La negociación con el Fondo Monetario Internacional hacia un nuevo acuerdo podría tener este mes un paso decisivo. El Gobierno, en primer lugar, retomará los pagos al organismo, lo que tendrá un impacto en las reservas del Banco Central, pero principalmente porque el ministro de Economía Luis Caputo participará de la reunión de ministros del G20 en Río de Janeiro, donde coincidiría con la plana mayor del FMI.
A fines de febrero, en la primera reunión de ministros de finanzas y banqueros centrales, que tuvo lugar en San Pablo, la cumbre le sirvió al jefe del Palacio de Hacienda para tener sus primeros contactos cara a cara con Kristalina Georgieva, la directora gerente del Fondo, con Janet Yellen, la secretaria del Tesoro norteamericano, y con Ajay Banga, el presidente del Banco Mundial.
El 24 y 25 de julio en Río de Janeiro tendrá lugar la tercera reunión de este rango -la segunda fue en abril en Washington en el marco del encuentro de primavera boreal del FMI-, que tendrá en los papeles como misión continuar con la hoja de ruta del G20 antes de la cumbre de presidentes en noviembre. Los ministros y banqueros centrales negocian, a lo largo del año, una declaración de intenciones de ese foro para plasmar en el último evento del calendario con los jefes de Estado. En febrero el ida y vuelta entre los funcionarios fue áspero y hubo poco espacio para los consensos.
En la primera reunión de ministros de finanzas y banqueros centrales, que tuvo lugar en San Pablo, Caputo tuvo sus primeros contactos cara a cara con Kristalina Georgieva y con Janet Yellen
La agenda paralela al G20 podría resultar, como en aquella ocasión, la más relevante para el equipo argentino. Si bien aún no están confirmadas las reuniones que tendrá Caputo en la semana carioca, será otra oportunidad para una nueva foto con la dirigencia más alta del FMI, con el contexto en este caso de una negociación abierta hacia un programa nuevo.
El objetivo de máxima del Poder Ejecutivo es conseguir un colchón de financiamiento adicional para reforzar las reservas. Es una de las precondiciones que señaló Caputo como necesarias para hacer operativa, en una tercera fase de la política económica del gobierno libertario, del levantamiento del cepo, la unificación cambiaria y el inicio de un esquema de competencia de monedas.
El FMI apoyó el viernes pasado el anuncio de la nueva etapa del programa monetario, que incluirá un traspaso de la deuda del Banco Central hacia el Tesoro, de manera tal de restringir la emisión monetaria y que los intereses de esos pasivos sean afrontados por el Ministerio de Economía con sus propios recursos.
Cuando a mediados de este mes el Poder Ejecutivo repague otros USD 640 millones al Fondo Monetario, el país habrá completado la devolución de capital del préstamo Stand By (SBA) de 2018. Claro que todavía aparecerá en el balance que la Argentina sigue unos USD 44.000 millones en rojo con el organismo porque la cancelación de los vencimientos del SBA se hicieron con los propios fondos que envió Washington desde 2022.
Si bien aún no están confirmadas las reuniones que tendrá Caputo en la semana carioca, será otra oportunidad para una nueva foto con la dirigencia más alta del FMI, con el contexto en este caso de una negociación abierta hacia un programa nuevo
Esto sucede porque el país pidió el Extended Fund Facility (EFF) precisamente para refinanciar los pagos del SBA, que no podía afrontar por el tamaño que tenían en un contexto de bajas reservas en el Central. Es decir, fue un préstamo para poder cubrir el pago del primer préstamo. El EFF vigente tiene plazos más largos, y esa ventana de tiempo le permitirá al Estado empezar en septiembre de 2026 la devolución propiamente dicha de la deuda con el FMI. Recién ese momento comenzará el proceso de desendeudamiento con el organismo. El plazo va hasta 2032.
El Fondo Monetario Internacional calculó en su último informe que la inflación bajará en la Argentina a un ritmo más rápido de lo que esperaba y estimó que el 2024 terminará con un 140% de suba de precios anual, aunque también calculó que la recesión será más dura de lo proyectado y que el PBI caerá 3,5% este año. Hacia adelante, el FMI espera que el Gobierno eleve una hoja de ruta para levantar gradualmente los controles cambiarios -algo que tendría que suceder a fines de este mes- y, a fines de octubre, un plan para una reforma impositiva integral.
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