A poco más de nueve meses del cambio de gobierno, la economía no sólo muestra señales claras de haber cambiado en forma sustentable el ritmo de la inflación y el explosivo crecimiento del déficit fiscal, que había llevado a crecientes desequilibrios en los planos monetario, cambiario, tarifario, así como de estancamiento de la actividad, con caída de salarios y jubilaciones en valores reales, sino también de comenzar a dejar atrás unos de los ciclos recesivos más largos en varias décadas.
Sin dudas que prevalecen varios frentes que se resisten al cambio, como se sintetiza en el plano financiero y del minúsculo mercado de capitales, la persistencia de un elevadísimo índice de riesgo país. Al punto que no son pocos los economistas que, pese a los logros mencionados, observan la carencia de un plan económico y de una hoja de ruta financiera que permita despejar los interrogantes sobre una economía que ha sido repetidamente golpeada en todos los frentes durante más de medio siglo.
Frente a ese cuadro, Infobae entrevistó a la distancia, desde su estudio en Washington, al economista argentino, ex director del FMI para el hemisferio occidental, Claudio Loser, para conocer su mirada sobre el presente del país, con sus fortalezas y debilidades, y sus expectativas.
— ¿Cómo ve la economía de la Argentina a la distancia en general, en la macro y en la micro?
— Desde el exterior, la economía argentina se ve frágil, aun cuando considero que hay un claro progreso respecto de parámetros importantes, tales como la disciplina fiscal y monetaria, los comienzos de la racionalización del gasto público, y aún más nítidamente en la reducción en la inflación. La actividad económica, mientras tanto, muestra debilidad con una caída del PBI en un rango de 3,5%-4% según estimaciones de instituciones como el FMI y el Banco Mundial, y bancos comerciales internacionales. Además, hay preocupación por la continua presencia del cepo cambiario.
“Hay preocupación por la continua presencia del cepo cambiario”
— Indicadores oficiales y estimaciones de algunas consultoras comienzan a reflejar signos de fin de la larga recesión, pero aun pesa en los análisis el efecto de notables caídas en el cotejo con el año anterior ¿Cómo se explica?
— En lo referido a la actividad económica, hay elementos dinámicos que están ocurriendo ahora y elementos de arrastre estadístico, cuando se hacen comparaciones con un año atrás. La actividad económica en la Argentina cayó en forma sostenida desde el segundo trimestre de 2023, lo que en gran medida explica la fuerte caída en doce meses. Es cierto que el PBI cayó en el primer trimestre, pero puede verse una estabilización en el segundo trimestre y una posible recuperación posterior, aunque lenta. Por ello se registra una caída en doce meses, aunque estén mejorando las cosas.
— Cuando se viene de un proceso de singular relajamiento monetario, fiscal, atraso monumental del tipo de cambio, tarifas y gran parte de la economía regulada y se pasa al escenario opuesto ¿Cree que era posible evitar inicialmente la profundización de la recesión?
— Por supuesto que, al principio de un proceso de ajuste y salida de desbalances enormes, la tendencia es decir que el remedio es peor que la enfermedad. El impacto del proceso de ajuste-el “remedio”-es fuerte, especialmente si se aplica la estrategia de shock, pero la evidencia histórica global es que ese enfoque funciona mucho mejor, aun con costos iniciales altos. La estrategia gradualista ha tendido a fracasar. Puede esperarse una reacción positiva de la economía en la segunda mitad de 2024 y en 2025, sujeto a lo que pase a nivel global.
— Dada su larga trayectoria como analista de la economía nacional ¿Se pregunta, como algunos colegas, si era necesario que los argentinos pagaran el alto costo para llegar a la inflación cero en sólo un año de gobierno de Javier Milei?
— La alternativa a un ajuste duro, en mi experiencia, es la continuación de un proceso de crecimiento bajo y fluctuante (en el mejor de los casos) en el mediano plazo. La Argentina en este siglo ha tenido una trayectoria muy pobre, si se excluye el efecto de precios internacionales altos hasta mediados de la década pasada, tipo de cambio inicialmente altamente competitivo, y con herencia de alta productividad de la época del uno-a-uno.
— ¿Le sorprendió la resiliencia que mostró la Argentina frente al sorpresivo cimbronazo de los mercados internacionales de bonos y acciones, a fines de julio?
— El shock de fines de julio fue un fenómeno transitorio a nivel internacional, como se ve dos semanas después. Las acciones y bonos argentinos se pudieron recuperar como lo hizo la mayor parte de los instrumentos a nivel internacional. Quizás ayudó que existiera el cepo, pero a mi juicio, los mercados consideran que Argentina por una parte está aislada de los mercados en términos del día a día, y por otra parte se tiene una visión positiva acerca de su manejo macro.
“La alternativa a un ajuste duro, en mi experiencia, es la continuación de un proceso de crecimiento bajo y fluctuante (en el mejor de los casos) en el mediano plazo”
— En menos de un mes el equipo económico deberá presentar las pautas de Presupuesto de Gastos y Recursos para 2025, pero antes espera cerrar un nuevo acuerdo con el FMI ¿Qué expectativa le genera?
