Aunque en los últimos días se percibió un leve repunte de las cotizaciones del dólar financiero, asociado a un menor volumen en el mercado de cambios con liquidación de exportaciones que, probablemente, estén a la espera de modificaciones en el régimen ante la inminencia de la cosecha, lo cierto que los precios de la divisa se mantienen en mínimos de cuatro años.
A tal punto que, para que el valor del dólar pudiera empatarle a la inflación o incluso a la tasa de plazos fijos que corre bien por debajo del resto de los precios, la cotización debería saltar más de $450 en el primer caso y de $200 en el segundo.
La norma ortodoxa que indica que la tasa de interés debe estar por encima de la inflación y también de la tasa de devaluación esperada se cumple sólo a medias dada la estrategia de licuación de pesos implementada desde que asumió la dupla Luis Caputo al frente de Economía y Santiago Bausili en el Banco Central. Por lejos, la inflación le gana a ambas variables. Pero la tasa de interés, vale remarcar, aún en terreno negativo y cepo cambiario mediante, le gana también con comodidad a la evolución del dólar.
La cuenta sencilla corrió por cuenta del economista Cristian Buteler: para que el precio del dólar Bolsa quedara empatado con el rendimiento de los plazo fijo tradicionales desde diciembre, su precio debería ubicarse hoy en $1.266, es decir, $236 sobre el cierre de ayer ($1.030). La comparación es mucho más contundente si se la compara con la inflación: para que el precio del MEP equipare la suba del resto de los precios, hoy debería cotizar en $1.495, es decir, $465 por encima del último cierre. No hay operador ni analista en el mercado que contemple en el corto plazo un salto de tal magnitud.
Tampoco está en las previsiones del mercado que las cotizaciones retomen una tendencia bajista en términos nominales aunque, dada la expectativa de un mayor flujo de divisas a partir de abril cuando se inicie la cosecha, sí se espera una cierta estabilidad que, en la práctica, alimentará la apreciación cambiaria. Dicho en otros términos, la inflación en dólares a menos que los bienes cuyos precios el Gobierno considera “adelantados”, empiecen a retrotraerse. De ahí la decisión de facilitar las importaciones de productos de consumo masivo que empezaría a reflejarse en las góndolas de los supermercados a partir de principios de mayo.
De hecho, Infobae publicó ayer un relevamiento de precios de 10 productos de una canasta básica de consumos de clase media, que arrojó que algunos precios sensibles, particularmente en alimentos, se encuentran en la Argentina más caros que en países como Estados Unidos, España o México. Por caso, el pan lactal puede ser hasta 55% más caro que en esos países. También el chocolate es más caro que en España o Estados Unidos aunque levemente más barato que en México mientras que la leche cuesta en el país menos de la mitad que en Estados Unidos pero más que en España y México. Del relevamiento surgió que en la Argentina, el precio más atrasado es el del litro de nafta -más barato que en cualquiera de esos países y también que en Colombia o Perú- y que también la carne es la más barata, aunque en este caso es atribuible a la competitividad del sector.
Claro que la medida más relevante, más allá de los precios, es el nivel de los salarios que, si bien se “recuperan” en dólares mientras la cotización se mantenga estable, pierden poder adquisitivo en la medida que avanza muy encima la inflación y, con ello, los precios de los productos de consumo masivo medidos en moneda dura.
Hacer Comentario