El saldo comercial del mes pasado, que por quinto mes consecutivo anotó un resultado positivo y permitió sostener los superávits gemelos, volvió a contar con la inestimable ayuda del sector energético. La balanza de comercio exterior del rubro se mantuvo positiva a pesar de la crisis por la falta de gas del mes pasado, que obligó al Gobierno a apurar la importación de barcos de GNL. Incluso con las compras de último momento a Petrobras, las importaciones totales del mes se mantuvieron por debajo del volumen de igual período del año pasado. Pero eso podría cambiar a partir de junio.
Ocurre que durante la gestión anterior y con el antecedente de lo ocurrido en 2022 cuando el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, había demorado la compra de los buques de gas a la espera de una baja del precio en pleno estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, lo que derivó en una fuerte crisis por falta esencialmente de gasoil en todo el país, su sucesor, Sergio Massa, decidió en 2023 anticipar la compra de energía. La decisión, si bien garantizó el abastecimiento tuvo, además, un costo fiscal que ante la actual baja de precios favorece en la comparación a la actual administración a cargo de Luis Caputo.
El saldo positivo de la balanza energética alcanza los USD 2.900 millones en los primeros cinco meses del año y se acerca a los USD 3500 millones que se proyectan para todo 2024
Sin embargo, esas compras anticipadas implican que, para el invierno, el pico de importaciones fuera sustancialmente menor al del año anterior. A diferencia de lo que ocurrirá este año, el aporte del gas de Vaca Muerta transportado por el gasoducto Néstor Kirchner fue relativamente marginal. Al menos en comparación con lo que se proyecta para este año y, sin dudas, los próximos años.
En ese marco, las importaciones de combustibles totalizaron en mayo USD 392 millones, 61,5% por debajo del año pasado. Las exportaciones del sector, en tanto, alcanzaron USD 892 millones, lo que representó una suba de 51% respecto del año pasado. Así, el saldo positivo de la balanza energética alcanza los USD 2.900 millones en los primeros cinco meses del año y se acerca a los USD 3500 millones que se proyectan para todo 2024. Es decir, esa misma estimación indica que, a partir de ahora, la estacionalidad jugará fuertemente en contra de los resultados mensuales favorables. Otras estimaciones, como la del experto en el sector Daniel Gerold, contemplan un superávit energético algo mayor, de unos USD 4.000 millones, el cual se concretará una vez superados los meses más fríos del año.
En cualquier caso, la diferencia del sector la hacen las exportaciones de petróleo, según explicó el economista ex YPF, Nicolás Gadano. “Con exportaciones de petróleo ya por arriba de los 200 mil barriles diarios, e importaciones en baja (pese al frío de mayo), el sector energético sigue acumulando un fuerte superávit comercial en 2024″, afirmó.
La cuenta resulta determinante no sólo para las cuentas públicas, ya que un menor nivel de importaciones permite acelerar la reducción de los subsidios a las tarifas -lo inverso a lo que ocurrió en mayo cuando, a la par del congelamiento de de las tarifas, hubo que aumentar el volumen importado de gas- sino también para el Banco Central.
Es que los pagos de energía, para los que no rige ningún calendario de cuotas como para la mayor parte de las compras al exterior sino que se pagan “al contado”, presionan sobre la demanda de divisas. Esa mayor presión se hizo evidente desde mediados del mes pasado, cuando quedó en evidencia la dificultad de la autoridad monetaria de seguir comprando dólares. Esto a pesar de que finalmente en las últimas ruedas se normalizó el nivel de liquidación por por parte del campo y el ingreso de dólares del sector ya es en junio mayor al de mayo. Sin embargo, los pagos de importaciones en general y, particularmente, de energía, no pasan desapercibidos para las cuentas del BCRA.
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