La Tierra está sufriendo cambios climáticos que amenazan cada vez más con crecientes tormentas tropicales, inundaciones, sequías, incendios, aumento del nivel del mar y deterioro de la producción de alimentos. Mantener las temperaturas en niveles seguros exige reducir las emisiones de carbono a casi cero de aquí a mediados de siglo, pero iniciando ya sin demoras esta reducción.
La transición hacia una economía con bajas emisiones requiere expandir las energías renovables, porque las emisiones de gases de efecto invernadero conducirán a un aumento del calentamiento global, en el corto plazo.
Las reducciones rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero conducirían a una desaceleración del calentamiento global. La transición globalmente impulsada hacia un futuro con energías limpias no será una tarea simple, pero no encararla provocará mayores costos afectando gravemente a las generaciones por venir.
Estamos enfrentando las siguientes amenazas:
1. En muchas regiones del mundo se acelera la tendencia al calentamiento atmosférico;
2. El constante aumento del nivel del mar;
3. Las sequías afectan cada vez más la producción de alimentos y energía;
4. Los incendios forestales provocan un aumento local de CO2; y
5. Año a año vienen retrocediendo la Antártida y Groenlandia;
Los fenómenos meteorológicos extremos y los choques climáticos se están agravando en América Latina y el Caribe, a medida que se aceleran la tendencia al calentamiento a largo plazo y el aumento de nivel del mar, según se desprende de un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Aumenta la temperatura y los daños ambientales
En los últimos 30 años, las temperaturas han aumentado en América Latina a los niveles más alto de los que se tiene constancia. Así, por ejemplo, la sequía prolongada conllevó un descenso de la producción hidroeléctrica en amplias zonas de América del Sur, lo que provocó un fuerte aumento de la demanda de combustibles fósiles en una región con un gran potencial sin explotar de energías renovables.
El deshielo de los glaciares ha empeorado, amenazando los ecosistemas y la futura seguridad hídrica de millones de personas
El deshielo de los glaciares ha empeorado, amenazando los ecosistemas y la futura seguridad hídrica de millones de personas. En el verano de 2022 se produjo una pérdida casi total del manto de nieve en los glaciares de los Andes centrales, de modo que capas más sucias y oscuras de los glaciares absorbieron más radiación solar, lo cual a su vez aceleró el deshielo.
El nivel del mar siguió subiendo a un ritmo mayor en el Atlántico Sur y el Atlántico Norte subtropical con respecto a la media mundial. El aumento de nivel del mar amenaza a una gran parte de la población de América Latina y el Caribe que vive en zonas costeras, ya que contamina los acuíferos de agua dulce, erosiona las costas, inunda las zonas de baja altitud y aumenta el riesgo de inundaciones costeras.
El nivel del mar siguió subiendo a un ritmo mayor en el Atlántico Sur y el Atlántico Norte subtropical con respecto a la media mundial.
El aumento de nivel del mar amenaza a una gran parte de la población de América Latina y el Caribe que vive en zonas costeras, ya que contamina los acuíferos de agua dulce, erosiona las costas, inunda las zonas de baja altitud y aumenta el riesgo de inundaciones costeras.
La sequía prolongada perjudicó a importantes sectores económicos como la agricultura, la energía, el transporte y el abastecimiento de agua. La sequía en la cuenca del Paraná-Plata en el sureste de América del Sur, uno de los principales graneros del mundo, fue la peor desde 1944.
El descenso de la producción hidroeléctrica debido al bajo caudal de los ríos obligó a sustituir las fuentes de energía hidroeléctrica por combustibles fósiles, lo que obstaculizó los esfuerzos de transición energética hacia emisiones netas cero.
La sequía en la cuenca del Paraná-Plata en el sureste de América del Sur fue la peor desde 1944
Las temperaturas excepcionalmente altas, la baja humedad del aire y la grave sequía dieron lugar a períodos de incendios forestales sin precedentes en muchos países sudamericanos. Algo similar esta ahora ocurriendo en todos los continentes.
