En el bestseller “Think Again”, Adam Grant, describe el poder de conocer lo que usted mismo ignora. El síndrome de creerse director técnico de un equipo deportivo -fútbol- competitivo cuando apenas se es espectador común. El premio nobel de economía Daniel Kahneman descubre que Adam Grant confía que se puede enseñar a abrir las mentes. El libro brinda enseñanzas para repensar las decisiones propias más importantes.
Exhibir los contrastes entre las creencias difundidas y las realidades contribuye a abrir otros caminos para mejorar los negocios e ingresos argentinos.
Así, al comparar la evolución económica de Uruguay, la Argentina y Venezuela, entre 1980 y 2023, el inicio y año último de las series económicas disponibles del WEO-FMI, surge que el PBI por habitante de Uruguay pasó de ser la mitad del argentino a superarlo en 60%; y de ubicarse inferior apenas al 90% del venezolano, en 1980; lo sextuplicó 43 años después.
El fervor populista de tantos años en Argentina y Venezuela fueron remunerados en modo opuesto que en Uruguay, perdieron fortunas; en cambio los más ortodoxos fueron recompensados generosamente
No obstante, el fervor populista de tantos años en esos países fueron remunerados en modo opuesto, perdieron fortunas; en cambio los más ortodoxos fueron recompensados generosamente.
En tanto el uruguayo promedio ganaba USD 4.000 promedio del año menos que el argentino en 1980 percibía USD 8.000 más en 2023, reflejo del contundente progreso de la productividad, opacada por la multiplicación de 3,7 veces de los precios en dólares en EEUU y apalancada por mayor estabilidad monetaria, reducción del gasto estatal y mucho menor corrupción.
Así, y sin corregir los indicadores de precios, el PBI por habitante en Uruguay progresó en exceso a USD 12.000 respecto al de su vecino en 40 años, la cual se refleja en las brechas de los índices de consumo y disfrute allende el Río de la Plata. Dos tercios de la pérdida relativa de ingresos argentinos ocurrieron a partir de los gobiernos de los Kirchner; aun así los votaban.
El crecimiento diferencial de ambos países se explica en primer lugar el aumento de la competitividad, viabilizada por el menor gasto estatal, la estabilidad mayor de los precios
Para explicar el crecimiento diferencial de ambos países, aparece en primer lugar el aumento de la competitividad, viabilizada por el menor gasto estatal, la estabilidad mayor de los precios internos y los patrimonios, liberados de la cadena de los acérrimos “descubridores de atrasos cambiarios” que tornan tan inciertos los patrimonios personales en la Argentina.
Muy relevante es la enormidad de las acciones de corrupción en la Argentina, al punto que ubican al país en el puesto 89 entre los menos corruptos en el planeta, frente a Uruguay, que escala a la posición 16, dentro de los 180 estudiados. El primer lugar con el menor índice se ubica Dinamarca.
Competencia e incentivos
¿Cómo se consiguen coordinaciones más valiosas de las actividades individuales? Compitiendo, e incentivando las decisiones que valoricen los derechos de propiedad individuales, de modo que cada uno tenga intereses que cuidar.
En esta línea, el control por oposición de intereses se comprueba en toda distribución de poderes subordinados, donde el objeto constante es dividir y combinar las facultades de modo tal que cada uno pueda ser el que limite a otros, asentó James Madison, en Papeles Federalistas, 51, que nutrieron la constitución de EEUU.
Friedrich Hayek afirma: “toda nuestra concepción de la justicia descansa en la creencia de que las visiones divergentes pueden zanjarse descubriendo reglas que consigan la aprobación general”. Y concluye que los acuerdos acerca de cuáles reglas son justas conlleva también que sean eficientes para el bienestar colectivo. Obviamente, las disputas por el tipo de cambio, enturbiadas por intereses asimétricos, vulnerarían la afirmación de Hayek.
“La competencia derrota a la corrupción e incentiva la coordinación de las actividades reemplazando a personas y procesos menos productivos, porque los principios e intereses de la comunidad siempre prevalezcan por sobre cualquier individuo o facción”, puede escribirse en forma adaptada al pensamiento de Ray Dalio, CEO Bridgewater Ass, principal fondo de inversión mundial.
Las asimetrías de intereses enlodan la competencia, con la contundencia de los saltos cambiarios en el país
Insisto, las asimetrías de intereses enlodan la competencia, con la contundencia de los saltos cambiarios en el país. Al respecto, David Hume estableció que la inestabilidad de la propiedad es el impedimento mayor para elevar la riqueza de la sociedad. Y Fritz Berolzheimer añade: “el derecho y la economía son complementarios y se determinan mutuamente”.
En este momento, numerosos especialistas reconocen no encontrar el camino para el crecimiento, pese a que el caso de Uruguay enseña el valor de competir, liberando las actividades de trabas artificiales. En una columna anterior analicé “el milagro” del liberalismo en Irlanda.
En el otro extremo está Venezuela, imponiendo furibundas trabas a la competencia y dañando las propiedades, no obstante las simpatías hacia el chavismo de demasiados dirigentes.
El autor es director de BG Consulting
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