Suecia pretende ser el primer país del mundo con rutas y calles que tengan incluida una red eléctrica para cargar las baterías de los vehículos que circulen por ellas. Según las autoridades de transporte del país escandinavo, será una solución que contribuya efectivamente a permitir a los ciudadanos y flotas de transporte, puedan adoptar un vehículo eléctrico. Las razones son dos: permitirán fabricar automóviles más accesibles y mejorarán la situación actual de falta de puntos de recarga. La contribución será bienvenida, y es una de las tantas que se deben adoptar para que el ecosistema eléctrico, sea una realidad y no un proyecto.
El gran problema que enfrentan los gobiernos a nivel ambiental es la necesidad urgente de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Si no lo consiguen, no llegarán al objetivo de tener un planeta neutro de carbono para 2050, plazo que desde la ciencia señalan como la última oportunidad para evitar un desastre ecológico global.
Pero las cosas no van todo lo rápido que se necesitan, incluso por fuera del mundo del automóvil, por ejemplo, por las falta de gas luego del bloqueo europeo a Rusia. La industria automotriz, sin embargo, es una de las más observadas y cuestionadas, ya que la proporción de emisiones que provienen de ella es aproximadamente del 20% del total del planeta.
Gobiernos de distintas regiones han puesto 2035 como fecha para comenzar la descarbonización fuerte de la industria, siguiendo los lineamientos que propuso la Unión Europea en 2021, y que fueron ratificados hace semanas. Desde mitad de la próxima década, no se podrán fabricar vehículos que emitan CO2 a la atmósfera en su proceso de propulsión.
Y aunque existen diversas tecnologías que cumplen con esa premisa, la más común, sencilla de lograr y propagar en el mudo es la de los vehículos eléctricos. Pero los autos eléctricos son caros todavía, los analistas insisten en señalar que el precio no bajará demasiado en los próximos años, porque las baterías se deben fabricar con materias primas que, aunque abundantes, no son infinitas y están bajo un monopolio casi absoluto de China, y porque aunque quieran hacerlo, los gobiernos no son capaces de colocar tantos puntos de recarga como la demanda ideal necesitará en los próximos años.
El debate respecto cómo solucionar estos problemas es moneda corriente en la industria, que debe afrontar enormes inversiones para convertir sus plataformas a la movilidad eléctrica, pero si no pueden vender tantos vehículos enfrentarán pérdidas que no todos pueden resistir. Además, ante la falta de una infraestructura adecuada, todos intentan dotar a los autos de mayor autonomía, lo que implica baterías más grandes, autos más pesados y más caros, o gigantescos recursos en desarrollos que permitan extender la autonomía actual con mejoras tecnológicas que no modifiquen la morfología de los automóviles. En eso están todos.
Y los gobiernos también tienen un profundo debate, porque deben moverse equilibradamente dentro de la dualidad que asegure recursos para producir electricidad verde y al mismo tiempo para montar grandes redes eléctricas y estaciones de recarga.
Así se llega a ideas como las de Trafikverket, la administración de transporte sueca, que encontró una enorme oportunidad en la red vial para contribuir a mitigar los efectos de un cambio de movilidad como el que se está viviendo en el mundo, al menos como para empezar a trabajar en su país.
Según Jan Pettersson, Director de Desarrollo Estratégico de Trafikverket, “creemos que la solución de electrificación es el camino a seguir para descarbonizar el sector del transporte y estamos trabajando con una serie de soluciones”.
Suecia ha sido uno de los primeros países donde se ha comenzado a probar este tipo de solución, aunque también hay desarrollos en Italia, Israel, Estados Unidos e Inglaterra. Básicamente, se trata de generar que los caminos tengan un carril que permita que los vehículos que transitan en él, puedan alimentarse de electricidad mientras circulan, sin tener que detenerse con la consiguiente pérdida de tiempo a la que debe asociarse la disponibilidad de un punto de carga libre.
Luego de esos ensayos temporales, la decisión de construir el primer tramo de una ruta completamente electrificado de manera permanente está tomada. El recorrido elegido ha sido un trayecto de 27 kilómetros de la ruta europea E20 que conecta los centros logísticos entre Hallsberg y Örebro, y que está ubicado estratégicamente en el centro de las tres principales ciudades de Suecia como son Estocolmo, Gotemburgo y Malmö.
La obra está en proceso de licitación y se deberá construir para quedar en condiciones de utilizarse en 2025. Lo que aún no se ha determinado es qué método o métodos de carga tendrá disponibles para los usuarios. El escenario admite tres formas posibles que ya han sido ensayadas con éxito: la carga a través de pantógrafo como ocurre con los trenes eléctricos, y que sería apropiada únicamente para transporte de cargas o de pasajeros en vehículos de gran porte; la carga por un sistema conductivo, es decir por contacto con un riel electrificado en el asfalto; y la carga inductiva, que es la forma más segura y menos visible, pero que tiene la contra de un parque automotor que mayormente no tiene esta tecnología incorporada aún.
Si bien gran parte del Sistema de Carreteras Eléctricas (ERS) está enfocado en el transporte pesado, un reciente estudio mostró cómo también los automóviles particulares podrían beneficiarse con esta red. De acuerdo a ese estudio, realizado sobre rutas suecas y europeas a partir de la simulación del movimiento de 412 automóviles, combinar la carga doméstica con la carga dinámica podría permitir que se reduzca el tamaño de la batería hasta en un 70%, ya que no habría necesidad de semejantes valores de autonomía.
El mismo estudio asegura que este tipo de rutas ERS no necesariamente deberían estar en todo el país, sino distribuidas estratégicamente en un 25% del total de la red vial. Esto, además, definiría la autonomía que necesitarán los habitantes de zonas urbanas y los de zonas rurales, ya que los primeros tendrían mayor acceso a caminos electrificados, pero los automóviles con mayores distancias para recorrer, solamente necesitarían un 20% más de capacidad de la batería para conectar los tramos electrificados más distantes.
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