Ya es hora de nuevas políticas energéticas
La Agencia Internacional de Energía alerta destacando que, si no se implementan ya distintas políticas energéticas, seguirán aumentando las emisiones contaminantes, señalando que la era de los combustibles fósiles ya debe ser parte del pasado de la humanidad. Debe iniciarse la era histórica de las “energías limpias”, es decir sin emisiones, entre las cuales encontramos la eólica, solar, hidro y nuclear, y también nuevas formas energéticas como el hidrógeno.
Naciones Unidas advierte que la temperatura global se elevará en los próximos años. Estamos frente a una creciente amenaza global hacia la Tierra que exige ser encarada mediante acciones implementadas simultáneamente por todos los países, en el marco de negociaciones internacionales.
Esta amenaza ambiental global, requiere una solución global con compromisos de todas las naciones, es indispensable que esta solución sea promovida en la COP que tendrá lugar este año en Dubái, por las dos naciones que lideran las emisiones contaminantes (China y EE.UU.).
La (OMM) señala que hay posibilidades que en los próximos cinco años se supere el récord de calor registrado en 2016 y que el cambio climático causado por las actividades humanas eleve las temperaturas mundiales hasta límites desconocidos. Según la OMM, hay 2/3 de probabilidades de que la temperatura media mundial anual supere en más de 1,5 grados los niveles preindustriales durante los próximos cinco años.
Tener presente que 1,5°C no es un simple objetivo, sino un límite impuesto por la naturaleza. A partir de ese límite los riesgos son muy altos, pero ya antes de superarlo el calentamiento está generando graves consecuencias.
Crecen las emisiones contaminantes de CO2
El dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera calienta el planeta, causando el cambio climático ya que es un importante gas que atrapa el calor, o gas de efecto invernadero, que proviene de la extracción y quema de combustibles fósiles (como el carbón, el petróleo y el gas natural), de los incendios forestales y de procesos naturales como las erupciones volcánicas.
Desde el comienzo de la Revolución Industrial las actividades humanas han elevado el CO atmosférico. la cantidad de CO2 es ahora el 150% de su valor en 1750. Esto es mayor que lo que sucedió naturalmente al final de la última edad de hielo hace 20.000 años. Las evidencias actuales son un llamado de atención para toda la humanidad.
La ciencia señala que a fin de evitar los peores impactos del cambio climático y para conservar un planeta habitable, el aumento global de la temperatura necesita limitarse a no más de 1,5°C por encima de los niveles preindustriales.
En la actualidad, la Tierra ya tiene un calentamiento superior al 1,1°C en comparación a fina del siglo XIX, y las emisiones continúan elevándose.
Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C, tal como se exigió en el Acuerdo de París, es necesario que las emisiones se reduzcan alrededor del 45% para 2030 y que se alcance el cero neto hacia 2050.
La transición hacia una energía limpia
La transición a un mundo con cero emisiones es uno de los mayores retos que enfrenta la humanidad. El sector energético constituye la fuente de tres cuartos de las emisiones de gases de efecto invernadero en la actualidad y encierra la clave para evitar los peores efectos del cambio climático.
La sustitución de generadores de contaminación, como la producción de energía mediante el carbón, el petróleo o el gas, por fuentes renovables, como la hidráulica, solar o eólica, reducirían drásticamente las emisiones de carbono.
Los compromisos adquiridos por los gobiernos hasta la fecha han quedado cortos para lo que es necesario. Los planes de las 193 naciones adheridas al Acuerdo de París nos llevarían a un aumento en las emisiones globales de gases de efecto invernadero para 2030, en comparación con los niveles de 2010. Lograr el cero neto hace necesario que los gobiernos emprendan nuevas políticas energéticas para la reducción de las emisiones actuales.
Los compromisos adquiridos por los gobiernos hasta la fecha han quedado cortos para lo que es necesario
La energía es la fuente de tres cuartas partes de las emisiones anuales de gases contaminantes. Eliminar estas emisiones antes del 2050 es clave para evitar que la temperatura suba más de 1,5°C. Se requiere una transformación de la producción y utilización de la energía.
