(Washington, Estados Unidos) Los bancos de desarrollo tienen como una de sus prioridades para los próximos años empezar a atar sus préstamos a metas medioambientales. Uruguay ha sido país pionero en probar estas nuevas herramientas y ahora acaba de acordar con el Banco Mundial una operación que le puede permitir ahorrarse una buena porción de los intereses si logra bajar aún más, de lo que ya se había comprometido, las emisiones de gas metano que generan sus vacas.
La directora gerente del Banco Mundial, Anna Bjerde, y la ministra de Economía y Finanzas de Uruguay, Azucena Arbeleche, anunciaron el acuerdo de este innovador préstamo, que ahora deberá ser aprobado por el directorio de la institución con sede en Washington en noviembre. El préstamo, de aprobarse, será por USD 350 millones y Uruguay lo podrá destinar a apoyar políticas que promuevan un crecimiento económico sustentable y resiliente.
Este acuerdo permitirá a Uruguay obtener una reducción de hasta USD 12,5 millones en intereses si logra sus metas de reducir la intensidad de las emisiones de metano provenientes del sector ganadero, yendo más allá de los compromisos adquiridos bajo el Acuerdo de París.
El país se había fijado allí como compromiso voluntario, no condicional, bajar un 32% sus emisiones entre 2025 y 2030. Ahora, con el Banco Mundial, se propone reducirlas un 33% y en ese caso accederá a los descuentos acordados. Además, para el período 2030 a 2035 se comprometió de forma no condicional reducirlas un 35% y ahora con el banco apuesta a bajarlas 36 por ciento.
De esta forma, Uruguay se convierte en el primer país en obtener este tipo de beneficio financiero por su desempeño ambiental.
Cómo hacer replicable esta innovación
Este acuerdo anunciado con Uruguay funciona como un plan piloto. Según explicó a Infobae Frank Fragano, Líder del Programa para Desarrollo Sostenible del Cono Sur del Banco Mundial, esta es una herramienta absolutamente innovadora que se probará en el país sudamericano para intentar replicarlo a otros países y otros continentes.
Para eso será necesario no solo evaluar la experiencia uruguaya sino también que el banco ajuste sus procedimientos internos y resuelva además vías de acceder a dinero para asumir la diferencia en caso que el país que tome el préstamo cumpla los objetivos ambientales.
Para eso se usará lo que en la jerga denominan “dinero consesional”, es decir, fondos que alguien donará. En el caso de este acuerdo con Uruguay, que podrá ser máximo de US$12,5 millones el Banco Mundial asume dar ese beneficio con fondos propios, como forma de dar “un puntapié inicial”, explicó Fragano. Pero para nuevos préstamos deberá buscar otros donantes.
En estos días en Marruecos, los países y las instituciones financieras están discutiendo varios aspectos de reforma tanto del Banco Mundial como del Fondo Monetario Internacional. Una de ellas es justamente la búsqueda de acuerdos para conseguir donantes de dineros concesionales para que los organismos puedan financiar este tipo de préstamos con descuentos atados a metas ambientales.
Según declaró Anna Bjerde, esta innovación está alineada con la reciente Hoja de Ruta para la Evolución del Banco Mundial, que busca crear incentivos para que los países incorporen desafíos globales como el cambio climático en sus estrategias de desarrollo.
“Nuestra misión de reducir la pobreza con equidad, es también ahora la búsqueda de un planeta habitabl. Queremos un planeta habitable y para eso queremos generar nuevos incentivos y nuevos caminos para eso”, dijo Fragano a Infobae.
Por qué el Banco Mundial eligió a Uruguay para innovar
El Banco Mundial eligió a Uruguay para probar este nueva préstamo porque no es la primera vez que el país innova junto a la institución, explicó el funcionario.
Además Uruguay ya había innovado el año pasado al emitir un bono que está asociado a metas ambientales. En octubre de 2022 hizo una emisión de deuda que toma como indicadores los objetivos de reducción de impacto ambiental acordados por el país en 2017 en los Acuerdos de París. Se trató de un bono indexado a Indicadores de Cambio Climático (BIICC, por sus siglas en inglés). Es decir, que si Uruguay no cumple con esas metas, deberá pagarle más a quienes compraron su bono. De esa manera, el país se ve más comprometido a la reducción del daño ambiental.
Para el diseño de este instrumento, que contó con la cooperación técnica del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Uruguay se comprometió a una reducción de la intensidad de las emisiones de gases de efecto invernadero y a la conservación del área de bosque nativo, respecto al año 2012.
Según dijo Fragano, el banco tomó la decisión porque Uruguay es “innovador en finanzas sostenibles” y porque ha mostrado que ha querido avanzar no solo con el lanzamiento del bono verde. “Además tenemos una buena relación desde el punto de vista de proyectos de sostenibilidad hace mucho tiempo, sobre todo en el sector agrícola, y hemos trabajado en cambio climático”, agregó el funcionario del Banco Mundial.
Reducir las emisiones del sector ganadero en Uruguay
Uruguay es un país en cuya economía la ganadería tiene un gran impacto económico, siendo uno gran exportador de carne vacuna. Los animales, al digerir su comida, pueden generar lo que se denomina “fermentación entérica”, que se produce en uno de sus cuatro estómagos y fundamentalmente cuando el ganado vacuno come forrajes con muchos carbohidratos. Cuando se da eso, la vaca puede ser un emisor de metano, un gas de efecto invernadero. Sin embargo, si el forraje tiene mayor cantidad de proteínas y menos carbohidratos la emisión de metano se reducirá.
El objetivo de Uruguay es reducir la intensidad de estas emisiones de gas metano emitido por kilo de carne producida. Esto se lograría además de optimizando la alimentación del ganado, incorporando nuevas tecnologías.
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