Actrices mexicanas levantaron la voz, pero no hubo consecuencias (Foto: Instagram karlasouza, sofffiaaa1)La actriz Thelma Fardín reveló que su colega Juan Darthés abusó de ella cuando era menor de edad durante una gira en Nicaragua, por lo que estalló la polémica como el #MeeToo de Argentina, similar al movimiento con el que actrices de EEUU denunciaron abusos de parte de productores y actores de Hollywood.Mientras Darthés dijo que todo era una "locura y que nunca sucedió eso", la noticia también llegó a México, donde los medios hicieron referencia a la palabra del colectivo de actrices: "Estamos siempre desprotegidas por quienes nos contratan, no hay protocolos de acción frente a casos de abuso, necesitamos herramientas para enfrentar estas cuestiones".En México también existieron acusaciones en contra de miembros de la industria del entretenimiento, pero no pasó nada más que el escándalo. La actriz Karla Souza, quien trabaja en la serie estadounidense de la cadena ABC "How to get away with murder", fue la primera en levantar la voz al acusar a un director (sin decir el nombre) de haberla violado.El escándalo inició cuando la cadena Televisa emitió un comunicado para notificar el fin de su relación profesional con el director Gustavo Loza, por las declaraciones de Souza, señalándolo, a pesar de que nunca reveló el nombre del agresor.La actriz mexicana denunció a un director, pero la cadena Televisa le puso nombre y apellido. Él negó todo (Foto: Archivo)Testimonios sin consecuenciasLa dramaturga Sabina Berman reveló que en el casting de la película "Gloria" el director de casting pidió a las niñas que se desnudaran con tal de conseguir un personaje. Pero Berman denunció a la persona equivocada y se tuvo que retractar.La cinta a la que se refería Berman era la producción mexicana sobre la cantante mexicana Gloria Trevi y su relación con su representante Sergio Andrade, antes de ser acusada de corrupción de menores y rapto de una de sus coristas menores de edad, cargos de los que fue absuelta.
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La comediante Sofía Niño de Rivera acusó al periodista Ricardo Rocha por acoso en entrevista con la periodista Carmen Aristegui para la cadena CNN. Rocha descalificó a Aristegui por transmitir el programa y negó las acusaciones.También la actriz mexicana Paola Núñez reveló el terror psicológico que sufrió a manos de un productor de cine que quería tener relaciones sexuales con ella. También en entrevista con Aristegui dijo que a diferencia de Karla Souza, el intento de abuso nunca fue directo, sino que el productor la hizo sentir en deuda por contratarla y la atormentaba con comentarios hasta que ella decidió renunciar.El acoso sexual también llegó de un director de cine "muy conocido" y su esposa, en contra de la actriz mexicana Stephanie Sigman. La pareja la encerró en un baño y la comenzaron a tocar. Sigman se liberó y al contarle a sus compañeros, todos coincidían con que el director "hacía lo mismo siempre. Ya ves que son muy excéntricos como pareja".Las actrices y la escritora fueron criticadas en redes sociales. Karla fue señalada luego de que se difundió una vieja entrevista donde aceptaba que se aprovechó en algún momento de la atracción de productores hacia ella para obtener personajes. Nada pasó.¿Por qué en México no hubo consecuencias?Para la escritora Guadalupe Loaeza, el machismo es la razón por la que en México no se esparció el mensaje del #MeToo. "Seguramente hay una lista negra, desafortunadamente vivimos en un país machista, un país en donde el acoso sexual aparece por todos lados: en el metro, en las oficinas, en las empresas de alto nivel, en el medio político y especialmente en el medio artístico… Me parece fundamental que hablemos, que nos expresemos que denunciemos".
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En la tercera edición del Festival Letras en Tepic, Nayarit, en febrero de este año, durante una conferencia titulada "#MeToo Mujeres, literatura y violencia", Loaeza estableció: "Una de las reflexiones más importantes es que las mujeres no podemos permitirnos el silencio, ni por amenazas de destrucción laboral, familiar o incluso política"."También hay que reconocer el valor de la periodista Lydia Cacho, quien denunció una violación por parte de la policía cuando fueron a apresarla por culpa del 'Gober precioso' (Mario Marín Torres, ex gobernador de Puebla). Se expuso mucho, de hecho hasta la fecha se siente perseguida, espiada. Es cierto, da miedo, pero hay que pensar '¿Yo que haría si fuera víctima de un acoso sexual?' Yo lo denunciaba, porque es una forma de pensar en las otras mujeres", dijo la escritora mexicana en referencia al caso de Cacho, quien exhibió a través de su libro "Los demonios del Eden" una red de pederastas en la que estaban involucrados políticos y empresarios.El ruido que se generó por el #MeToo mexicano fue apenas un destello contra la realidad de violencia que viven las mujeres en México.La cantidad de femincidios en México aumentó en dos años (Crédito: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM)Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalan que 9.48 mujeres de entre 18 y 25 años son asesinadas al día. "Calcinadas, descuartizadas, maniatadas, decapitadas, con huellas de tortura, desnudas, semidesnudas, con huellas de violencia sexual" son las principales maneras en las que se encuentran los cuerpos, relató a Infobae María Salguero, geofísica y creadora del Mapa de Feminicidios en México.En Estados Unidos, por el contrario, las denuncias sí llevaron al magnate de Hollywood, Harvey Weinstein, a ser juzgado tras la publicación de un reportaje en The New York Times con múltiples acusasiones de acoso de parte de famosas actrices como Ashley Judd.Se acabaron las oportunidades de trabajo para el actor Kevin Spacey por sobrepasarse con un compañero de "House of Cards" y ni se diga del encarcelamiento de Bill Cosby, con decenas de acusaciones en su contra.MÁS SOBRE ESTE TEMA:El "#MeToo de Argentina" en los medios del mundo: así reflejan la denuncia contra el actor Juan Darthés por violaciónDescuartizadas, calcinadas y amordazadas: así mueren las víctimas del feminicidio en MéxicoEscándalo en la TV mexicana: echaron a un famoso director acusado de haber violado a la actriz Karla Souza