— Es absolutamente irrealista pensar que se pueda avanzar en forma importante con un nuevo acuerdo con el FMI en este momento. Todavía está vigente el acuerdo actual con aproximadamente USD 500 millones disponibles este mes y USD 550 millones en noviembre. El FMI podría declarar al completar el próximo informe que los objetivos declarados por el equipo económico para 2025 son razonables. No creo que vaya mucho más allá de ello.
Lo más probable es que se negocie un nuevo acuerdo en el cuarto trimestre, con algunos fondos frescos, pero de ninguna manera de la magnitud deseada por el gobierno argentino, dado el alto endeudamiento ya existente con la institución.
— El FMI le cobra a la Argentina varios recargos por su financiamiento, vinculados principalmente con el monto que excede los parámetros corrientes, el plazo y la sobre tasa de 1% anual sobre la del DEG ¿Ve posible y probable que el ministro Luis Caputo pueda obtener alguna exención o recorte?
— Es posible lograr una revisión en los recargos a la tasa de interés, pero no podría realizarse como una excepción especial para la Argentina. Tendría que ser tratada como un cambio general en la estructura de tasas, lo que requiere una discusión compleja, y respecto de la que no puede predecirse el resultado. Hay una percepción de alto riesgo para los acreedores (muchos de los 190 países de la institución que no son deudores) de la alta deuda de Argentina.
— El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, escribió en la red X: “el aumento de la base monetaria no es emisión” ¿Es así?
— La discusión de si el aumento de base monetaria es emisión, es un tema de semántica. Lo importante desde el punto de vista práctico es si el aumento en la cantidad de dinero o la base monetaria es consistente con la demanda. Puede decirse que un crecimiento “causado” por aumento de reservas internacionales refleja movimiento de demanda y que el crédito al sector público es emisión sin base, pero lo importante es el balance entre oferta y demanda.
— ¿Qué piensa de la tasa de referencia de política monetaria estable en 40% anual desde junio?
— La tasa de interés, equivalente al 2,8% mensual es muy baja, dada la tasa de devaluación, sujeta a mucha incertidumbre independientemente de las declaraciones gubernamentales, y una tasa de inflación más alta. La tasa de 40% anual es un incentivo significativo para no traer recursos al país.
“La tasa de interés, equivalente al 2,8% mensual es muy baja, dada la tasa de devaluación, sujeta a mucha incertidumbre”
— ¿Y del crawling peg en 2% desde enero último?
— De alguna forma está contestado anteriormente. La tasa de 2% mensual es muy lenta, y ha llevado a una sobrevaluación de la moneda, exacerbado por la existencia del cepo y las distorsiones existentes en el sistema productivo.
— Por la baja de los precios internacionales de las materias primas y la volatilidad que acusan las divisas de varios de los socios comerciales ¿El Gobierno debiera acelerar la baja y hasta eliminación de las retenciones, acelerar el ritmo de devaluación y subir la tasa de interés, pese al delicado cuadro social que heredó?
— Como mínimo tiene que haber un plan concreto para eliminar el cepo, y reducir tanto las retenciones como el Impuesto PAIS. Como mencionara, debe flexibilizarse la tasa de interés, y buscar la eventual unificación cambiaria (junto con la eliminación del cepo) con un “crawling peg” más rápido inicial pero flexible. Pero no hay soluciones ni únicas ni milagrosas en este sentido.
— ¿Qué le falta a la política económica para lograr los objetivos de eliminar el déficit fiscal para erradicar la inflación, reducir impuestos, desregular y volver a crecer en forma sustentable?
— Los pasos esenciales de corto plazo se han cumplido. A nivel fiscal, queda aún racionalizar el sistema impositivo y tener un plan claro a nivel de gasto, con apoyo efectivo a los sectores más pobres, menos educados e integrados. Debe encararse la flexibilización del mercado laboral, reducir el irracional sistema de protección, y permitir un mayor rol para un sector privado competitivo y no enganchado al Estado. La lista puede alargarse significativamente, pero estos son puntos salientes.
“Esta administración claramente tiene una visión constructiva de cómo alcanzar un crecimiento sostenido y ello presenta una gran oportunidad para el país. El gran peligro es seguir envueltos en procesos corruptos, y en disputas personales e ideológicas”
— ¿Una reflexión final?
— La Argentina ha quedado atrás respecto de sus pares. Debe generarse un Estado eficiente y seguramente de menor tamaño, pero lo más importante es la generación de un sistema de respeto al estado de derecho, y de un mínimo grado de consenso practico acerca de la dirección del país, aunque no sea una visión unificada. Los recurso humanos y naturales existen.
Esta administración claramente tiene una visión constructiva de cómo alcanzar un crecimiento sostenido y ello presenta una gran oportunidad para el país. El gran peligro es seguir envueltos en procesos corruptos, y en disputas personales e ideológicas, en vez de enfocar la atención en lo que es bueno para la Argentina, hoy lamentablemente sufrida y disminuida, pero con gran potencial.
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