A más de nueve meses del atentado contra Cristina Kirchner y la causa a punto de ser elevada a juicio oral, Brenda Uliarte le anunció a la jueza María Eugenia Capuchetti que quería cambiar de abogado. Hasta ahora estaba asesorada por la defensoría oficial. Pero ahora quiere tener un nuevo defensor: Carlos Telleldín, el ex reducidor de autos que se hizo famoso por haber estado preso acusado de la voladura de la AMIA y que ya había amagado con entrar al expediente pero ella nunca lo aceptó. La decisión de la joven, que sorprendió en Tribunales sobre todo por el momento elegido, se tomó en las últimas horas.
¿Qué le pasó a Brenda Uliarte? Un llamado telefónico y un traslado a Tribunales, en donde se iba a encontrar con su pareja Fernando Sabag Montiel, derivó en un “episodio psicótico” en un patio del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Todo sucedió el martes pasado. Según pudieron registrar las cámaras de seguridad que la monitorean permanentemente, la joven habló por teléfono y desde ahí se dirigió al patio del pabellón 8 de la cárcel de Ezeiza. Estaba exaltada. Comenzó a gritar con furia y zamarrear el caño de ducha del patio.
La celadora del SPF la abordó y la invitó a charlar. “No me pasa nada”, dijo. Momentos después, ante otra oficial, admitió que estaba alterada porque iba a ser trasladada a los tribunales de San Martín por una causa en donde también la investigan junto a su novio, Fernando Sabag Montiel, preso por el ataque de CFK y con el que dejó de tener contacto cuando fueron trasladados al penal. Pidió disculpas por los gritos y su conducta.
El Servicio Penitenciario Federal dispuso una entrevista con psicólogos, realizada al día siguiente. Ya más calmada, Brenda aceptó en principio hablar. Era la primera vez que aceptaba un contacto. No quiso saber nada con hacerse un perfil psicológico, algo que sí aceptó Sabag. Según pudo saber Infobae, en ese intercambio tuvo un diálogo coherente y lineal. Explicó que sintió ira porque iba a ver a su pareja.
Pero en medio de la entrevista algo pasó. Tuvo un cambio de discurso. Comenzó a manifestar que oía voces y mostró “ideas paranoides persecutorias” sobre la causa judicial. Desde allí, todos fueron monosílabos. De la entrevista, el SPF diagnosticó que la joven sufre un “leve retraso mental”, revelaron a Infobae fuentes de la investigación.
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En ese contexto, en Tribunales apareció el escrito en donde Brenda Uliarte anunciaba que había decidido cambiar de abogado. Y ponía el nombre de Carlos Telleldín, el hombre que estuvo preso por el atentado a la AMIA, que enfrentó dos juicios como uno de los responsables por poner la bomba que mató a 85 personas y que las dos veces fue absuelto.
En la cárcel, el ex reducidor de autos se convirtió en abogado. Representa, por ejemplo en Santa Cruz, a los acusados del crimen de Fabián Gutiérrez, el ex secretario de Cristina Kirchner que se había convertido en arrepentido en el caso de los cuadernos y que fue asesinado en el 2020 cuando lo torturaron para que dijera dónde tenía la plata escondida.
Telleldín es un viejo conocido de otro de los protagonistas de la causa. El abogado José Manuel Ubeira, que hoy representa como querellante a Cristina Kirchner, fue el abogado del ex policía Juan José Ribelli, también acusado y absuelto en la causa AMIA, a quien se señaló inicialmente como uno de los que se había llevado la camioneta bomba de la casa de Telleldín. En el juicio oral, sin embargo, se comprobó que Telleldín había hecho esa acusación después de recibir 400 mil dólares de la SIDE, con aval del juzgado, cuando estaban por cumplirse dos años del atentado.
No era la primera vez que trascendía que él podía sumarse a la causa. De hecho, apenas Brenda cayó presa en los días posteriores al atentado de Cristina Kirchner, hubo diálogos entre el padre de Uliarte y Telleldín para sumarse al expediente. Pero eran tiempos en los que Brenda estaba alejada de su progenitor, un simpatizante kirchnerista del que la joven hablaba pestes en su entorno.
Fue el equipo del defensor oficial, Gustavo Kollman, que asesoró durante este tiempo legalmente a Brenda, el que intentó acercar a la joven con su familia. Ahora, su relación es más fluida.
Lo cierto es que hace unos días, tal como reveló Infobae, Kollman aceptó que la investigación sobre ella está concluida y que debe llevarse el caso a juicio oral. No fue una decisión más, allí planteó que será en el debate oral en donde se discuta “si existió posibilidad material -real y concreta- para que se culminara con la ejecución del principal ilícito”. No lo dijo pero si el arma automática no tenía bala en la recámara, ¿el asesinato pudo concretarse?
Pero al mismo tiempo en que la defensa oficial estaba aceptando remitir el caso a juicio, Brenda se preparaba para ir a los tribunales de San Martín para ser notificada de un tramite en una causa menor que se derivó hacia esa jurisdicción. La acusación por la tenencia de un DNI que se encontró en la casa de Sabag Montiel. Fue en ese contexto en el que Brenda tuvo esa crisis. Más tarde, tanto Brenda como Sabag se cruzaron en la audiencia cuando les tocó estar presentes junto a sus abogados oficiales defensores. Allí nada extraño sucedió, según confirmaron fuentes consultadas por Infobae.
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El atentado ocurrió la noche del 1° de septiembre de 2022. Cristina Kirchner llegaba a su casa, en la esquina de Montevideo y Juncal en el barrio porteño de Recoleta. Allí la esperaban, como desde el día en que el fiscal Diego Luciani pidió su condena a 12 años de prisión por asociación ilícita y defraudación al Estado en la causa Vialidad, un nutrido grupo de militantes para saludarla.
Sabag Montiel también estaba allí. Se acercó y le apuntó en la cara con una Bersa calibre .32, que gatilló al menos una vez. La bala no salió porque no estaba cargada en la recámara. Terminó atrapado por militantes, sin que la custodia de Cristina Kirchner ni ella misma se dieran cuenta de lo que había pasado.
Brenda Uliarte fue detenida el 4 de septiembre. En las horas previas había aparecido por televisión junto al jefe de los copitos, Nicolas Gabriel Carrizo, también detenido, para decir que no tenían nada que ver. El análisis del teléfono de Brenda, sin embargo, la llevaron a prisión. “Hoy me convierto en San Martín, voy a mandar a matar a Cristina”, le contó a una amiga, en un plan que comenzó a idear en abril del 2022.
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