Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), liderados por los Karen Elizabeth Nava Castro, del Instituto de Ciencias de la Atmosfera y Cambio Climático, y Jorge Morales Montor, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, presentó los avances que han tenido en el tratamiento intratumoral contra el cáncer de mama, al llevarlo a su fase preclínica.
Nava Castro indicó que su proyecto Desarrollo de un tratamiento intratumoral con un análogo de DHEA que inhibe el crecimiento tumoral, tiene el objetivo de ser una alternativa para combatir el cáncer de mama, enfermedad que es un problema de salud a nivel mundial.
Explicó que el tratamiento se realiza a través de la modulación hormonal y aseguró que ha demostrado su eficacia en la reducción de tumores, contra la formación de metástasis y daño a tejidos secundarios.
La científica, quien recibió Mención de Honor del Premio CANIFARMA 2023, en la categoría Investigación Básica, destacó que los tratamientos existentes son ortodoxos, como la cirugía o la quimioterapia, y con frecuencia no son tan eficaces y otros consisten en terapias hormonales, pero no aplican para todos los tipos de tumores, describió.
En ese contexto, su línea de estudio consiste en utilizar la hormona DHEA, vía de síntesis entre estradiol y testosterona, específicamente un análogo, el cual probamos in vitro e in vivo en un modelo de ratón, detectando que tiene efecto antitumoral y antimetastásico; es decir, regula el crecimiento del tumor y además la formación de metástasis.
Detalló que la administración se realiza a la mitad del desarrollo del tumor, disminuyendo la dimensión de las protuberancias y el daño que haya a tejidos secundarios como los pulmones, que son blanco de metástasis, además de que modifica la respuesta inmunológica tanto intratumoral como sistémica, porque aumenta los niveles de anticuerpos específicos contra las células tumorales.
Asimismo, modula la expresión de algunas citosinas o factores de crecimiento, como el VGF, que están relacionados en la metástasis. Entonces cuando hay estos cambios generales es lo que, al final, contribuye al efecto antitumoral.
Nava Castro indicó que actualmente el proyecto está en fase preclínica, razón por la cual “habría que intentar probarlo con otro tipo de animales que no sean ratas, porque la problemática para estas es la misma; sería el siguiente paso antes de hacer el abordaje con pacientes humanos”.
Resaltó que de igual forma realiza la extensión del estudio, que consiste en indagar cómo factores ambientales de estos contaminantes disruptores endócrinos pueden ser clave para exacerbar el progreso de los tumores.
“Los respiramos todos los días, es una exposición crónica, desde que estamos en la gestación nuestra madre está expuesta a ellos; se han constatado los niveles de plastificantes en el suero de pacientes con cáncer de mama y son demasiado elevados, particularmente los ftalatos (compuestos químicos); eso también puede modular la respuesta inmunológica, antitumoral, y tener un papel en la generación de tumores”, concluyó Nava Castro.
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