Si algo le faltaba al mercado de granos, más allá de las distorsiones en el ámbito local y la posibilidad de que se establezca un nuevo “dólar agro”, era un golpe geopolítico que trajera de vuelta la volatilidad de los precios internacionales de los commodities agrícolas. Es lo que sucedió con el abandono de Rusia del Acuerdo de Granos del Mar Negro, por el cual Ucrania podía exportar de manera segura su producción hacia un mundo sediento de alimentos.
Lo cierto es que a principios de la semana, el Kremlin, tras un ataque al puente que une la península de Crimea (anexionada por Rusia), decidió desistir de ese acuerdo que permitió que en los últimos 365 días se exportaran más de 32 millones de toneladas de granos desde puertos ucranianos, de los cuales 51% corresponde a maíz y 27% a trigo, según indicó un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Para que no queden dudas de las intenciones rusas, en dos jornadas consecutivas el ejército invasor bombardeó los puertos de Odessa y Chernomorski, afectando de manera contundente la infraestructura exportadora de Ucrania.
Para que no queden dudas de las intenciones rusas, en dos jornadas consecutivas el ejército invasor bombardeó los puertos de Odessa y Chernomorski
Según plantea el trabajo realizado por los economistas Guido D’Angelo, María Belén Maldonado y Emilce Terré, “más allá de este retiro, cabe destacar que las últimas renovaciones implicaban cada vez menos tiempo de extensión, pasando de 120 a 60 días de vigencia con cada actualización del acuerdo. Para peor, cada renovación se hacía sobre el filo del cierre del anterior, alimentando la incertidumbre. En este marco, el volumen embarcado en los últimos meses ya de por sí mostraba una tendencia hacia abajo”.
Ni bien estallada la guerra y cuando Ucrania vio sus puertos del Mar Negro bloqueados en febrero del año pasado, encontró rutas alternativas para la comercialización hacia la Unión Europea, principalmente Moldavia. Durante 2022, las exportaciones a través de Moldavia sumaron 8,6 millones de toneladas, mientras que durante el primer semestre de este año llegaron a 12,1 millones de toneladas.
Otras rutas
Otras rutas terrestres se hallaron a través de Polonia, Rumania, Hungría y Eslovaquia. Sin embargo, “las grandes cantidades de cereal ucraniano se comercializaban a precios menores que aquellos que se producían en la Unión. Esto perjudicó los precios y las ventas de los agricultores locales, quienes exigieron a la UE el uso de instrumentos regulatorios para limitar la cantidad de granos proveniente de Ucrania. Se buscaba limitar la importación y, a la vez, evitar bajas en los precios de comercialización”, indicó el trabajo de la BCR.
Sin embargo, estas vías alternativas exploradas por Ucrania una vez desatada la invasión, no se comparan con lo conseguido a través del corredor seguro que establecía el acuerdo. Por tal motivo, “de no retomarse el acuerdo con Rusia y de ver sus exportaciones limitadas a través del Mar Negro, Ucrania se enfrentaría a un grave problema de comercialización de sus granos de exportación por vía terrestre, lo cual afectaría el abastecimiento de sus productos a nivel internacional, como así también afectaría en su frente interno puesto que los silos con el grano que no podrá exportarse deben empezar a liberarse para el ingreso de la nueva cosecha.
Impacto en Argentina
Como se dijo anteriormente, el primer y principal impacto en precios internacionales se debe buscar en el maíz y el trigo, por el peso propio que tiene Ucrania en el comercio exterior de estos dos cultivos. Hoy en Argentina, la cosecha del grano amarillo está superando el 70% de la superficie objetivo y “aún resta ponerle precio a más de 17 millones de toneladas del cereal. Además, de este total cerca de 12 millones de toneladas de maíz 2022/23 no han sido comercializadas. No quedan dudas que una potencial interrupción de embarques de maíz desde Ucrania es un factor alcista para los precios”.
Resta ponerle precio a más de 17 millones de toneladas de cereal argentino; de ese total 12 millones de toneladas de maíz no han sido comercializadas. No quedan dudas de que una potencial interrupción de embarques de maíz desde Ucrania es un factor alcista para los precios (Bolsa de Comercio de Rosario)
Por otra parte, el trabajo de los economistas marcó que “aún es prematuro para estimar un impacto sobre la potencial comercialización de trigo y girasol 2023/24, dos productos fundamentales de la canasta exportadora argentina en las que Rusia y Ucrania tienen un peso sustancial”.
En este sentido, el girasol todavía muestra escasa comercialización interna, mientras que el trigo apenas supera las 600.000 toneladas de negocios internos 2023/24, cuando el año pasado sobrepasaba las 4,8 millones de toneladas y el promedio de los últimos cinco años se ubica en 3,5 millones. “Debemos descontar cuánto trigo 2023/24 se podrá vender con una potencial mejora de precios, en tanto una parte de la producción deberá ser exportada para cumplir con la prórroga de embarques del trigo 2022/23″.
Por último, el trabajo marcó que no hay que dejar de lado que las importaciones de fertilizantes muestran caídas de más de dos dígitos en la primera mitad del 2023. La urea se encuentra un 42% por debajo del año pasado y el MAP (fosfato monoamónico) un 40% detrás del mismo período de 2022. En este sentido, “no debe perderse de vista que una potencial suba de precios de estas importaciones podría limitar o anular cualquier mejora en los precios internacionales de la canasta exportadora nacional”.
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