Por: Darío H. Schueri – Desde Santa Fe
Este fin de año no será común y corriente. La Agenda Argentina anunciada por el Presidente Mauricio Macri el 30 de octubre en el icónico CCK, ratificada dos semanas más tarde por el histórico «Consenso Fiscal» (inconstitucional según los expertos) entre Gobernadores y el propio Presidente, y el envío al Congreso (para ser tratado en lo posible antes de fin de año, para lo cual restan 40 días) del paquete de leyes de reformas laborales, previsionales y tributarias, transformarán el tradicional brindis en un acto casi terapéutico con profundas sensaciones encontradas.
Se profundizarán las dicotomías sociales.
Cambiemos tendrá que esforzarse para hacer docencia a los fines de explicarle a la población las supuestas bondades a futuro de las dolorosas e imprescindibles – según dicen- medidas por tomarse, cuando éstas comiencen a impactar de lleno.
«Así como vamos nos estrellaremos», aseguran los economistas, inclusive de la oposición . ¿Cómo estamos?: con déficit comercial y fiscal gemelos insostenible, dólar atrasado, endeudamiento flamígero, inflación aún peligrosa y despegue económico dudoso.
«Hay que generar más fuentes de trabajo», vocifera todo el mundo; «con este nivel impositivo y leyes laborales retrógradas es imposible», responden quienes deberían «dar trabajo», o sea los empresarios, sean éstos industriales o comerciantes.
¿Qué hacer entonces?: el gobierno propone una serie de medidas tendientes a bajar el déficit fiscal y disminuir la presión impositiva y laboral (aunque las dos primeras cosas constituyan un oxímoron) sumadas al blanqueo laboral para reducir, inicialmente sin costo, el empleo en negro para darle previsibilidad al país.
Es así como busca que las empresas paguen menos de cargas patronales, mientras que a las provincias les pidieron que bajen impuestos propios (ingresos brutos y sellos) y «no competir deslealmente contra las empresas privadas con salarios altos «, según les sugirió el Presidente a los Gobernadores.
Santa Fe paga a sus empleados públicos uno de los mejores salarios del país; y se jubilan con el 82% móvil. Pero este año ya no habrá bono navideño, que el año pasado benefició a cierto sector del empleo público por los aumentos de tarifas y devaluación que había superado la pauta inflacionaria.
El objetivo gubernamental de bajar los costos laborales para que los empresarios dinamicen la economía y empleen más gente, contempla tornar más difícil la litigiosidad que promueve la industria del juicio, y crea un Instituto del Diálogo Social en el que se dirimirán las diferencias entre gremios y patronales con el Gobierno como árbitro.
Los pasivos también aportarán su cuota de sacrificio. Unos 8 millones de jubilados, si se aprueba la reforma previsional, tendrán una fórmula de movilidad atada a la inflación con un alza adicional en un solo trimestre del año. Las asignaciones familiares para los trabajadores en relación de dependencia y la Asignación Universal por Hijo también tendrán una indexación menor.
No hay que perder de vista la reforma previsional, porque será la madre de las batallas: Carlos Melconian afirmó que “de todas las medidas propuestas, la reforma previsional es la más importante; si no sale eso, lo demás no sirve”. Miguel Angel Broda señaló que “lo más importante es que salga la ley de cambio de la fórmula de movilidad. En vez de 10,5 por ciento sobre PIB de jubilaciones, tendríamos 2,5 puntos menos y el déficit primario de 4,0 bajaría a 1,5 por ciento”; y el economista cordobés Carlos Seggiardo afirmó en esta capital que «que no hay reforma tributaria sin reforma previsional, que le aportaría al Estado unos cien mil millones de pesos el año que viene».
El Gobernador santafesino Miguel Lifschitz dijo que no piensa disminuir por ahora ingresos brutos; ¿aumentarán las alícuotas del inmobiliario rural y urbano?. ¿Tocarán las valuaciones fiscales hasta llevarlas a términos comerciales?. La Sociedad Rural de Rosario adelantó que «observa con preocupación la posible suba del impuesto inmobiliario rural», explicando que «el precio del maíz y la soja tienen el mismo valor que hace un año atrás. Los costos internos de la producción han tenido incrementos por lo que los márgenes se han visto disminuidos». ¿y los ingresos de los contribuyentes urbanos no?.
