Los primeros dos meses de gobierno del presidente Javier Milei se caracterizaron por un ritmo intensivo en la actividad del Poder Ejecutivo, con reuniones casi diarias del pleno del gabinete de ministros, y también del Congreso Nacional que pese a las limitaciones de “gobernabilidad” que destacan los analistas respondió a la convocatoria de analizar en ese tiempo el proyecto de Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, la cual llegó a avanzar hasta la aprobación en general luego de severos recortes, pero rápidamente se frustró en el tratamiento artículo por artículo, ante el intento de desguace extremo de sectores que habían prometido su voto.
En el plano estrictamente económico, el Gobierno logró en esos 60 días que el empinamiento del ritmo de inflacionario en respuesta al “sinceramiento” del tipo de cambio oficial, liberación de precios, en particular de los combustibles y de servicios privados, principalmente resultara menor al que proyectaban las consultoras privadas, pero la contrapartida, por una brutal caída de la actividad económica vinculada con el consumo interno; así como comenzar a recuperar reservas en el Banco Central y lograr un sorprendente equilibrio en las finanzas públicas entre el total de recursos y gastos.
Frente a ese cuadro, Infobae entrevistó a Dante Sica, ex ministro de Producción y Trabajo de la Nación, y socio fundador de la consultora Abeceb, quien ponderó los objetivos planteados por el Gobierno para estabilizar los precios y volver a crecer. Pero también alertó sobre las limitaciones que tiene para alcanzar sus metas, al menos a la velocidad que desea.
— Como conocedor de las empresas ¿Por qué cree que después de 4 años de crecientes controles de precios y regulaciones extremas, cuando el Gobierno decide liberarle los precios y suprimirle trámites burocráticos de información deciden recuperar en un día los atrasos acumulados sus listas, sin darle espacio a los consumidores para que recuperen ingresos, y aceptar perder hasta 40% en las ventas, como en los casos de las automotrices, petroleras, de comercio electrónico, entre otros?
— Luego de muchos años de vivir en un país en el que el gobierno definía los precios en un despacho, les decía dónde y cómo vender, y distorsionaba todos los valores de referencia, las empresas deben reaprender a pricear. Es cierto que en algunos casos se pasaron, sobrevaluaron y en estos días muchos están haciendo correcciones y hay precios nominales que están descendiendo. Es decir, todo este movimiento forma parte de un proceso de normalización y de corrección de precios relativos, de sinceramiento de la inflación reprimida.
“Todo este movimiento forma parte de un proceso de normalización y de corrección de precios relativos, de sinceramiento de la inflación reprimida”
También es cierto que en un contexto de elevada incertidumbre y de la alta volatilidad nominal de costos y precios, el esquema de formación de precios no está aceitado y en el corto plazo las señales de precios lucen distorsionadas. La realidad es que más allá de algunos factores puntuales, todo es producto del “lío nominal” en el que vivimos con una inflación que pasó de 12,8% en noviembre a 25,5% en diciembre. Pero en muchos segmentos la demanda no convalidó las subas y hubo sectores que tuvieron que retrotraer los incrementos.
No es un problema de subas injustificadas de empresarios que quieren aprovechar una situación, es la corrección de precios que estuvieron pisados durante años pese a una inflación acelerada y que hoy impacta en la gente porque las subas son significativas y los salarios quedaron muy empobrecidos (con una caída del 22% con relación a lo que se pagaba a mediados de 2017).
— Muchos economistas, y en particular analistas políticos ven al gobierno de Javier Milei débil porque tiene mínima presencia parlamentaria, ausencia de gobernadores y poca territorialidad a nivel de municipios, pero el mismo tiempo logró que el Congreso tuviera un febril ritmo de actividad en los primeros 50 días de presidencia ¿Usted cómo lo ve?
— Como dice Andrés Malamud, Milei es un presidente disruptivo en situación de minoría. La realidad política de Milei genera incertidumbre si uno lo analiza con la perspectiva clásica. Los escasos diputados y senadores, la falta de gobernadores propios y la poca trayectoria negociadora dan pie a muchos interrogantes. La caída de la Ley Ómnibus exhibió esa fragilidad en la negociación.
Pero este tropiezo no fue sólo del gobierno, sino también de todo el arco político que no logró alcanzar un consenso frente a una sociedad que votó por un cambio profundo y que ve cómo la política tradicional es un obstáculo. Lo positivo es que el Gobierno ratificó su voluntad de avanzar en sus dos objetivos centrales que son los de lograr estabilizar la economía y la desregulación. Esto es clave para mejorar la competitividad productiva y para recuperar el camino del crecimiento.
