El impacto de la sequía acortó los horizontes de llegada de dólares a la economía este año por una menor cantidad de producción agropecuaria exportable. Parte de ese problema busca ser subsanado con metas menos exigentes de acumulación de reservas ante el FMI, pero también con distintas medidas que analiza el equipo económico, tanto para intentar empujar todo lo que pueda la exportación, como para tapar las goteras por las que se filtran las divisas.
Ese torniquete, según pudo saber Infobae, apuntará especialmente a uno de los sectores que le requieren una significativa cantidad de dólares al Banco Central, como es el de los servicios (fletes, viajes, financiaciones, entre otros).
El equipo económico y el staff técnico del Fondo Monetario mantuvieron negociaciones en los últimos dos meses para darle paso a la habilitación de la cuarta revisión y el desembolso que llegó el viernes, pero la columna vertebral de la discusión tuvo que ver con medidas hacia adelante para, fundamentalmente evitar que se profundice la salida de divisas del BCRA. Para eso, según fuentes oficiales, habrá una serie de medidas que Sergio Massa analiza para el corto plazo.
Es en ese análisis en que apareció sobre la mesa el sector servicios. La economía argentina es netamente deficitaria en este rubro. En los últimos días un trabajo hecho por el consultor especializado en comercio exterior Marcelo Elizondo lo puso en números: el saldo sumado de los déficits de servicios en los últimos diez años es de USD 56.980 millones.
“La Argentina padece problemas cambiarios. Precisamente, a diferencia de otros países (en los que ingresan divisas por diversos medios -como la inversión extranjera directa, remesas, utilidades de compañías locales que son internacionales y con sucursales en el exterior, movimientos por operaciones financieras y simplemente ingresos de capitales-), nuestro país depende exageradamente de los ‘dólares comerciales’”, aseguró el informe de marras.
“El déficit en la balanza de servicios está ‘comiéndose’ desde hace algunos años prácticamente todo el superávit de la balanza comercial de bienes. Dicho de otro modo: en los últimos diez años la balanza comercial de servicios (deficitaria) está anulado el superávit de la balanza comercial de bienes”, fue una de las conclusiones del estudio de Elizondo.
En otros países ingresan divisas por inversión extranjera directa, remesas, utilidades de compañías con sucursales en el exterior, en la Argentina sólo por el saldo de la alanza comercial (Elizondo)
Además, consideró el estudio privado que es una tendencia que, en la última década, se agravó. “Si se mide una serie más larga, el superávit comercial en bienes es más contundente y el déficit de servicios es menos relevante, lo que sugiere que esta influencia recíproca está acrecentándose en los últimos años. Y que la oferta de dólares comerciales (si se mide completa la balanza -en bienes y servicios-) está complicándose últimamente”.
La pregunta que se impone, en ese contexto, es cuáles son las vías de salida por pago de servicios que están representándole un obstáculo a la balanza comercial. Una de ellas y que asoma como una de las candidatas a ser revisada en lo sucesivo por el equipo económico es la del turismo emisivo, es decir, los gastos que hacen residentes argentinos en viajes al exterior.
Puesto en números: esta canilla implicó un déficit cambiario de alrededor de USD 6.000 millones. Hasta octubre, de acuerdo datos del BCRA, la salida de divisas por esta vía superaba los USD 5.100 millones.
Por lo pronto, existen dos esquemas de dólar turista: para los consumos menores a USD 300 por mes, se paga el valor de la divisa oficial más el 30% de impuesto PAIS y el 35% de anticipo de Ganancias o Bienes Personales. Para los consumos superiores la percepción es de 45% a cuenta de Ganancias y un 25% a cuenta de Bienes Personales, lo que se conoce como dólar Qatar.
En el equipo económico destacaron, en su momento, que la aplicación del recargo impositivo más reciente sobre el consumo en dólares correspondía a una porción menor de los viajeros (el 7% de las personas, que consumían poco más del 80% de las divisas afuera). Podría haber, en ese sentido, un espacio para hacer más amplio el dólar Qatar.
Datos del BCRA -hasta octubre- dan cuenta que, además de la cuenta de turismo, en 2022 el uso de divisas por fletes superó los USD 3.700 millones, por transporte de pasajeros le insumió USD 1.200 millones a la entidad monetaria, el pago de servicios empresariales, profesionales y técnicos otros USD 1.400 millones. En total, la cuenta de servicios demandó en diez meses de 2022 más de USD 15.000 millones.
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Algunas consultoras creen que la sequía de divisas que representará la adversidad climática forzará al Gobierno a aplicar, necesariamente, un mayor control de la salida de dólares por importaciones. Analytica midió esa posibilidad para el caso de los bienes. “Un escenario de escasez de dólares es incompatible con los niveles de producción de 2022. Gran parte de las industrias no podrán importar los insumos y bienes intermedios que necesitan para mantener su nivel de actividad. Por lo tanto, el Gobierno deberá decidir si afecta las cantidades o los precios de los bienes importados, para equilibrar la demanda de dólares con la oferta disponible”, mencionaron.
Tiene, en un contexto crítico, contraindicaciones por el lado de la inflación. El control más férreo de las importaciones, según Analytica “le evitaría al gobierno tener que devaluar, pero haría que más empresas y actividades se provean de divisas a través del dólar CCL. En mayor o menor medida, las empresas que no accedan al mercado oficial de cambios trasladarán ese aumento de costos al precio final. Esto también repercutiría sobre la inflación, pero probablemente no de forma aguda, sino que seguiría el ritmo del tipo de cambio implícito en el CCL”.
El Gobierno deberá decidir si afecta las cantidades o los precios de los bienes importados (Analytica)
Desde el Ministerio de Economía remarcaron que parte de la conversación con el FMI incluyó “comenzar a simplificar el régimen cambiario actual, mediante la racionalización de los diversos impuestos que actualmente se cobran sobre las importaciones de bienes y servicios” y además “seguir mejorando el control aduanero para limitar la sobre facturación, el almacenamiento y otras irregularidades, especialmente en materia de servicios”.
Para el FMI, el 2022 terminó con un déficit en la balanza de servicios de USD 7.100 millones y debería reducirse a USD 5.500 millones este año. El propio organismo dio una pista de por dónde irían las mayores restricciones importadoras: “Se necesitan esfuerzos tempranos y decisivos para racionalizar el complejo régimen cambiario para desincentivar el acaparamiento y alentar la liquidación de granos y contener las importaciones, especialmente de servicios y productos de lujo”, que podrían en un contexto de brecha alta ser sujetos al sobrestockeo. Para el Fondo, el nivel de reservas actual es tan crítico que solo cubre tres meses de importaciones.
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