El gobierno socialista que arguye que Santa Fe está bien administrada, con una inversión histórica en obra pública, salud y educación y una razonable relación entre empleo público y habitantes. El presupuesto 2018 no contempla nuevos empréstitos. Además la nación se comprometió en el Consenso Fiscal a reconocerle antes del 31 de marzo del 2018 el monto de la deuda por detracción de la coparticipación y su forma de pago.
De todos modos, el «Consenso Fiscal» firmado de manera casi entusiasta por los Gobernadores para darles señales al mundo inversor podría generar un indeseado boomerang en lo político, cuando la sociedad comience a exigir igualdad de sacrificios a todos los sectores, y agudice la mirada sobre los «costos de la política», de allí que, entre otros aspectos, las paritarias estatales del año que viene estarán bajo la atenta observación ciudadana.
Si los gremios que representan a los trabajadores privados aceptan revisar la ley de Contrato de Trabajo vigente desde hace 43 años, cuando el mundo era otro, la Argentina tenía pleno empleo y sólo 4% de pobreza, y ahora es innegable que la tecnología suplanta la mano de obra humana, con lo cual se aceptarían «flexibilizaciones» en las «conquistas sindicales», a cambio de no perder el empleo, la sociedad pedirá iguales condiciones para los sindicatos estatales que tienen el empleo intocable.
Ahora bien: los dirigentes sindicales han conservado su poder; la ley no legisla sobre la organización ni la representación gremial ni sobre las obras sociales, corazón del poder de los dueños de los sindicatos.
Así las cosas, correremos el riesgo de ingresar en una peligrosa canibalización social como consecuencia del ajuste, toda vez que lo gradual se solventará con lo inmediato: subas de tarifas y agregados de impuestos (al consumo, patrimonios y renta financiera) y seguramente los ánimos se crisparán.
El venidero 27 se reunirá en esta capital el pleno del Movimiento Obrero Santafesino para seguramente oponerse a la reforma y enviarle un sonoro mensaje a los legisladores nacionales que deberán tratarla.
Lifschitz y sus aliados se alistan para el futuro.
El titular de la UCR Julián Galdeano convocó a todos los candidatos electos el pasado 22 de octubre para este miércoles 22 con la finalidad de «unificar posiciones a futuro» para «no diversificar una estrategia política», según definió Galdeano. En lenguaje político esto significaría ver qué hacemos con el FPCyS si Miguel Lifchitz no obtiene su reelección.
El Gobernador ya tiene en su escritorio el borrador de reforma de la Constitución. En próximas reuniones con la dirigencia de su Partido y luego el FPCyS (seguramente previo sondeo intermedio con los senadores peronistas que tienen la clave numérica de la ley que posibilite reforma) definirá si la envía al Parlamento para su tratamiento. Reutemann, Obeid y Binner intentaron reformar la Constitución y debieron abortar sus iniciativas por falta de consensos.
¿Cuál es el «Plan B» si no sale la reelección del Gobernador?, inquirimos a un encumbrado dirigente socialista: «no hay Plan B; hay Plan A», respondió convencido de que el peronismo no le dará la reforma a Miguel Lifschitz. «Antes de fin de mes nos reuniremos (los líderes del FPCyS) para re-dinamizar el Frente», admitió otro líder socialista.
Para los primeros días de Diciembre el Gobernador anunciará los cambios en el gabinete, que alcanzarán quizás a cinco ministerios y, naturalmente, líneas intermedias.
El Ing. Lifschitz deberá afrontar los dos años restantes de gestión en medio de severos cambios en la vida institucional del país, que no estarán exentos de peligrosas turbulencias, para lo cual necesitará del mejor y más experimentado equipo por si hiciere falta intervenir en situaciones delicadas.
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