— El criticado Impuesto PAIS, ampliado con una mayor alícuota sobre los importadores, junto con el sinceramiento cambiario, han contribuido a cortar una racha de 4 meses de caída de la recaudación tributaria en valores reales en el cotejo interanual, y despertó el apetito de los gobernadores para que comience a coparticiparse ¿Qué piensa?
— El impuesto PAIS es un impuesto distorsivo como las retenciones y el Impuesto al Cheque, que siempre suelen reforzar la recaudación en momentos críticos. A priori debería ser un impuesto destinado a desaparecer a fin de año (al menos a eso se comprometió el gobierno con el FMI) en el marco de la convergencia a la normalización cambiaria. Veremos si lo logra.
“Este tropiezo no fue sólo del gobierno, sino también de todo el arco político que no logró alcanzar un consenso frente a una sociedad que votó por un cambio profundo”
De lo que no hay dudas es que mientras dure, en un contexto de crecientes dudas sobre las sostenibilidad de las finanzas provinciales y recortes en las transferencias, las provincias presionarán por todo peso que ande dando vueltas. Y la Nación seguirá pujando por no ceder. Será una puja Nación – Provincias que la vamos a ver todo el año y todo el tiempo y que no se va a acabar con el Impuesto PAIS, sobre todo mientras apremie la restricción presupuestaria.
— ¿Qué grados de libertad tiene el Gobierno para llegar al objetivo de déficit fiscal cero en el primer año de gestión?
— Es muy posible que no cumpla con el objetivo de bajar 6 puntos del PBI de déficit global en 2024, pero si logra una reducción significativa, es un gran logro. El Gobierno se fijó una meta muy ambiciosa y habrá que ver qué instrumentos utiliza ahora que no cuenta con el paquete fiscal (que aportaba casi 2 puntos del PBI del ajuste en buena medida por suba de impuestos, más el blanqueo y la moratoria).
Por lo pronto cuanto más tenga que recortar el gasto público, más recesivo y costoso de digerir políticamente van a resultar las medidas, por cuanto implica licuar salarios, subir tarifas, recortar obra pública y enviar menos fondos a las provincias. Además, la recesión impactará sobre los recursos tributarios complicando la aplicación de una política fiscal ya de por sí fuertemente procíclica. El gobierno defenderá su ancla fiscal y tratará de bajar significativamente el déficit, pero posiblemente el año concluya con algún nivel de rojo fiscal sin que por eso el FMI nos castigue.
— ¿Qué efectos sobre la balanza comercial tendrá en 2024 el sinceramiento cambiario inicial, y un blend 80% oficial y 20% CCL para exportaciones pampeanas, juntamente con la recuperación esperada de las cosechas y la gradual normalización de los pagos de importaciones?
— Vamos a un super saldo comercial de entre 15.000 y 17.000 millones de dólares, con un fuerte incremento de las exportaciones agroindustriales (USD 12.000 millones) y un saldo positivo de la balanza comercial energética que podría alcanzar a USD 2.500 millones. La retracción de la actividad también ayudará, dado que se espera una caída de importaciones que podría alcanzar el 8%. Esto será clave para viabilizar el proceso de reconstitución de reservas internacionales del BCRA
— La actividad económica en general arrastraba desde el segundo semestre 2023 un incipiente proceso recesivo que se agudizó en los primeros dos meses del nuevo gobierno ¿Qué cabe esperar para los próximos meses?
— Nuestro escenario prevé una recesión en forma de V, breve (se terminaría en el segundo trimestre) pero profunda. El PBI caería en promedio en 2024 un 4% (casi 7% si se excluye el agro), en un contexto de fuerte retracción de la demanda doméstica (consumo e inversión) y un aporte positivo del sector externo neto (exportaciones e importaciones).
“Vamos a un super saldo comercial de entre 15.000 y 17.000 millones de dólares, con un fuerte incremento de las exportaciones agroindustriales”
— ¿Qué piensa de la estrategia de Economía-BCRA de ir rápidamente al déficit fiscal cero y emisión cero para el Tesoro, como sus únicas anclas para bajar drásticamente la inflación?
— La estrategia es la correcta, la dirección de las medidas está bien orientada, pero también es insuficiente: no alcanza sólo el ancla fiscal para bajar la inflación. O sea, es condición necesaria pero no suficiente. Se necesita mayor claridad en el régimen cambiario y monetario y hoy esto todavía sigue siendo opaco.
