A menudo el presidente Javier Milei destaca en sus discursos y foros locales e internacionales que quiere “ser el mejor presidente de la historia argentina”. Para ello, se fijó como meta que el país sea al más libre del planeta.
De ahí las desregulaciones que a diario anuncian el Ministerio de Desregulación y Transformación a cargo de Federico Sturzenegger, la Secretaría de Comercio que conduce Pablo Lavigne, y el directorio del Banco Central que encabeza Santiago Bausili, así como la racionalización del gasto y depuración de falsas y observadas partidas de asistencia social por parte del Ministerio de Capital Humano, que conduce Sandra Pettovello, entre otras áreas claves de gobierno.
Según el ranking de Libertad Económica de la Fundación Heritage que se publica cada comienzo de año con los datos del precedente, son las naciones con menos regulaciones y menos corrupción las que, junto con políticas públicas ortodoxas en materia fiscal y monetaria y de apertura de la economía, principalmente, ostentan los primeros puestos en la escala mundial en el índice y también en el de PBI por habitante, respectivamente:
- Singapur 1 y 5;
- Suiza 2 y 3;
- Irlanda 3 y 2;
- Taiwán 4 y 33;
- Nueva Zelanda 6 y 22;
- Australia 13 y 10;
- Canadá 16 y 16
- Alemania 18 y 17;
- Chile 21 y 50;
- Israel 26 y 18;
- Uruguay 27 y 41;
- EEUU 25 y 6;
- Japón 38 y 29; entre otros.
Por el contrario, la larga historia de regulaciones, intervencionismo y populismo fracasado en mejorar la calidad de vida de los argentinos llevó a que en el relevamiento de 2023 la Argentina cayera al puesto 145 sobre 176 de Libertad Económica, y su ingreso medio por persona, medido por el PBI en dólares corrientes respecto del total de la población de cada nación, bajara a la posición 53 sobre datos de 136 países, desde el puesto 41 para igual nómina de Estados con datos en ambos extremos del reporte del FMI de Perspectivas de la Economía Mundial (WEO por sus siglas en inglés) que ostentaba en 1983, año de regreso de la democracia.
China, otra economía fuertemente regulada en los 80, y que entonces ocupaba el puesto 125 en la tabla mundial de ingreso medio por habitante en dólares corrientes, 40 años después se mantiene entre las naciones con menor libertad económica (posición 151), pero la apertura de la economía le posibilitó ascender al 59 lugar en PBI por habitante, pese a que en los últimos años acusa una crisis de confianza.
La apertura de la economía le posibilitó a China ascender del puesto 125 en 1980 al 59 lugar en PBI por habitante en 2023, pese a que en los últimos años acusa una crisis de confianza
Otro caso es Grecia, un país que en 2009 atravesó por una crisis financiera severa, tras haber ingresado a la zona del Euro en 2001, y que mantiene altas regulaciones, ostenta ahora un mejor lugar que la Argentina, tanto en libertad económica (puesto 113) como en ingreso medio por habitante, pese a descender del puesto 33 a 36, en los últimos 40 años, entre otros varios ejemplos de naciones que han registrado mejor desempeño socioeconómico que la Argentina, tanto vecinos, como de similar geografía o con lazos muy profundos entre sus habitantes, e institucionalmente.
Destaca el economista y consultor Enrique Blasco Garma en una columna reciente en Infobae: “En 1980, el PBI argentino equivalía al 2,97% del PBI de las 13 economías avanzadas mayores del mundo; pero 44 años después, en 2024, apenas alcanzaba al 1,18% del PBI de esas naciones, confirmando el atraso frente al desarrollo mundial. Si la Argentina hubiera igualado el ritmo de crecimiento de esas mismas naciones, su PBI por habitante, hubiese sido 2,5 veces superior, parecido actual de España. Inusitado, en 1980, el PBI/H del español promedio era 27% menor al argentino”.
Recuerda Blasco Garma que “El lapso 1980-2024 estuvo extraordinariamente impactado por las crisis cambiarias, causadas por el absurdo de las monedas alternativas, inestables y reguladas. La falacia del atraso cambiario y los “incentivos al crecimiento” ocasionaron el retraso económico”.
