El 18 de julio de 1994, un coche bomba explotó en Pasteur 633, en la puerta de la mutual judía: el estallido derrumbó un edificio y mató a 85 personas. Entre quienes lograron sobrevivir quedaron las voces que piden justicia y no dejan que se borren de la memoria aquella dramática mañana en las que sus vidas cambiaron para siempre.
Para seguir en ese camino de, la Asociación Mutual Israelita Argentina junto a la Secretaría de Desarrollo Urbano de la ciudad de Buenos Aires proyectaron el Memorial Plaza Amia, un espacio para conmemorar a las víctimas del atentado.
Este nuevo espacio público de 3282 m2 se desarrollará en Costanera Norte a partir de un relleno costero sobre el que se depositaron los escombros del edificio destruido por el ataque terrorista.
La plaza es un proyecto de AMIA, que fue liderado por el departamento de Arte y Producción de la institución, se realiza tras seis años de trabajo conjunto con el Gobierno de la Ciudad. Desde la primera gestión que se realizó ante las autoridades porteñas, destacan la importancia de contar con un gran espacio de uso público para rendir homenaje a las 85 víctimas fatales y a todas las víctimas sobrevivientes del atentado terrorista perpetrado el 18 de julio de 1994.
“Honrar la memoria de las 85 víctimas fatales del ataque es un compromiso indeclinable que asumimos y este nuevo espacio nos da la posibilidad de hacerlo y de promover el ejercicio de la memoria colectiva”, dijo Amos Linetzky, presidente de AMIA que remarcó que los restos del edificio estaban resguardados por la Justicia, que los preservaba como evidencia y fueron liberados hace seis años.
Por su parte, Alvaro García Resta, secretario de Desarrollo urbano, destacó el área de la Ciudad que tuvo a su cargo el diseño de este espacio de recordación: “Este es un espacio público que tiene un carácter singular y distinto: son 3200 metros cuadrados de un parque destinado a mantener viva la memoria del mayor atentado que sufrimos en la Ciudad. Las 85 víctimas de este acto terrorista son recordadas en cada lugar de este espacio, donde fundamentalmente queremos que la gente esté en contacto con la memoria, con lo que nos pasó. Es recordar y es educar”.
Cómo es
El Memorial ofrece un lugar para la contemplación y propone actividades de recordación, encuentro y educación en sus ámbitos diversos. Al recorrerlo, los visitantes consolidarán una memoria personal de lo que se conmemora.
“Se trata de un proyecto que tiene un simbolismo muy especial. Así como la AMIA logró renacer desde los escombros tras el atentado terrorista, esta plaza también representa la idea de que sobre la base de las ruinas también es posible la reconstrucción y ponerse de pie, a pesar de los intentos de destrucción”, aseguró Linetzky.
Entre sus características, el proyecto contempla una estructura implantada de manera tal que no se altere la estructura de los escombros ni de espacios verdes que lo envuelven. Además, en el sector de bienvenida se ubicará una placa con los nombres de las víctimas y cerca de ella un visor de vidrio que permitirá observar parte de los escombros de la sede de la AMIA.
En todo el Memorial se distribuirán de forma regular 85 estacas verticales de acero inoxidable de 3 metros de altura que representan a cada persona que perdió la vida en el atentado y el núcleo que convoca al encuentro contará de una estructura de hormigón de forma circular y una pasarela que desde el extremo sobre el río permitirá tener una perspectiva amplia del Memorial.
“Este sector fue pensado para fomentar la conversación el ejercicio de la memoria colectiva y actividades educativas”, señalan el proyecto que se financiará totalmente con parte de los fondos obtenidos por el convenio Dique 4, acuerdo establece que a cambio de mayor altura y una nueva morfología en un lote de propiedad de un privado (ubicado en Juana Manso 350), la ciudad reciba 2.5 millones de dólares. Como contraprestación el convenio fue aprobado por la Legislatura Porteña el 25 de marzo de 2021 (Ley 6.411).
Para Linetzky es vital “este es un compromiso indeclinable que asumimos y este nuevo espacio nos da la posibilidad de hacerlo y de promover el ejercicio de la memoria colectiva. Por eso, proyectamos este lugar como un sitio de encuentro, que permitirá a las nuevas generaciones conocer cómo el terrorismo atacó en Buenos Aires el 18 de julio de 1994, cómo terminó con la vida de 85 personas, y cómo el reclamo de justicia sigue vivo, a pesar de la impunidad persistente en la causa”.
Por su parte, Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de AMIA, dijo que “la memoria necesita de las efemérides y de la creación de lugares físicos y simbólicos para que el olvido no devore lo que sucedió el 18 de julio de 1994. En tiempos de impunidad, todos estos lugares de memoria se constituyen también como lugares de reclamo de justicia”.
Además, sostuvo que “desde AMIA, entendemos que la conversación, el diálogo, el conocer al otro son las mejores herramientas contra la discriminación, la xenofobia y cualquier tipo de segregación. Por eso, desde este concepto, consideramos que la plaza Memoria AMIA tenía que ser un lugar de encuentro, no un territorio donde erigir un monumento, sino un sitio donde la gente pueda acercarse a lo que pasó, saber quiénes fueron las 85 víctimas fatales y rendir un homenaje. Pensamos en una plaza memorial que brinde también la posibilidad de ser un punto de encuentro para las nuevas generaciones”.
Esta plaza memorial, que será inaugurada en breve, tiene acceso directo por la Ciudad Universitaria de la UBA porque también se la pensó como un sitio que los estudiantes puedan tener como referencia para reunirse, compartir estudios, para aprender. “Para poblar y habitar un espacio que promueve el diálogo y el encuentro. Una especie de aula abierta que promueve el ejercicio de la memoria”, aspira Kapszuk.
El 60% de la población argentina no tiene memoria vivencial de lo ocurrido. No había nacido cuando se atentó contra el edificio de la AMIA.
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