La llegada de la segunda quincena de junio es una fecha muy especial para la industria automotriz argentina. Tras el primer semestre de gobierno de Javier Milei, comienzan a cumplirse los plazos de 180 días desde que se hicieron las importaciones de autos completos en el mes de diciembre pasado, y por lo tanto, es el plazo en el que las automotrices y los importadores que compraron unidades a su casa matriz a través del Mercado Libre de Cambios (MLC) -es decir usando dólares oficiales- deben empezar a disponer de las divisas para pagar sus importaciones.
Sin embargo, no todas las marcas tomaron la decisión de importar libremente como ahora es posible hacerlo, ya que al tener la fecha de pago todavía a seis meses, traer unidades del exterior implicaba seguir aumentando la enorme deuda con la que terminó 2023. Esto influyó en el mercado de modo directo, porque quienes decidieron recuperar la participación de mercado que habían perdido, empezaron a importar nuevamente en grandes volúmenes, lo que les permitió sacar ventaja a los más conservadores que recién lo harán a partir de este mes, cuando la deuda empiece a bajar porque se cancelan las operaciones de fin de año pasado.
En 2023 también existían esos 180 días, pero la realidad es que fueron una hipótesis que no siempre se cumplía. De hecho, se cumplió muy pocas veces cuando escaseaban los dólares en el Banco Central. En aquel entonces, el gobierno utilizaba las SIRA (permisos de importación) discrecionalmente, pero al momento de pagar las fechas se respetaban a medias o aleatoriamente, lo que hizo que muchas compañías automotrices decidieran traer menos autos al mercado, ya que no había certeza de fecha de nacionalización ni tampoco de disponibilidad de dólares para saldar sus cuentas corrientes en el exterior.
Eso fue lo que generó que se acumulara tanta deuda que el nuevo gobierno decidió diseñar una herramienta financiera que permitiera saldarlas a mediano y largo plazo. Así nacieron los famosos BOPREAL (Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre), que se emitieron en series 1, 2 y 3 con vencimientos entre 2025 y 2027, exclusivamente para la deuda pasada, mientras las nuevas importaciones se mantenían para pagar a 180 días.
Quienes tuvieron más apoyo o suficiente “espalda” importaron más autos, y quienes creyeron que esas importaciones y endeudamiento no era una buena estrategia, se mantuvieron en cifras similares a las de 2023. La industria automotriz argentina produce cinco pick-ups, cuatro autos, tanto en formato de sedán o hatchback, tres SUV y tres furgones. El resto es importado, tanto de Brasil, Colombia o México, sin pagar arancel de importación, o desde otros destinos con un gravamen del 35%.
Hubo marcas que “salieron a la cancha” a recuperar terreno en algunos segmentos. Toyota lo hizo en autos y SUV, Stellantis y Ford en pick-up compactas y SUV, Volkswagen en autos y SUV, mientras que Renault, Nissan y General Motors fueron más cautos y mantuvieron volúmenes menores de importación y decidieron apostar a la industria propia en estos primeros meses.
Toyota trajo Yaris y Corolla entre los primeros y Corolla Cross en la segunda categoría. Stellantis volvió a traer Fiat Pulse y Strada, Citroën C3 y C4 Cactus, y fundamentalmente Jeep Renegade y Compass y RAM Rampage. Ford apostó fuerte por la Territory china, y reforzó Kuga híbrida y Maverick. Volkswagen volvió a traer en buena cantidad el Polo, Nivus y T-Cross. Importadores como Honda, KIA, Hyundai o las chinas Chery y BAIC, también entraron cantidades significativas de SUV, aunque en varios casos lo hicieron fuera del MLC, lo que les permitió aprovechar la libertad de hacerlo pero pagando con dólares CCL.
Como se puede observar a primer golpe de vista, todos los que aumentaron la importación lo hicieron con los SUV en su portafolio, lo que indefectiblemente hizo que este sea el segmento de mayor crecimiento. La comparación se puede hacer con marzo, cuando con un trimestre del nuevo gobierno, y con el año 2023 completo, de modo tal de poder determinar el cambio de escenario para los usuarios argentinos, y a la vez proyectar cómo podría ser el último semestre también.
El año pasado, un 43% de los vehículos vendidos fueron sedanes y hatchback. Esa cifra se modificó luego de los primeros tres meses de 2024, en los que bajó al 41%. Ahora, al momento de empezar a hacer los primeros pagos al exterior, entre sedanes y hatchback, el porcentaje ha vuelto a bajar hasta el 40%.
Las camionetas, el principal producto que se fabrica en la Argentina por cantidad de marcas y volumen de producción, en 2023 habían tenido su gran auge, alcanzando el 28% si se sumaban las compactas y las medianas, y el 25% contando sólo las de una tonelada. En marzo de este año, esa proporción había bajado al 26% total con un 24% de medianas, y ahora es 25% total con un 21% de pick-up de una tonelada y un crecimiento de las compactas que llegaron importadas.
En cambio, los SUV, que estaban en un 20% del total del mercado argentino en 2023, crecieron hasta el 24% en marzo y hoy ya han alcanzado el 27% de participación de mercado. No sólo son el segmento de autos que más creció, el de las pick-up de media tonelada también fue en ascenso, sino que este tipo de automóviles parece estar ocupando el lugar que tienen en el resto del mundo, donde son la mayoría en la preferencia de los usuarios.
De hecho, con las cifras globales de 2023 que Jato Dynamics dio a conocer a finales de la semana pasada, el auto más vendido del mundo es el Tesla Model Y, el segundo es el Toyota RAV4, el tercero fue el Honda CR-V y el quinto el Toyota Corolla Cross. Sólo el Toyota Corolla, sedán, es el único no SUV que tiene un lugar entre los cinco autos más vendidos del mundo.
Con los pagos que empiezan a entrar en la rueda de cada marca, el escenario del segundo semestre depende ahora del comportamiento del mercado. Si sigue recuperándose, probablemente todos los fabricantes e importadores comiencen a aumentar el volumen de unidades traídas del exterior, y de eso dependerá que la curva de los SUV siga creciendo.
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