En el 2030 la economía mundial será un 40% mayor, pero el consumo de carbón, petróleo y gas deberá ser menor. Anular las emisiones hacia el 2050 exige inversiones en hidrógeno, captura y almacenaje de CO2 y más inversiones en energías limpias y en tecnologías para reducir el consumo energético por unidad de PBI.
La Agencia Internacional de Energía afirmó que no habrá necesidad de nuevas inversiones para aumentar la producción de combustibles fósiles contaminantes (carbón, petróleo y gas).
Alcanzar emisiones netas de CO2 cero para 2050, requeriría una disminución de 1,4 GtCO2 por año, comparable a la caída de 2020 relacionada con el Covid-19.
Evitar cruzar el límite de 1,5°C de aumento de la temperatura global aún es posible según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), pero es necesario una mejora de las propuestas de la mayoría de los países, requeridas por el Acuerdo de París (2015). Para afrontar esta tarea es crucial el liderazgo de los países del G20, donde están los países más contaminadores como China, EEUU, India, UE, Rusia y Japón, ya que estos países representan el 80% de las emisiones de gases contaminantes.
Es crucial el liderazgo de los países del G20, donde están los países más contaminadores
Las demoras en actuar aumentarán los costos económicos, ambientales y sociales. Debemos avanzar hacia energía sin emisiones para que en 2050 las emisiones energéticas sean un 95% inferior a las actuales. Esto requiere un consenso global, liderado por las naciones más contaminantes, para abatir las emisiones, es hora de acelerar la transición hacia energías limpias.
El informe del IPCC sobre las de emisiones de gases señala que, para limitar el calentamiento, será necesario que las emisiones alcancen su nivel máximo en 2025 y que se reduzcan un cuarto antes de 2030. Si no se modifica el patrón de consumo energético, el clima continuará deteriorándose, pero la buena noticia es que es tecnológicamente posible un nuevo modelo de generación y utilización de la energía que acompañe al crecimiento económico, pero sin perjudicar el medio ambiente, pero es necesario comenzar ya.
La mayoría de las emisiones provienen de pocos países. Los siete principales emisores (China, Estados Unidos de América, India, la Unión Europea, Indonesia, Rusia y Brasil) representan la mitad de las emisiones mundiales.
El G20 (Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, República de Corea, México, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica y Turquía) es responsable del 75% de las emisiones mundiales. Las inversiones deben acelerar la descarbonización, por eso los subsidios a los combustibles fósiles deben desaparecer para lograr un cambio impulsado por el mercado hacia una economía descarbonizada.
Consideraciones finales
La energía es clave para la solución ambiental. Los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, son el mayor contribuyente por sus emisiones de dióxido de carbono. La ciencia indica que, para evitar los impactos del cambio climático, las emisiones deben reducirse casi a la mitad para 2030 y alcanzar el cero neto para 2050.
Para lograr esto se debe poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles e invertir en fuentes alternativas de energía que sean limpias y sostenibles, estas fuentes de energía renovables están disponibles en abundancia, proporcionadas por el sol, el viento y el agua.
La ciencia indica que, para evitar los impactos del cambio climático, las emisiones deben reducirse casi a la mitad para 2030 y alcanzar el cero neto para 2050
La COP-28, (conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el cambio climático), tendrá lugar a fin de este año en Dubái (Emiratos Árabes Unidos). La COP-1 se había realizado en Berlín en 1995. Cuando los representantes de casi 200 naciones se reúnan este fin de año, el panorama energético y climático mundial serán testigos de esta preocupante realidad: las actuales emisiones de CO2 ya son nada menos que un 50% mayores que en 1995.
También es preocupante observar que estas emisiones acumuladas alrededor de la Tierra son ahora un 17% mayores. Al ritmo actual de permanente aumento de las emisiones de CO2 se cruzaría la barrera requerida para que la temperatura global no se incremente más de 1,5 grados centígrados sobre el nivel preindustrial en una década.
Llegó la hora de implementar globalmente nuevas políticas energéticas “limpias” que apunten sin demoras a la eliminación de la emisión de gases tóxicos. Todos tenemos la obligación de cuidar nuestra Casa Común que será heredada por nuestros descendientes.
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