En la enmarañada regulación cambiaria e impositiva en la que viven los argentinos, el costo de un pasaje tiene incluido casi un 50% de impuestos. Viajar al exterior en la actualidad implica pagar dos asientos, uno para el viajero y otro para cumplir con los fiscos local y extranjero. Y eso que la carga impositiva se redujo este mes.
Con la devaluación del 14 de agosto el Gobierno recortó la percepción a cuenta de Impuesto a las Ganancias y Bienes Personales que cobra por el “dólar turista”. En base a una disposición de la AFIP que se oficializó la semana pasada, se dispuso que la percepción a cuenta para gastos con tarjeta de crédito en el exterior que hasta hace poco era del 25% fuera reducida al 5%, de manera de generar una reducción del 10% en el valor del ese tipo de cambio.
Para obtener el valor del dólar turista hay que sumarle al oficial un 80% de recargo en concepto impuesto PAIS y percepciones a cuenta de impuesto a las Ganancias y del impuesto a los Bienes Personales. Para obtener el dólar tarjeta, que es el que se paga por consumos mensuales inferiores a USD 300, hay que sumar un 75% al oficial en concepto de impuestos y percepciones. Tomando como referencia las cotizaciones de la divisa del Banco Nación, hoy el dólar turista llega a $657,90 y el dólar tarjeta a $639,63, respectivamente.
Un pasajero argentino que compró un pasaje a Miami para enero de 2024 se encontró con este nuevo esquema impositivo. Beneficiado, de hecho, por la reducción de la percepción quedó sujeto de todas a una carga impositiva mayor al 96%, es decir, casi un nuevo pasaje.
El detalle del vuelo cotizado por Aerolíneas Argentinas explica que la tarifa para un adulto alcanzaba los $590.283,00 ida y vuelta. Pero el costo total incluía, como extra, $566.927,80 en tasas e impuestos. El total llega a 1.157.210,80 pesos.
¿Qué es lo que está pagando un viajero junto con su pasaje? Para ser justos, no todos los cargos son impuestos y tasas argentinas. También los Estados Unidos, país de destino del vuelo, pone su parte. Pero son $25.457,30 contra $541.470,50 que percibe la AFIP.
Entre los dos países, hay 17 impuestos incluidos en el costo final del pasaje. Entre los conceptos impositivos se puede mencionar una “Tasa al ticket” por $41.319,80 (6,99% de la tarifa), una” Tasa de Seguridad de la Aviación por $511,7 (0,086%), una “Tasa de aeropuerto” por $20.833,50 (3,52%), una “Tasa de seguridad” por $2.924,00 (0,49%) y “Tasa de inmigración” de $3.655,00 (0,61%).
Por lejos, los conceptos más importantes son los impuestos y percepciones cambiarias: Impuesto PAIS por $116.410,59 (19,72% de la tarifa), “Percepción RG 4815″ por $174.615,92 (29,58%), “Percepción RG 5272″ de $19.401,80 (3,28%), más Impuesto PAIS por $60.674,31 (10,27%), más Percepción RG 4815 por $91.011,48 (15,41%) y más Percepción RG 5272 por $10.112,40 (1,71%).
Estados Unidos, por su parte, cobra seis impuestos que no forman la mayor parte de la carga impositiva pero incluye, entre tasas de seguridad y de aviación, la curiosidad de dos conceptos orientados a subvencionar la aviación civil de Samoa Americana, una isla aislada en el medio del Océano Pacífico para la que la conexión aérea es completamente antieconómica. Las tasas, impuestas a todos los viajeros, se traducen en dos cargos para el viajero argentino del ejemplo: uno de $2.046,80 (0,34%) de la tarifa y otro de $1.644,80 (0,27%), entre las más llamativas.
También cabe destacar un cargo extra que no va ni a la AFIP ni al fisco estadounidense, un fee de venta de Aerolíneas Argentinas por $8.772 en total.
Con todo, el viajero puede sentirse parcialmente afortunado. Sin la última modificación a las percepciones a las operaciones cambiarias -un recargo total del 100%-, el pasaje habría salido $118.056,50 más caro para llegar a $1.275.267,30 totales.
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