¿Cómo ve un ciego? ¿Qué sueña un ciego? ¿Cómo se viste y por qué usaría colores, si no ve?”, son preguntas de las más comunes que le hacen desde hace 20 años a Facundo Bogarín (36), un músico, actor y director teatral, cuyas respuestas hoy comparte en las redes sociales bajo el nombre de “Ciegología” (IG, TikTok y YouTube). Responde preguntas de todo tipo, desde las más comunes hasta las más absurdas.
El disparador para la creación de esta propuesta fue aprovechar las redes sociales, que le permite llegar a una audiencia muy amplia: desde alguien que está empezando a transitar la ceguera y busca información hasta aquel que simplemente está escrolleando. “De repente te encontrás con un reel que te cuenta, por ejemplo, cómo sueña una persona ciega y por ahí no estabas buscando eso. Pero en un minuto, te quedó esa información. Hay un consumidor ocasional y otro que lo buscará y a cualquiera de los dos le puede servir. Y mientras tanto, nosotros estamos generando contenido”, explica.
Facundo habla en plural porque estos videos los realiza con su pareja, la también actriz Erika Véliz, a quien conoció haciendo teatro ciego. “Hace un tiempo que estamos viviendo juntos con Erika. A ella le gusta toda la parte de edición, filmar. Al estar viviendo juntos y contar con tiempo, dijimos hagamos “Ciegología”. Ella se encarga de poner las luces, todo lo que es imagen y yo me encargo de pararme delante de la cámara y hablar”, dice Facundo, quien trabaja frente a un público y ante las cámaras hace tiempo. Uno de sus últimos trabajos fue en la serie División Palermo.
El saber sobre la ceguera
Existen muchas falsas creencias sobre cuestiones ligadas a la vida de los ciegos. Una de las que más escucha es que cuando alguien se queda ciego empieza a escuchar más. Falso. “Cuando te quedás ciego no empezás a escuchar más. Al no ver la atención se vuelca a lo que escucha, entonces la audición toma otra relevancia. Se presta más atención a lo que se escucha”, explica. También existe la falsa idea de que las personas ciegas ven negro. Esas son las preguntas más repetidas.
También existen otras creencias, valores y prejuicios sobre los ciegos, que Facundo se los atribuye a las novelas, estereotipos difundidos en las películas, donde ser ciego equivale a una persona buena, sufrida, triste. “Hay gente que piensa que las personas ciegas son aburridas. Otras, que son buena gente o que somos ejemplo”, explica y enseguida enfatiza—: “Ejemplo de nada, ni a palos. Soy una persona normal, solo que me pasó que estoy atravesando esta situación y decido capitalizarla generando este canal, pero después, ¿ejemplo? De hecho, no querría que me imiten en nada. No me siento un ejemplo”.
— Fueron santificados
— Des santificar es lo que se viene. Es lo que tendría que pasar porque te pone en un lugar real y de cercanía con la persona.
División Palermo, la serie que hizo Netflix, va en ese sentido y en clave de comedia los arranca de ese estereotipo. Varias minorías fueron representadas: Facundo es el ciego, hay una chica en silla de ruedas, hay otro de talla baja. “La serie te corre del lugar de angelito”, explica. Su proyecto, apunta a ofrecer respuestas a preguntas desde lo más profundas a “pavotas” con contenidos rápidos, dinámicos y divertidos, que sean un aporte. “Entonces me parece que bueno, desde por un lado está la responsabilidad del Estado para generar individuos en una sociedad más igualitaria, por así decirlo. Y por otro lado, que ya es un extra, los medios, ya sea desde una red social a una serie”
Su historia personal
“Yo me quedé ciego en la adolescencia, más o menos, hace 20 años. Hoy en día para mí es algo bastante normal. No es algo que me pese. Yo estoy completamente a gusto si se quiere”, dice el creador de Ciegología, que no tuvo necesidad de crear este proyecto como una forma de autoayuda, sino por su necesidad de comunicar.
