Sobre una manzana completa delimitada por las calles Tronador, Manuela Pedraza, Núñez y Plaza en el barrio de Coghlan y a escasos metros de las vías del Ferrocarril Mitre emerge un complejo residencial que es otro hito en materia de revitalización urbana.
La iniciativa transformó lo que fue una ex planta industrial de la ciudad de Buenos Aires en un moderno espacio de convivencia. En un lugar que albergó una antigua planta de Nestlé, el estudio de arquitectura Minond dio vida a Tronador, un complejo distinguido por su diseño y funcionalidad inaugurado en 2007 tras un meticuloso proceso de remodelación y adaptación que lo convirtió en una originalidad urbana.
Se ubica en el segundo barrio más pequeño del tejido urbano, luego de San Telmo, el más pequeño en extensión geográfica. La estación ferroviaria, que dio origen al barrio, lleva el nombre del irlandés John Coghlan (1824-1890), quien colaboró con la Municipalidad porteña en obras de alcantarillado y desagües pluviales para combatir sucesivas epidemias de fiebre amarilla.
El barrio destaca por su singular forma pentagonal, cortado por la diagonal de la avenida del Tejar, que se extiende de nordeste a sudoeste. Aunque muchas viviendas cuentan con jardines privados, el barrio también brinda espacios verdes comunitarios, como la plazoleta ubicada en la calle Roosevelt, entre Estomba y las vías del ferrocarril.
Del chocolate a las propiedades
Alberto Gabriel Piñeiro, en su libro Los Barrios de Saavedra y Núñez, detalla el arraigo de Nestlé en el entorno de Coghlan, una historia que comienza antes de 1930, cuando la compañía suiza sentó bases en Buenos Aires con la adquisición de una pequeña fábrica dedicada a la producción de chocolate.
La planta, ubicada en un predio de una hectárea y media, pronto expandió su producción a una amplia gama de productos, entre ellos, toda variedad de chocolates, caramelos, cacao en polvo y café soluble. Se extendía sobre más de 25.000 metros cuadrados de superficie cubierta e incluía áreas de elaboración, almacenes, servicios, oficinas y laboratorios.
La presencia de Nestlé en el barrio no solo se hizo sentir por su imponente infraestructura, sino también por la distintiva chimenea, un punto de referencia visual en el paisaje urbano del barrio.
Marcelo Benini relata una entrevista a Alfredo Noceti, un ex empleado que pasó cuatro décadas en la empresa y compartió recuerdos vívidos de los aromas que se difundían desde la fábrica y anunciaban la producción del día, ya fueran chocolates, caramelos, o café soluble. Esos aromas se convirtieron en una característica muy apreciada por los vecinos. Además, Nocetti resaltó una curiosa política de la empresa que permitía a los nuevos empleados consumir todo el chocolate que deseasen. Oferta que, con el tiempo, solía perder su atractivo inicial
El portal Buenosaireshistoria.org brinda detalles de esta fascinante historia. En planta de Nestlé llegaron a trabajar más de 1.000 personas. A su inauguración en 1931, asistió el entonces presidente de facto, José Félix Uriburu, quien había asumido el poder en 1930 tras derrocar a Hipólito Yrigoyen.
Los vaivenes económicos, similares a los que afectaron otras instalaciones industriales como el ex Molino Minetti, en Colegiales, que en los años 90 se convirtió en el primer proyecto de lofts de América del Sur, propiciaron la reconversión de estos espacios.
Así, la compañía chocolatera optó por relocalizar sus operaciones en busca de mayor espacio. Posteriormente, en los años ´90, el establecimiento de Coghlan fue utilizado por el Grupo Newsan, dedicado a la manufactura, comercialización y distribución de electrónica de consumo y artículos para el hogar, que hasta su mudanza a fines del siglo XX utilizó el inmueble como depósito para productos ensamblados en Tierra del Fuego.
El estudio de arquitectura Minond tomó la iniciativa de renovar y conservar los elementos que pudieran ser salvados del original emplazamiento y dio vida a Tronador, el complejo de viviendas que hoy destaca Coghlan por mantener la emblemática chimenea, símbolo de una rica historia industrial.
“En el proceso de remodelación, se priorizó la conservación de la chimenea, oculta previamente por construcciones que databan de la década de 1930. Se demolieron las fachadas de los edificios existentes, que estaban diseñados específicamente para funciones de fábrica y depósito, permitiendo así la creación de un espacio abierto en el que posteriormente se desarrollaron los amenities”, explicó a Infobae el arquitecto Edgardo Minond.
Minond buscó preservar las estructuras originales en la medida de lo posible, realizando modificaciones internas sin alterar la apariencia externa de las tres naves que se ubican en las calles Núñez, Tronador y Plaza. Y durante el desarrollo de las residencias, se construyó una nueva nave sobre Manuela Pedraza.
Familias y nuevo polo urbano
Actualmente hay 220 unidades habitacionales “donde en su mayoría se establecieron familias, porque se trata de unidades amplias que contribuyeron a la creación de un nuevo polo de consumo en el barrio, con la incorporación de bares, supermercados, restaurantes, entre otros servicios a la zona”, enfatizó Irina Zommer, de Zommer Negocios Inmobiliarios.
La oferta de espacios y m2 es diversa, siendo notable la altura de las unidades, lo que permite la inclusión de entrepisos.
“El complejo cuenta con unidades que van desde monoambientes hasta opciones de 6 ambientes. Las naves originales constan mayormente de 4 pisos, a excepción de la construcción nueva sobre Manuela Pedraza, que alcanza los 6 pisos. Además, se ofrecen dúplex, presentando así una amplia gama de alternativas habitacionales”, amplió Zommer.
El complejo Tronador despierta sensaciones según la experiencia personal de cada uno. Para quienes recuerdan la fábrica de Nestlé, hay un toque de nostalgia, que la comodidad y el diseño del complejo transforman en un recuerdo agradable. “Este lugar se convirtió en un oasis urbano, ofreciendo la privacidad y seguridad de un mini barrio cerrado dentro de la vasta ciudad”, resaltaron desde RCM Propiedades.
Respecto a las viviendas disponibles, el inmueble incluyen también dúplex. Las unidades ubicadas en las torres Plaza, Núñez y Tronador tienen la particularidad de conservar la estructura original de la fábrica, lo cual les otorga una doble altura y los hace especialmente espaciosos.
En lo que se refiere a alquileres, los precios varían entre USD 750 y USD 6.000 mensuales, dependiendo del tipo de unidad.
Quienes buscan comprar encuentran propiedades que inician en USD 145.000 dólares y pueden llegar hasta USD 330.000 en el punto medio y las más caras superan los 400.000 dólares.
Las personas que eligen vivir aquí son variadas, incluyendo profesionales de diversos campos, políticos, figuras del espectáculo y familias, atraídas por la calidad de vida que ofrece el lugar. El complejo es apto para uso profesional, ofreciendo flexibilidad para aquellos que buscan combinar su espacio de vida y trabajo.
La construcción actual dispone de una amplia oferta de amenities como cancha de tenis de cemento, plaza de juegos para niños, laundry, SUM, gimnasio, sauna, piscina, restaurante, sala de coworking, piscina cubierta, microcine, entre otros.
“Sobresalen áreas comunes, beneficiándose de extensas zonas verdes y una cuidadosa planificación paisajística que incorpora árboles. Además, las unidades ofrecen una o dos cocheras de estacionamiento. Los perfiles de compradores se dividen principalmente en familias con niños pequeños y espacios destinados a oficinas”, finalizó Zommer.
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