Con la media sanción en Diputados de la Ley Bases y el Paquete fiscal, el Gobierno va buscando construir un puente para poder llegar al próximo año con mejores chances de éxito legislativo.
En particular, va a conseguir herramientas que van a buscar dar mayor estabilidad tanto en lo fiscal como en lo externo, cuyo logro festejado en el primer trimestre no es sustentable en el tiempo.
En efecto, el superávit comercial y fiscal conseguido en el primer trimestre tras la depreciación del peso no han sido fruto de un cambio estructural de la economía que haya incrementado la productividad del país y mejorado la organización de las finanzas públicas, sino de la llegada de un nuevo gerente que frenó gastos, pospuso pagos por 120 días y cerró la economía para poder contar más financiamiento y efectivo en la caja, tras un deplorable manejo eleccionario de la gestión anterior.
El superávit comercial y fiscal conseguido en el primer trimestre tras la depreciación del peso no han sido fruto de un cambio estructural de la economía
En la primera presentación, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció que iba a buscar en 2024 hacer un ajuste del déficit fiscal de 5,2% del PBI, de los cuales 2,2% del PBI eran de incremento de los ingresos y 2,9% del PBI por un ajuste de los gastos.
Pero como se puede ver en el gráfico anterior, los planes distan de la realidad en el primer trimestre del año.
El fuerte ajuste del gasto (de casi 7% del PBI anualizado) es el que ha permitido obtener el superávit financiero, basado en un recorte real de las jubilaciones (que continúa a pesar del nuevo esquema al sostener el bono sin indexación), la postposición de pagos de subsidios económicos (nueva deuda que reconoce el Gobierno pero no se registra en sus cuentas), la falta de actualización de los salarios y el congelamiento de las obras públicas y las transferencias a las provincias.
El fuerte ajuste del gasto (de casi 7% del PBI anualizado) es el que ha permitido obtener el superávit financiero
Ahora todo ello no es sostenible en el tiempo, ni social ni políticamente hablando. Porque parte del sustento del Gobierno se basa en la clase pasiva, al que no le pueden seguir recortando los ingresos, y porque también va a seguir siendo necesario sostener los ingresos de los trabajadores y las obras públicas, si queremos que el Estado siga funcionando y sostener la infraestructura del país.
Frente a ello, el paquete fiscal podría llegar a ser un aporte que logre al menos neutralizar los efectos de la caída de los ingresos por el deterioro de la actividad económica. Pero su aporte luce moderado para la nación y alcanzaría a algo más de 0,6% del PBI en lo que resta del año.
Cabe notar que esta contribución es igualmente incierta, dado que depende mayormente de aportes de una vez surgidos de la moratoria, el blanqueo y el adelanto del pago del Impuesto a los Bienes Personales.
El segundo superávit festejado ha sido el comercial externo, que estimamos en Eco Go que mejoró en USD 8.100 millones en los últimos cinco meses a partir de una suba de USD 1.300 millones de las exportaciones y de un deterioro de USD 6.800 millones de las compras al exterior.
Esto ha permitido que el BCRA logre comprar más de USD 14.500 millones desde el inicio de la nueva gestión y engrosar las reservas internacionales en USD 8.931 millones, luego de la cancelación de deudas y otros movimientos de divisas.
El ingreso de dólares no ha sido logrado debido a una fuente genuina sino bajo el costo de una fuerte recesión y el incremento de una nueva deuda comercial
Pero nuevamente, el ingreso de dólares no ha sido logrado debido a una fuente genuina sino bajo el costo de una fuerte recesión y el incremento de una nueva deuda comercial, producto de la imposición de un esquema de pago de las importaciones a 30/60/90 y 120 días.
En particular, estimamos que en el período la deuda comercial nueva se incrementó en USD 12.316 millones, siendo el mayor componente en explicar la suba de las reservas internacionales.
Teniendo en cuenta que el Gobierno tiene el financiamiento externo cerrado y las empresas están bien por encima de los niveles usuales de la deuda comercial (y otro endeudamiento para invertir no es necesario por los niveles de ociosidad productiva), ha pensado en impulsar el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) a fin de poder conseguir un flujo rápido de dólares de Inversión Extranjera Directa (IED) en segmentos capital intensivos (como los de Vaca Muerta o en minería) para poder dejar de depender de un flujo comercial que es obtenido en gran parte por la recesión económica.
El Gobierno ha pensado en impulsar el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) a fin de poder conseguir un flujo rápido de dólares de Inversión Extranjera Directa
Así, la expectativa del Gobierno es que las nuevas leyes le permitirían conseguir nuevos puentes para poder continuar mostrando mejoras y sostener los superávit gemelos.
Otros desafíos
No obstante, todavía quedan importantes desafíos para poder lograrlo. En particular, el Gobierno aun dispone de pocas herramientas y múltiples objetivos que se contraponen.
Si desea seguir consiguiendo dólares, para seguir reduciendo el desbalance del BCRA, la actividad económica va a seguir estando deprimida y el resultado fiscal peligrando por mayor deterioro de los ingresos.
Viceversa, si quiere fortalecer la actividad, los dólares conseguidos serán escasos y el gasto fiscal debería crecer para incrementar la capacidad de compra de la población pasiva y de los empleados en la administración pública central.
El autor es economista, director asociado de la consultora Eco Go
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