La relación entre viaje y fotografía muchas veces parece de confirmación (Getty)En San Francisco, el puente Golden Gate. En París, el Arco de Triunfo. En Rio de Janeiro, el Corcovado. En Sydney, su Opera House. En Moscú, la Plaza Roja. Durante generaciones las personas han viajado a los puntos turísticos más atractivos del mundo, y durante generaciones han tomado las mismas fotos. "La fotografía siempre ha dado forma a la experiencia del viaje, para bien o para mal", escribió Simon Roberts en una columna de Wired.Londres. Los lugares instangrameables de hoy son los pintorescos de ayerEl fenómeno es tan extraño como masivo, al punto que existe una aplicación, Explorest, que facilita las coordenadas de GPS de las fotos que el usuario quiera, e inclusive la configuración de la imagen que debería elegir en una cámara en el improbable caso de que no use un smartphone. "Dos de las preguntas más habituales en las redes sociales son '¿De dónde es esa foto?' y '¿Cómo se llega allí?'", dijo a la publicación el CEO de la empresa, Justin Myers.Nueva York. Kodak cambió la manera de concebir la memoria del viaje"Explorest es sólo una versión con forma de app de algo que los turistas ya hacen: revolotear de una atracción a otra para sacar las mismas fotos que ya han visto del Palacio de Buckingham o del Manneken Pis de Bruselas". La cámara del pasado y el teléfono de hoy representan a la vez una apertura al mundo o una manera de forzar a que el mundo quepa dentro del propio marco, "casi literalmente", dijo a Roberts Peter D. Osborne, autor de Photography and the Contemporary Cultural Condition.¿De dónde es esa foto? ¿Cómo se llega allí?: la app de fotos turísticas las preguntas de las redesLa estandarización del viaje comenzó antes que la fotografía, en el siglo XVIII, cuando surgieron las guías turísticas que dirigían a los viajeros hacia "sitios pintorescos", sitios con una belleza digna de pinturas. "Los registraban con los dispositivos del momento: el espejo de Claud reflejaba escenas polarizadas, en ojo de pez, que eran fáciles de bosquejar, mientras que la cámara lúcida literalmente la transponía sobre la página", recordó el artículo.Golden Gate, San FranciscoLuego siguió el daguerrotipo, que desde 1839 los viajeros más expertos comenzaron a transportar en sus recorridos por Grecia y Egipto. Y por fin, en 1888, llegó Kodak.Wat Phra Kaew, Bangkok"La introducción de la cámara liviana y fácil de manejar de George Eastman implicó que hordas de turistas pudieran rápidamente apretar un botón para capturar sus experiencias individuales… que resultaron más o menos idénticas", observó Roberts.Taj Mahal, India¿La razón? Esas fotografías, en realidad, crearon las atracciones como tales.Los paisajes, las grandes construcciones: todo había estado siempre ahí. Pero las imágenes los sacaron de la oscuridad de su significado ordinario para hacerlos especiales. A continuación los turistas salieron tras ellos. Y cada vez que los encontraron, a modo de prueba, tomaron una foto. En general, muy similar a la que habían visto antes de partir.Cataratas del Iguazú, Argentina (Télam)Esa práctica llevada al extremo llamó la atención de Osborne en el Gran Cañón, en la década de 1970, cuando vio a un grupo de personas esperando en fila para pasar a un punto especialmente marcado para sacar fotos. "La gente hacía cola, muy amablemente, esperando su turno. Pensé: '¿Por qué no se mueven tres o cuatro metros para un lado o para el otro?'".El Cairo, EgiptoNi la democratización del turismo en el siglo XX ni la explosión de la fotografía digital y las redes sociales en el XXI cambiaron la práctica de imitación mansa. Con más turistas y más destinos que nunca, también aumentaron las fotos, siempre parecidas inclusive cuando lo ordinario se vuelve objeto, como las piscinas infinitas y el arte urbano.Cuando Roberts se abrió paso dificultosamente ante la Mona Lisa, en el Louvre, para sacarse una foto con la misma perspectiva y la misma geolocalización que los demás visitantes, se preguntó por qué lo hacía. "Fotografiar algo es una manera de poseerlo", citó Sobre la fotografía, el libro de Susan Sontag. Como si la visita no hubiera estado completa sin la imagen.La piscina infinita y otros lugares comunes se convirtieron en objeto de foto de viaje"Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo", escribió la ensayista. Y, paradójicamente, también es rechazarlo: "Además de ser una manera de certificar la experiencia, tomar fotos es una forma de rechazarla al limitar la experiencia a la búsqueda de lo fotogénico, al convertir la experiencia en una imagen, un souvenir".La selfie para las redes sociales sólo intensificó el fenómeno (Getty)Es curioso que algunos estudios científicos confirmen la realidad psicológica de esa idea, observó Wired. Uno sugirió que tomar una foto de algo dificulta la operación de recordarlo. Otro descubrió que las personas que van a un museo tienden a recordar menos los objetos de los que sacaron fotos.MÁS SOBRE ESTE TEMA:Las mejores fotos de National Geographic de 2018Telescopios gigantes, árboles milenarios y otros secretos de Guizhou: la región más misteriosa de China