La lira turca marcó este lunes un nuevo mínimo histórico al cotizar a 20,04 unidades por dólar y 21,5 por euro, en la apertura de los mercados tras la reelección en las elecciones del domingo de Recep Tayyip Erdogan como presidente de Turquía.
Erdogan obtuvo el 52% de las papeletas frente al 48% de su rival, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu, dibujó en su discurso de celebración de la victoria una positiva imagen de la economía del país, asegurando que reducir la inflación, que está alrededor del 45%, será el principal objetivo.
El presidente recordó que su política para afrontar ese problema ha sido ir reduciendo las tasas de interés, una teoría contraria a la de la mayoría de los economistas, y que el precio del dinero está actualmente en el 8,5%.
Sin embargo, hay economistas que tienen una visión más pesimistas de las perspectivas económicas.
“No espero una reacción de inmediata. Las elecciones han terminado, todo el mundo ha visto el resultado, se ha acabado la incertidumbre y ahora tomarán posición en consecuencia. Pero con la continuación de las políticas anteriores, la lira seguirá perdiendo valor”, declaró a EFE el economista Mustafa Sonmez.
La lira ha perdido un 77% de su valor frente al dólar en los últimos cinco años.
El cambio de la lira respecto al dólar, que desde otoño pasado registrada una bajada paulatina pero lenta y sin sobresaltos, se mantiene artificialmente estable, mediante intervenciones del Banco Central, como la venta de divisas y diversos mecanismos “fuera del mercado”, recuerda el diario Diken.
Desde hace aproximadamente un mes, el cambio oficial del Banco Central ya no corresponde al que ofrecen los cambistas privados, y que ahora figura incluso en las páginas de consultas financieras como “cambio del Gran Bazar”, en alusión al histórico centro de negocios de Estambul.
“Insostenible”
Tras haber conseguido una coalición de votantes nacionalistas, conservadores y religiosos, Erdogan “redoblará sus políticas populistas… la polarización política ha llegado para quedarse”, afirma Emre Peker, de la consultora Eurasia Group.
Aliviar a los turcos de la peor crisis económica del país desde la década de 1990 es una de las prioridades urgentes de Erdogan.
Años de desarrollo impulsado por proyectos de infraestructuras y un auge del sector de la construcción le granjearon una enorme popularidad y una base de votantes leales que nunca le ha abandonado.
Los analistas afirman que las generosas promesas de gasto de Erdogan durante la campaña y su inquebrantable apego a la reducción de los tipos de interés presionarán aún más las reservas de divisas de los bancos y la lira.
“La situación actual no es sostenible”, señaló Timothy Ash, de BlueBay Asset Management, refiriéndose a las decenas de miles de millones de dólares que el banco central ha desembolsado para sostener la lira.
Si Erdogan se niega a dar un giro de 180 grados en los tipos de interés y abandonar la lira, “la cosa podría ponerse fea”, advirtió.
El colosal esfuerzo de reconstrucción en el sureste de Turquía se encuentra aún en una fase incipiente tras el terremoto de febrero que mató a más de 50.000 personas y destruyó ciudades enteras.
La catástrofe agravó las dificultades económicas, ya que cientos de miles de personas perdieron sus medios de subsistencia de la noche a la mañana y los meteorólogos recortaron las perspectivas de crecimiento de Turquía para 2023, con unos daños estimados en más de 100.000 millones de dólares.
(Con información de EFE y AFP)
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