El lapso 1980-2024 estuvo extraordinariamente impactado por las crisis cambiarias, causadas por el absurdo de las monedas alternativas, inestables y reguladas (Blasco Garma)
Marcelo Capello, economista, vicepresidente e investigador de Ieral de Fundación Mediterránea, analizó la historia económica de la Argentina del último medio siglo y observó que fue un período “muy volátil y de escaso crecimiento, con un aumento promedio de la producción per cápita de sólo 0,7% anual” y concluyó que detrás de ese pobre desempeño económico se encuentran principalmente dos causas:
- los tradicionales problemas de competitividad de la economía local, que no impulsan un desarrollo exportador, y
- un cuasi permanente desequilibrio fiscal en el sector público nacional, que acumuló un déficit financiero equivalente a un año de producción (un PIB) en esas cinco décadas.
Según Capello, “Las consecuencias del déficit fiscal son conocidas: alta tasa de inflación (192% anual promedio en medio siglo) y una deuda pública que actualmente acumula un 88% del PBI”.
Proyección en base a expectativas para 2025
Un ejercicio de simulación que hizo Infobae asume la “hipótesis fuerte” de que la Argentina comenzará a incrementar su PBI por habitante en dólares corriente a un ritmo de 8% anual acumulativo anual (combinación de suba real de 5% que proyectó el FMI y aumento del tipo de cambio nominal real) y lo sostendrá en el tiempo, y proyectó las tasas de variación del organismo para un conjunto de países seleccionados.
Sobre esa base se obtiene que el primer paso es equiparar el PBI por habitante de la Argentina actual de USD 12.812 al del promedio del mundo, estimado para 2024 en USD 13.359, se alcanzaría en dos años; y luego, en un lustro, al de China que aminoró notablemente el ritmo de crecimiento en los últimos años.
Más tiempo, poco más de 15 años, llevaría alcanzar el ingreso medio que, en términos de generación de riqueza, tendrán en ese período Grecia, y los vecinos Uruguay y Chile.
Y entre 20 y 25 años, para equipar el PBI por habitante que hacia la mitad del corriente siglo tendrían en la hipótesis de referencia España, Italia, Nueva Zelanda y Francia.
En tanto, como estimó el presidente Milei, se necesitarían más de 30 años para alcanzar los primeros puestos en el ranking mundial de PBI por habitante: 36 el que registraría Australia; 38 Canadá y Alemania; 39 Japón; 41 EEUU; 44 Irlanda; 57 el de Israel; y 68 el de Taiwán.
Un primer paso en esa dirección es el incipiente cambio de tendencia que se advierte en el ciclo económico, mientras maduran los giros notables en el frente macroeconómico
Sólo cuando se logren imponer en forma sostenida y sustentables políticas ortodoxas de equilibrio presupuestario, independencia del Banco Central de las necesidades de asistencia monetaria del Tesoro Nacional, desregulaciones plenas para bajar costos, disminución de la presión fiscal y apertura racional de la economía, se estima que la Argentina podrá lograr el supuesto de retomar la senda de crecimiento a “tasas chinas”, y, en particular, superar las que puedan registrar economías notablemente más maduras, de modo de no sólo acortar la enorme brecha negativa de ingreso por habitante, con la media mundial y todos los países seleccionados, que existe en la actualidad, sino principalmente, elevar la calidad de vida de su población.
Un primer paso en esa dirección es el incipiente cambio de tendencia que se advierte en el ciclo económico, mientras maduran los giros notables en el frente macroeconómico.
El economista Adrián Ravier destacó en la red X: “A diferencia entre el rebote de actividad (durante la presidencia) de Néstor Kirchner (2004-07) y (la que se proyecta para la de) Javier Milei (2024-27), en el primero los desequilibrios garantizaban que desde 2008 no volverías a crecer por 2 décadas; en el segundo, se están dando las bases para el crecimiento de dos décadas”.
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