Desde que se conocieron las nuevas medidas del Ministerio de Economía publicadas en el boletín oficial el 26 de julio pasado, por las que se grava la importación de bienes con un impuesto adicional del 7,5%, la proporción de autopartes que se producen en Argentina y la que proviene del exterior ha pasado a tener una vital importancia. Esa proporción no es en ningún caso menor del 40-60% respectivamente, con lo cual el arancel se aplica a la mayoría de las partes, salvo para aquellos que se exporten.
La falta de dólares impide que se liberen SIRAs, los permisos oficiales para importar, con la fluidez necesaria. Así, al aumento del costo se suma una dificultad para mantener stock en las fábricas argentinas, que aunque tienen cierta capacidad para amortiguar faltantes, siempre funcionan con un esquema ajustado a los tiempos de producción. Cuando esa cadena se interrumpe, ese margen de maniobra permite esperar la normalización, pero hay que administrar los recursos para no parar la producción.
Esto ocurre en las fábricas de autos, pero también en la de los autopartistas que las proveen. Además de sus partes esenciales de carrocería y motorizaciones, un automóvil necesita mangueras, ópticas y neumáticos, entre otros ítems, que se compran a otras compañías.
“Hay empresas globales que le piden a sus filiales que compren dólares contado con liqui para poder tener los permisos de importar materia prima para poder fabricar. Pero esos dólares los compran a $595 y no al oficial de $295 con el que importan. Lo ideal sería que cerremos estos días, porque nadie quiere vender hoy un producto que el lunes puede costar un 25 o un 30% más. Aunque no lo digan, esta semana estamos en una especie de feriado hasta después de las PASO del domingo”, asegura un empresario fabricante de autopartes.
El impacto en las fábricas quizás no es inmediato pero podría generar esa necesidad de ralentizar el ritmo. Así como ocurrió con la crisis de los semiconductores, parar alternadamente algunos turnos es un modo de amortiguar algún faltante. Este miércoles ocurrió en la planta Palomar de Peugeot, donde se fabrican el Peugeot 208 y los furgones Partner Patagonia y Citroën Berlingo. La producción se retoma hoy jueves por la tarde, prometieron en Stellantis, la empresa que engloba a Peugeot y Citroën, entre otra marcas.
“Normalmente nos facturan varios autos por día. Cuánto sea depende del volumen de venta de cada concesionario, pero ayer, curiosamente, nos facturaron mucho menos”, le confiesa a Infobae un empresario del sector que comercializa la marca. Esto podría tener directa relación con esa pausa en la línea de producción, y la consecuencia directa que implica en las unidades disponibles en el día a día.
La respuesta obtenida de fuentes oficiales es que “en el día de ayer Stellantis programó una cesación de turnos en su Unidad de producción El Palomar por un cambio específico en su flujo de producción. La situación de suministro de piezas importadas sigue estable. El jueves a la tarde se retomará la actividad normalmente”.
Extraoficialmente, otras fuentes aseguran que no se debe a un tema relacionado con importaciones, sino a cuestiones operativas.
Cuando una planta hace cambios en su línea de producción para incorporar un nuevo modelo, esos cambios se van generando mientras se siguen fabricando los vehículos que están en el mercado. Esos cambios eventualmente pueden requerir la interrupción del funcionamiento en un corto lapso de tiempo de modo tal que cuando llegue el momento de la incorporación final del nuevo producto, la pausa pueda ser menor e incluso planificada para la época del receso por vacaciones. Esa sería una parada netamente operativa de una fábrica de autos.
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