Cuando el termómetro del tipo de cambio salta el nerviosismo cunde en los mercados y también en los despachos oficiales. En los últimos años el peso sufrió distintas crisis con devaluaciones aceleradas que tuvieron diversas causas, procesos de mayor o menor duración y profundidad, y una onda expansiva que en algunos casos implicó el escape hacia el FMI o la salida de funcionarios de máximo nivel.
Una crisis de confianza hacia la moneda nacional no es un fenómeno de los últimos años solamente, como consecuencia del cierre de los mercados internacionales y el crédito en abril de 2018, que derivó en el pedido de un préstamo ante el Fondo Monetario Internacional.
Durante el Rodrigazo de 1975, liberó el tipo de cambio y el dólar llegó a tener un avance en pocos meses de casi 900%, y en los primeros meses de 1989, un reajuste del precio de conversión entre el austral y el dólar preparó el terreno para la hiperinflación de ese año. Junto con otro episodio hiperinflacionario en 1990, la puesta en marcha de la convertibilidad redujo la velocidad de los precios.
De todas formas, bien vale recordar cuáles fueron los últimos cinco episodios de crisis cambiarias, que comparten algunas características comunes cercanas en el tiempo: el corte en el crédito, la escasez de dólares y el peso de los vencimientos de deuda con el Fondo Monetario, en conjunto con las restricciones para las políticas de intervención en el mercado que conllevan los acuerdos con ese organismo.
Abril de 2018
Fue la primera instancia de crisis cambiaria durante el mandato de Mauricio Macri. Comenzó hace exactamente hace cinco años cuando el tipo de cambio tuvo que ser defendido con ventas diarias del Banco Central, conducido por Federico Sturzenegger, cercanas a los USD 1.500 millones.
A lo largo de esas semanas, el tipo de cambio oficial -en ese momento había una única cotización de referencia ya que no existían controles cambiarios- pasó de tener un valor promedio durante abril de 20,2 pesos a 23,6 pesos, lo que implicó un salto de 16% en un mes. Era una disparada considerable considerando que en los meses previos había registrado un ritmo de suba mucho más leve.
La consecuencia directa de la crisis fue el anuncio de Macri, el 8 de mayo de ese año, de que buscaría un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para poder volver a tener crédito internacional luego que se hubiese frenado la canilla de financiamiento en los mercados externos, ante un déficit fiscal que el Gobierno había reducido de manera más lenta a lo que preveían los inversores, y justo cuando el Poder Ejecutivo había relajado la meta de inflación de ese año -el anuncio de famoso 28D- lo que implicaba una menor dureza monetaria.
Agosto 2019
La celebración de las PASO en agosto de ese año, con Macri buscando la reelección y el Frente de Todos de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que superó con amplitud al oficialismo en todo el país, provocó un desplome de los mercados y una sobrerreacción en la plaza cambiaria.
El dólar, que había cerrado el día anterior a las elecciones primarias a 45,40 pesos saltó en una sola jornada a 55,70 pesos, un incremento diario de 22 por ciento. Hacia finales de mes terminó por tocar un techo de 59,07 pesos. Es el nivel al que permaneció de manera estable hasta entrado el 2020.
Hay una consecuencia que tuvo ese salto post PASO -y que explica cómo el dólar se mantuvo en ese rango durante varios meses incluso con instancias electorales de por medio-: la implementación del cepo cambiario.
Primero comenzó como un esquema que permitía la compra de hasta 10 mil dólares, y luego fue restringido hasta los 200 dólares mensuales.
Octubre de 2020
El gobierno del Frente de Todos afrontó su primera crisis severa en el mercado de cambios entre septiembre y octubre de 2020. Coincidió con la presentación del proyecto de Presupuesto 2021 y el anuncio del Banco Central de restricciones a las importaciones y a la operación con los tipos de cambio paralelos.
El reajuste de ese acceso a divisas dio al mercado la certeza de que existía una situación de faltante de divisas, meses después de la reestructuración de los bonos con los tenedores externos y cuando recién había comenzado la conversación con el Fondo Monetario para refinanciar el crédito Stand By de 2018.
El dólar libre llegó a orillar los $200, que a precio de hoy según estimaciones de mercado sería equivalente a más de $600. El contado con liquidación y el dólar Bolsa también escalaron aunque en una medida menor. Martín Guzmán, en ese momento ministro de Economía, se vio forzado a anunciar una serie de medidas de control del gasto público y para aceitar el financiamiento del Tesoro por la vía de las licitaciones de deuda para morigerar la emisión monetaria.
Julio de 2022
La salida de Guzmán y el breve paso de Silvina Batakis en el Palacio de Hacienda le implicaron al mercado de cambios un enorme ruido que disparó las cotizaciones paralelas, ya en un contexto de fuertes controles para los dólares financieros y de restricciones a las importaciones.
La crisis que derivó de la renuncia de Guzmán se dio apenas tres meses después de que se hubieses firmado el acuerdo con el Fondo Monetario -aún hoy vigente- y que ya planteaba algunos problemas en su implementación, con una inflación mucho más alta de lo esperado, una perspectiva de acumulación de reservas más acotada y un déficit fiscal que asomaba como demasiado elevado hacia mitad de año.
Con todo esos condimientos, los dólares paralelos crecieron hasta la zona de los $350 -con la nominalidad de ese momento- y recién encontraron algo de calma tras la salida de Batakis, que duró poco menos de un mes y la llegada de Sergio Massa. El ex presidente de la Cámara de Diputados llegó con un plan para recortar el aumento que tenía el gasto público y para sumar reservas.
Abril de 2023
Exactamente cinco años después de la primera crisis cambiaria citada en esta nota, la economía vive en los últimos días una nueva situación de grave incertidumbre, que mezcla como causas una serie de elementos macroeconómicos -entre ellos una inflación superior al 100% interanual- y tensiones políticas en el Frente de Todos.
La sangría de reservas en los primeros meses del año y la creciente restricción a las importaciones también impactaron en las perspectivas para los próximos meses en el mercado, con una brecha cambiaria que supera el 120%, lo que deja traslucir que existe una expectativa de devaluación cada vez más grande.
Con muchas menos divisas de lo previsto por el impacto de la sequía, el Ministerio de Economía se embarcó en una nueva renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario para discutir de manera más profunda los alcances y la estructura de metas condicionales del acuerdo. El peso de la coyuntura forzó este martes al equipo económico a intervenir con reservas para buscarle un techo a las cotizaciones paralelas.
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