. “El ajuste por jubilaciones y salarios vía licuación está bastante realizado, por lo que el ahorro debería provenir de recorte de cantidades, una decisión que tiene mayor costo político, mientras que la baja de subsidios energéticos se enfrenta a un incremento de los costos tras la corrección cambiaria”, mencionó en un informe reciente.
“A ello debe agregarse el impacto de la recesión de 2024 sobre los ingresos por lo que, aún sin lograr la meta fijada, para que el ancla fiscal finalmente lactue será clave el avance que pueda lograr en materia de reformas que vuelvan más previsible el resultado fiscal hacia adelante”, advirtió. Incluso antes de conocerse la caída del capítulo fiscal del mega proyecto, Consultatio se preguntaba: “¿Es posible alcanzar déficit cero en un año?”.
“No tenemos una respuesta definitiva, pero lo cierto es que luce muy ambicioso. La devaluación incrementará la recaudación de los tributos ligados al comercio exterior, pero tanto la inflación como la recesión supondrán una retracción real del resto de los tributos. En el neto, prima el segundo efecto”, concluyó.
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