Por la inflación y la caída del poder de compra de los salarios, en agosto continuó la caída de las ventas de los comercios minoristas, que acumularon así ocho meses consecutivos de retroceso interanual, es decir todo el 2023. Según una medición hecha por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en el octavo mes del año, en que impactó la devaluación post PASO, la caída de las ventas minoristas fue de 4,1% interanual, la cifra más crítica en lo que va del año.
Asimismo, la entidad que representa a pequeñas y medianas empresas de distintos rubros registró que, respecto a julio pasado, agosto también reflejó una merma en las ventas minoristas, de 2,6%, mientras el acumulado de los ocho primeros meses del corriente año registra también una caída de 2,6% frente a igual periodo de 2022, según un informe difundido este domingo.
El retroceso anual de 4,1% de agosto representa el número más marcado de caída desde febrero de 2021, cuando todavía la actividad estaba fuertemente afectada por la pandemia y las restricciones a la circulación y la actividad económica. “El mes de agosto presentó desafíos significativos para el sector comercial, que tuvo que adaptarse a una dinámica de precios afectada por impactos generados inicialmente en el mercado paralelo del dólar y posteriormente con la devaluación de la moneda oficial a mediados de mes”, señaló CAME.
Ese retroceso anual de 4,1% de agosto representa el número más marcado de caída desde febrero de 2021, cuando todavía la actividad estaba fuertemente afectada por la pandemia y las restricciones a la circulación y la actividad económic
Los resultados forman parte del Índice de Ventas Minoristas Pymes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), un informe elaborado por la entidad en base a información aportada por 1.252 comercios de todo el país. El sector más afectado en agosto fue el de Alimentos y Bebidas, que registró una contracción de 6,6% en las ventas en comparación con el año anterior, caída que se produjo como resultado de la generalizada suba de precios que impactó en este rubro.
Durante el octavo mes del corriente año, seis de los siete rubros relevados por CAME registraron bajas interanuales en sus ventas. La mayor retracción ocurrió en Alimentos y Bebidas (-6,6%), seguido de Ferretería, materiales eléctricos y materiales de la construcción (-5%), Bazar, decoración, textiles (-3,5%), Farmacia (-2,6%) y Perfumería (-2,1 por ciento). En tanto, el único rubro con alza fue Calzado y Marroquinería (+0,8%) interanual.
Respecto a alimentos y bebidas, el rubro más afectado en agosto, acumulan una caída de 1,9% en los primeros ocho meses del año frente al mismo período de 2022. En la comparación con el mes anterior, en tanto, bajaron 2,3 por ciento. “La demanda estuvo muy estancada. La gente compró lo necesario, buscando ofertas y sustituyendo marcas para compensar las subas de precios. Los disturbios y actos de vandalismo que ocurrieron después de las elecciones PASO crearon un clima de temor que resultó en el cierre temporal o la reducción de horarios de operación de numerosos negocios durante varios días. Esta situación tuvo un impacto negativo en las ventas de dichos establecimientos”, planteó CAME.
Freno en la actividad
La consultora Invecq, por su parte, analizó, en un panorama más amplio, qué señales sobre el estado de la economía exhibieron los últimos datos oficiales. “La actividad muestra signos de agotamiento cada vez más claros: en julio se contrajeron la industria y la construcción, adelantando lo que probablemente haya sido la quinta caída mensual consecutiva a nivel general”, dice un reporte reciente.
“A su vez, difícilmente agosto muestre buenos números: a una ya de por sí delicada situación se le sumó la exacerbación de la volatilidad pre y pos PASO, que incluyó devaluación, corrida cambiaria, endurecimiento del cepo, e inflación de dos dígitos. En este contexto se enmarca el ‘Plan Platita’ de la semana pasada, que busca sostener a una economía que tambalea. Las condiciones macroeconómicas actuales, y la incertidumbre en cuanto al futuro, no permiten ser muy optimistas al respecto”, continuó Invecq.
“El comportamiento errático de la industria es un síntoma de la inestabilidad macro argentina, y en particular de la discrecionalidad de la política cambiaria: cuando se endurece el cepo para ‘cuidar los dólares’, la actividad se resiente (y viceversa). En este sentido, cabe destacar que durante el último trimestre -y en particular en julio- hubo un importante ajuste del ‘torniquete importador’, que explica en parte el enfriamiento del sector: la diferencia entre las importaciones devengadas y pagadas promedió los USD 1.584 millones en mayo-julio (USD 2.130 millones en el último mes), cuando venía de USD 727 millones en marzo-abril; diferencia que, en el acumulado anual, ya alcanzó los USD 8.676 millones”, indicó la consultora.
El sector más afectado en agosto fue el de Alimentos y Bebidas, que registró una contracción de 6,6% en las ventas en comparación con el año anterior, caída que se produjo como resultado de la generalizada suba de precios que impactó en este rubro
“Los primeros indicadores de julio adelantan que, muy probablemente, la economía haya vuelto a caer durante el séptimo mes del año, en lo que sería la quinta contracción consecutiva en términos desestacionalizados. De todas formas, pese a que un repunte en el consumo podría moderar la contracción económica, la situación macroeconómica y política actual (alta inflación, creciente incertidumbre, un Gobierno de salida y sin confianza, reservas netas negativas en USD 4.500 millones) no permite ser muy optimista al respecto”, concluyó Invecq.
Hace algunos días, un informe de Ecolatina, “si bien la incidencia de la sequía se irá diluyendo a partir del tercer trimestre, desde agosto comenzaron a impactar los efectos negativos de la suba del dólar sobre la economía real y la inflación. Más en detalle, los pagos a las importaciones están siendo restringidos nuevamente con mayor intensidad, sumado a la necesidad de profundizar el sesgo contractivo de la política fiscal y monetaria, al tiempo que se advierte un mayor impacto negativo de la aceleración inflacionaria sobre los ingresos”.
“Esto tiene como resultado una profundización de la recesión económica, principalmente en ramas vinculadas al comercio, determinados sectores industriales y de la construcción, que se ven afectadas como consecuencia del contexto de mayor incertidumbre, encarecimiento de costos y un agravamiento de las dificultades para importar”, concluyó.
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