La discusión sobre el impacto de las redes sociales en el desarrollo emocional de los niños persiste en el debate público, adquiriendo mayor relevancia en contextos como el reciente movimiento legislativo en Florida.
El gobernador Ron DeSantis ha sancionado una ley que establece restricciones de acceso a las redes sociales. Los menores de 14 años no podrán acceder a las redes sociales y se va a exigir a los jóvenes de 14 y 15 años obtener un permiso por parte de los padres.
Este paso legislativo refleja la creciente preocupación por las potenciales repercusiones del uso temprano y desregulado de las redes en la salud emocional y psicosocial de los jóvenes.
Interacciones reales: necesarias para los niños
Según Child Mind Institute, una organización enfocada en la salud mental infantil en Estados Unidos, las interacciones en línea presentan significativas diferencias en comparación con las interacciones cara a cara, especialmente en términos de autenticidad y calidad humana.
No obstante, para los niños, discernir estas discrepancias resulta particularmente difícil debido a su corta edad y a su limitada experiencia social y emocional.
Las interacciones reales tienen algo que las digitales no: lenguaje corporal y las expresiones faciales, dos factores que los niños pierden.
Además, en la vida real, no hay tiempo para elaborar la respuesta perfecta. “No podemos asegurarnos de que nuestro aspecto sea exactamente el que queremos proyectar. Si tenemos un desacuerdo, tenemos que saber cómo responder en tiempo real”, según el estudio.
Otro gran problema es que suele ser bastante común que los niños se sientan mal consigo mismos cuando ven a todo el mundo en internet luciendo un aspecto perfecto.
Los adolescentes a menudo intentan compensar esto al compartir fotos que los hacen parecer perfectos a ellos también. Entonces, cuando su identidad en las redes sociales no coincide con cómo se sienten en realidad, pueden acabar sintiéndose peor.
Ansiedad, menor autoestima y problemas de socialización
En un estudio realizado por la Royal Society of Public Health, se consultó a adolescentes y jóvenes adulto, de edades comprendidas entre los 14 y 24 años, en Gran Bretaña, acerca del efecto de las redes sociales en su bienestar y salud mental.
Los hallazgos de dicho estudio revelaron que plataformas como Snapchat, Facebook, Twitter e Instagram contribuían a incrementar sensaciones de soledad, ansiedad, depresión y percepciones negativas sobre su propia imagen corporal.
Las redes sociales pueden generar ansiedad, baja autoestima y dificultades de socialización en menores de edad debido a la constante comparación con los demás, la presión por obtener aprobación virtual y la exposición a estándares de vida y belleza irreales.
Esta dinámica virtual afecta su percepción de sí mismos y de su entorno, limitando su capacidad para establecer relaciones interpersonales sanas y aumentando su vulnerabilidad a trastornos emocionales y psicológicos, al intentar alcanzar expectativas poco realistas fomentadas en estas plataformas.
Cómo disminuir el impacto negativo de las redes
Para mitigar el impacto negativo de las redes sociales en los menores, es crucial establecer límites y supervisar su uso. Los padres y tutores pueden fomentar la participación en actividades fuera de línea que promuevan la autoestima y las habilidades sociales, como deportes, arte o voluntariado.
“Parte de la autoestima saludable es saber cómo decir lo que pensamos y sentimos, incluso cuando no estamos de acuerdo con otras personas, o si se siente como algo emocionalmente arriesgado”, señala Steiner-Adair, psicóloga clínica del Child Mind Institute.
Es esencial promover el diálogo abierto sobre los sentimientos y experiencias en las redes sociales, ofreciendo un espacio seguro para expresar inquietudes o ansiedades.
Además, el establecimiento de “zonas libres de dispositivos” en momentos específicos del día puede incentivar la interacción personal y reducir la dependencia de la validación digital. Adoptar estas estrategias puede contribuir a desarrollar una relación más saludable y equilibrada con las redes sociales entre los jóvenes.
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