Facundo perdió la vista a los 14, 15 años por un desprendimiento de retina. No era un tema ajeno a su vida. Es hereditario. Él se crió en el rol de hijo de ciegos. Por eso, cuando le tocó vivirlo en carne propia en ningún momento pensó en que no iba a poder hacer nada de su vida. Ya tenía el ejemplo de sus padres, ahí en su propia casa, que podía hacer todo lo que se propusiera. “Los primeros años por ahí habrán sido medio un garrón. Después me apoyé mucho en mi familia, mis amigos y en el entorno. A los dos años estaba haciendo una vida normal con los hábitos y ambiciones de cualquier persona. Solo que sin ver”, relata quien se volcó en principio a la música y tuvo sus bandas como lo había soñado.
El actor y músico está muy feliz con su presente y su recorrido. Hoy trabaja en Teatro ciego (en Borges y Soler) donde se desempeña como director y productor, una actividad que le encanta y que considera una contribución para la cultura y la sociedad. “Hacemos teatro en completa oscuridad. Cada escena tiene un aroma y un sonido particular. Es una apuesta muy entretenida. A la gente le baja doble data, porque de un lado está esto de ponerse un poquito en el lugar del otro y mientras tanto estás viendo una obra de teatro de una forma distinta”, explica.
—Te voy a preguntar por uno de los tópicos de tus redes. ¿De qué se enamora un ciego? ¿Qué te enamoró de tu mujer?
— No, no me gusta tanto hablar de mi vida personal. Igual, pero… Supongo que ella me enamoró. Sí, ella en general. Su voz, su forma, Su astucia, su empuje. No sé si quiero tanto hablar sobre esta parte.
— Entonces, volvamos al tópico, ¿de qué se enamora un ciego?
— De la compañía. Del humor particularmente. Me parece que reírme es clave. Compartir esas cuestiones está buenísimo. Y después, hay otras más linkeadas a lo frívolo si se quiere. Su voz. Me gusta como a alguien le gustaría lo que ve. A mí me gusta su voz.
— El amor ciego es el verdadero amor, dicen tus seguidores en los comentarios, en un mundo dominado por la imagen, que se exhibe en Instagram
— El mundo está cada vez más visión céntrico. Viste como que cada vez le se le presta más atención a lo que se ve y se cree que todo termina pasando por lo que se ve y que por ahí yo, al no ver, no tendría gustos físicos. Claro que hay cosas físicas que me gustan, solo que no las percibo viéndolas. La voz también es algo físico, el cuerpo. También, me puede gustar que alguien sea más flaco o más gordo, o más alto, o más bajo. Eso súper existe. No por ser ciega una persona no aprecia el cuerpo del otro. Solo que no lo apreciás viéndolo. Pueden ser los mismos gustos. A mí no me cambia nada, el color de su piel o el color del pelo. Pero después claro que me gusta cómo tiene cortado el pelo ahora, que si lo tuviera largo, ponele. Son cosas que puedo apreciar más allá de cómo impactan en lo visual.
En un mundo dominado por pantallas, con el foco puesto en la mirada, a veces le preguntan para qué viaja si no ve. O por qué usa colores. O se tatúa. Y comienza a enumerar todo lo que disfruta cuando viaja: “desde la sonoridad de cada ciudad o de cada lugar, que es distinto. Cambian los olores, cambian los ruidos, cambia la comida. Cambia todo. ¿Cómo no me voy a ir al mar porque no lo vea? ¿Estás loco? Esa pregunta me la tiran alguna que otra vez”, cuenta. De ahí el nacimiento de Ciegología, que responde a todo en un solo lugar, en base a su experiencia.
Con Erika acostumbran a viajar a Chapadmalal, zona de campo, donde disfrutan del aire libre. Salen a pasear en bicicleta y también practican surf. “No es lo mismo salir a andar en bici acá en Palermo o meterte a surfear en la playa cuando está llena de gente y por ahí le podés pegar un tablazo a alguien. Entonces digo es mejor ir a la mañana o en los momentos óptimos para desarrollar algunas actividades. Lo peor que te puede pasar es que arranques y te vayas contra un escollera, ponele. Pero creo que no me metería al agua tan adentro si no me metiese con alguien más”, asegura el actor.
Después de haber hecho teatro, cine, una serie y estrenado canales en las redes sociales, dice que le gustaría experimentar un nuevo desafío: ser parte de una tira diaria, un formato que observa que está desapareciendo y le entusiasma. Seguramente querrá interpretar un ciego que no sea ejemplo de nadie. Un ciego divertido. Un ciego más cercano a la vida real.
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