Por lo pronto, el crawling peg al 2% intentó ser un ancla, pero desde el principio no resultó creíble con una inflación superando el 20%. Y no ha surgido aún el pack de anclas que se necesitan para poner a la inflación en un sendero definitiva y rápidamente declinante. No es sencillo para un gobierno que asumió hace menos de dos meses y en una economía en severo estado de crisis, pero no hay dudas de que tiene claro el rumbo. Esperemos que pronto aparezcan las anclas que se necesitan para completar el plan de estabilización.
— La realidad inflacionaria de diciembre y enero, e incluso para febrero fue notablemente menos fuerte que la esperada por el REM ¿Ve un exceso de pesimismo de los analistas, o subestimación del efecto de las anclas fiscal y monetaria, sobre la economía real?
— Lo que sucede es que hay una gran dificultad de pricear en un contexto de tanta volatilidad nominal e incertidumbre y también, cierta subestimación del impacto recesivo que tendrá el ajuste en la pérdida de ingresos disponibles de la población.
— ¿Qué piensa de la intención del Gobierno de privatizar la mayor parte de las empresas públicas, con participación estatal?
— Estoy de acuerdo con que el Estado debe enfocar su accionar en los bienes públicos que son prioritarios y que hoy son una deuda con la población: la seguridad, la educación y la salud. El rol del Estado no es gestionar empresas. Hay que ver la situación de cada una y es cierto que cuando se requieren capacidades muy específicas, la eficiencia se logra con habilidades adecuadas y el Estado no necesariamente tiene que desarrollarlas, por lo tanto, privatizar puede ser una opción para rescatar empresas que tienen proyección de mejora.
“Privatizar puede ser una opción para rescatar empresas que tienen proyección de mejora”
— ¿Deben mantenerse los planes de promoción industrial por parte del gobierno nacional, con apoyo legislativo, o debieran quedar a cargo de los gobernadores para desarrollar sus provincias?
— Nuestro país debe revisar todo el esquema de su política industrial. Hoy, toda la mirada moderna con respecto a la promoción industrial está muy enfocada en generar incentivos para la atracción de inversiones y en desarrollar todos los procesos de incorporación y modernización tecnológica. Entonces, independientemente del impacto fiscal, hay que hacer una revisión de todo el esquema de políticas y promoción industrial que quedó perfilado en una visión antigua con respecto al funcionamiento de la economía.
Debemos tener una mirada mucho más integrada a los nuevos sectores que traccionan, a las nuevas tecnologías y a los nuevos fenómenos de innovación que hoy están generando procesos de producción disruptivos en las empresas.
— Si tuviera que hacer un semáforo de la economía a hoy ¿Dónde pondría luces rojas, amarillas y verdes, y cómo estima que podrían cambiar a lo largo del año?
— Yo más que definir un semáforo diría que el principal problema que tenemos es la inflación y lo más importante es ver cómo evoluciona el programa de estabilización que impulsa el Gobierno para llevar adelante ese combate. También debemos tener una mirada muy firme sobre controlar la situación fiscal y estar atentos a cómo evoluciona el programa monetario y cambiario. Por otro lado, el avance de las reformas y el programa de desregulación van a mejorar la competitividad del país en el mediano plazo y atraer inversiones que permitirán volver a crecer.
— ¿Qué proyecta la consultora Abeceb para fin de año en inflación, tipos de cambio, actividad y reservas netas en el BCRA?
— Se lo sintetizo en el siguiente cuadro:
— ¿Una reflexión final?
— Estamos ante un cambio de ciclo. Argentina ha llegado a una situación de crisis y de deterioro de las condiciones económicas, sociales y de infraestructura de tal magnitud que requiere un cambio radical, una nueva visión política y nuevos liderazgos. Tenemos una pobreza estructural que supera el 40%, trabajadores pobres y un nivel de informalidad que es del 45%, lo que exhibe el nivel de deterioro sin precedentes.
“El Gobierno sabe que debe hacer reformas y desregular la economía. Este es el rumbo”
Debemos liberalizar las fuerzas productivas aprovechando dos cuestiones: por un lado, un contexto internacional altamente favorable. Y por otro, que Argentina, a diferencia de décadas anteriores, tiene más de un sector competitivo que le va a permitir aprovechar las nuevas oportunidades que presenta el mundo. En este segmento de ecosistemas dinámicos se destaca la minería, los alimentos, la energía y la economía del conocimiento.
El Gobierno sabe que debe hacer reformas y desregular la economía. Este es el rumbo. El Gobierno está haciendo lo que hay que hacer.
Fotos: Matías Arbotto
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