La referencia la dieron los dos presidentes de marcas japonesas que tienen radicadas plantas en Argentina. Gustavo Salinas, Presidente de Toyota Argentina, dijo durante la presentación de la nueva versión del Toyota Corolla Cross, a comienzos de mayo que “si bien el mercado es completamente libre para poder importar, las condiciones siguen siendo muy desafiantes. Nos estamos endeudando más porque los pagos los podemos hacer a 180 días, seguimos asumiendo un costo de importación muy alto porque además del impuesto interno cuando correspondiera está el impuesto PAIS que tiene un impacto sobre el producto final, y eso hace que importar sea una apuesta de riesgo muy grande”.
Un mes antes, Ricardo Flammini, su par en Nissan Argentina, había dicho lo mismo con otras palabras. “No habrá muchos autos importados por el momento. No sabemos cuál va a ser el tamaño del mercado de este año. Hoy hay que dividir el año en dos, con un primer semestre con los números que estamos viendo, entre 330.000 y 340.000, y un segundo semestre que debería estar arriba de las 400.000 unidades, lo que en promedio nos daría unos 350.000 o 360.000 vehículos para 2024. Y también impacta el flujo de pagos de esas importaciones, que sigue siendo a 180 días”.
Son las dos caras de la misma moneda. Pero esos 180 días se cumplieron la semana pasada, justo antes de los feriados, por lo que la disponibilidad de pagos para el exterior para las empresas automotrices argentinas cambia desde la semana próxima.
Al asumir el gobierno de Javier Milei, una de las primeras medidas que se tomaron fue la de eliminar las SIRA, los famosos permisos de importación que en el último año se habían manejado discrecionalmente debido a la falta de dólares en las reservas del Banco Central de la República Argentina.
Eliminar esos permisos habilitó la importación de autos libremente, aunque manteniendo los mismos seis meses que en estaban pautados anteriormente para poder acceder a la liberación de los dólares para pagarlas, pero que sólo eran una teoría que no siempre se traducía en la práctica. Frecuentemente, en especial en los últimos ocho meses de 2023, los pagos desaparecían misteriosamente del sistema cuando se acercaba la fecha para hacer efectivos los pagos al exterior. Hubo momentos del año pasado en los que pasaron 240 días sin novedades de los dólares comprometidos con casa matriz de varias terminales.
La otra medida que se tomó en relación con las importaciones para la industria automotriz, fue que el pago para insumos y autopartes que provinieran del exterior, se haría en cuatro cuotas iguales a 30, 60, 90 y 120 días. De este modo, tanto las fábricas de autos como las de partes que suministran a la industria, deberían pactar con sus proveedores del exterior ese método de pago, que aunque resulta extraño y financieramente más caro, porque prestar dinero a plazo siempre tiene un costo adicional, era mejor que el anterior, cuando no había forma de prever la fecha de pago para esas importaciones.
El método de pago en cuatro partes fue tomado como una solución “posible” para poder cumplir los compromisos en el exterior y prácticamente no hubo más problemas de interrupción de suministro para que las plantas argentinas produjeran con márgenes razonables de abastecimiento, aunque hubo casos en los que algunos proveedores que tenían deuda acumulada, que casi todas las marcas resolvieron con los bonos BOPREAL, se mantuvieron en la postura de no mandar mercadería hasta no solucionarlo. Cambiar un proveedor no es algo simple en la industria, porque muchas partes se hacen a medida y después de largos procesos de homologación y certificación. Por eso durante este primer semestre se generaron todavía algunas interrupciones en la producción de ciertas plantas.
Una vez que pasaron los primeros cuatro meses y se empezó a transitar el quinto, el mes de mayo, comenzó el “rolling” de pagos y suministros que permiten que se termine pagando el 100% de las importaciones, aunque con la separación interna de corresponder a diferentes pedidos. Las autopartes e insumos entraron ya desde el mes pasado en el ciclo de normalización de pagos en términos relativos.
Pero con la importación de autos terminados (CBU), la situación que planteaban Salinas y Flammini recién empezará a cambiar desde la semana próxima, porque si bien la fecha de cumplimiento de los 180 días respecto a la entrada en vigencia de las medidas anunciadas por el Ministro de Economía, Luís Caputo, es rigurosamente hablando el 13 de junio, no fue sino hasta los siguientes días que se empezaron a hacer pedidos al exterior tras la devaluación y el aumento del Impuesto PAIS que pasó del 7,5 al 17,5%.
Si bien hubo empresas, como Toyota, que decidieron salir a recuperar la participación de mercado de sus productos importados casi inmediatamente después de acordar el pago de su deuda acumulada a través de la suscripción de los BOPREAL, casos como el de Nissan muestra que otros prefirieron ser más cautos, e importar pocos autos más que en 2023 o incluso la misma cantidad, hasta que comenzara el “rolling” de pagos para seguir endeudándose.
En general había optimismo y confianza en el nuevo gobierno, y así lo reflejaba el Presidente de Nissan cuando decía que “tenemos confianza en que el actual sistema va a andar bien”. Sin embargo, también es cierto que en medio de un cambio político que proponía grandes reformas pero con una fuerte oposición, lo que se confirmó luego con la demora de la Ley Bases, tenía sentido ser cautos para quienes tenían una operación de menor en volumen y participación de mercado. “Vamos a crecer responsablemente. No vamos a traer autos importados a mansalva porque esté abierta la importación”, dijo Flammini ese mismo día.
Ahora llega ese punto en el que la rueda comienza a girar y mientras se hacen más pedidos de autos a las casas matrices, también se van liquidando pagos por parte de las terminales, que son las principales importadoras del mercado. En las últimas semanas han empezado a aparecer novedades de algunas marcas, las que previendo que los primeros pagos llegarían a mitad de junio se adelantaron a pedir unidades de modelos nuevos, pero como los embarques tienen una demora que va de los 20 a los 60 días dependiendo del país de origen, recién a partir de julio se podrían ver reflejado ese incremento en la oferta de autos importados en los concesionarios oficiales de cada marca.
También comenzarán a verse casos de lanzamientos de modelos con un algunas unidades de demostración y preventa o venta por reserva y tiempo de entrega posdatado, para modelos que llegarán a partir de julio o agosto. El caso que ejemplifica la situación es el de Ford, que presentó hace algunos meses la nueva Bronco que llega desde Estados Unidos y comenzará a venderse en los próximos días, o del nuevo Ford Mustang, que se venderá desde agosto con entrega a partir de septiembre.
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