La baja del dólar libre, que cotiza al cierre en $890, desconcertó a los analistas del mercado quienes, si bien no esperaban nuevos saltos abruptos ni tensiones extremas, sí preveían una mayor demanda de cobertura por parte de los diferentes agentes económicos que operan en todos los mercados de la divisa.
Sin embargo, tras una apertura en el mismo valor del viernes de $925, el precio del billete en el mercado informal se fue desinflando gradualmente durante la jornada hasta perforar los $900. Una combinación de factores técnicos y con expectativas de tono político parecen estar por estas horas influenciando en las cotizaciones.
En primer lugar, desde el resultado electoral de la primera vuelta que abrió un escenario en el que las chances de una dolarización abrupta y desordenada, el mercado de dólar financiero parece haber encontrado un equilibrio entre los $860 y $845 según se trate de CCL (contado con liquidación) o dólar MEP. Esa relativa estabilidad lleva a una convergencia habitual entre mercados que están comunicados con lo cual, si bien la incertidumbre electoral podría sumar presión, los precios tienen margen para acomodarse.
En el mercado existe una lectura según la cual los temores que provocaba una dolarización de la economía ya prácticamente no existen, aún cuando gane Milei
Entre los factores asociados a la campaña electoral, surge cada vez como más determinante la percepción del mercado de que el plan de dolarizar la economía está lejos de convertirse en realidad, al menos en una realidad inminente. Si bien en su última aparición televisiva, el candidato que promueve el cambio de régimen monetario, Javier Milei, insistió en que “la dolarización no se toca”, lo cierto es que en la misma intervención aclaró que no se puede implementar hasta tanto “no se resuelva el gran problema del Banco Central, que son las Leliq”. Resolver la deuda del BCRA es, sin dudas, una tarea que demandará tiempo.
Además, existe un tercer factor matemático que incide en moderar el “precio de pánico” que se venía reflejando en el billete informal: la paridad que arrojan las encuestas, en definitiva, indican un escenario mucho menos extremo del que se percibía de cara las elecciones generales, donde en primera o segunda vuelta se asumía a Milei como el ganador.
Para el analista Fernando Marull existen dos posibles miradas para explicar la baja del blue. La primera de ellas es “el mercado en modo gana Massa”, es decir que un triunfo del candidato oficialista, el ministro de Economía Sergio Massa, aleja los temores de saltos más abruptos ya que el propio funcionario trazó la hoja ruta, también en su última aparición televisiva el domingo. “El cepo se levanta a fin de 2024, después de acumular reservas”, fue su mensaje. Un dato más asociado a un eventual triunfo de Massa es que el ministro afirmó que su sucesor en el cargo, si gana el balotaje, no será alguien de su fuerza política.
Es claro que es una definición contundente tendiente a alejar cualquier temor de radicalización en materia económica y visto como “un giro a la derecha” más del que el propio candidato supone para los sectores más duros de su coalición. En la lista de nombres que circulan, con mayor o menor sustento pero en todos los casos sin ningún tipo de confirmación, no hay ninguno que no esté visto como “pro mercado”.
La segunda lectura de Marull es que la percepción de “moneda en el aire: 50% de chances para cada uno”, implica una descompresión importante respecto del escenario previo. Particularmente si se tiene en cuenta que los temores que provocaba una dolarización de la economía ya prácticamente no existen, aún cuando gane Milei.
“La dolarización está muerta”, es una mirada que se repite entre operadores y analistas del mercado. A tal punto que para Augusto Posleman, director de Portfolio Personal Inversores, “de acá al 19 de noviembre, no debería haber demasiadas novedades en lo que respecta a los dólares financieros. En concreto, habría una especie de wait & see (esperar y ver)”. Si los dólares financieros se mantienen en calma, entonces, existe un elemento clave para sostener a la baja el dólar informal, mercado en el que de todos modos existen hoy pocas operaciones bajo la mirada vigilante de la AFIP y también la Aduana.
“La realidad es que hay oferta, producto del nuevo dólar para el agro, y desde el lado de la demanda hay mucha restricción; y esto hace que la operatoria se trabe un poco, con baja demanda y montos chicos”, aportó Posleman.
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