El mundo es de los audaces, y en el mundo del automóvil, la audacia se refleja a través de las formas. Desde hace más de dos décadas, el diseño de los vehículos ha ido confluyendo en formas comunes a tal punto que hoy, si se hace el experimento de parar juntos dos modelos equivalentes en segmento de dos fabricantes que toda la vida fueron rivales y se les retiran las insignias de su marca, la mayoría de los consumidores no sabrían cuál es cuál.
Es un fenómeno que tiene que ver con variables muy diversas como la ergonomía, la moda, la aerodinámica y las herramientas con las que se proyecta un nuevo modelo. El tablero de dibujo casi no se usa, y ha sido reemplazado por computadoras que reciben parámetros determinados y tiran propuestas. Por eso, la mayoría de los autos modernos son todos parecidos.
Sin embargo, cada tanto alguien saca “un conejo de la galera” y sorprende al mercado con una idea distinta, innovadora, incluso polémica, pero sobre todo vanguardista. El Fiat Fastback probablemente sea todo eso junto, y se hace notar a primer golpe de vista.
Tendría que haber llegado al mercado argentino hace más de un año, pero por esas cosas de la política argentina, cuando estaba listo para ser lanzado, aparecieron las discrecionales autorizaciones para importar autos y Stellantis Argentina entendió que era un desperdicio lanzarlo en circunstancias en las que no se pudiera ofrecer en el volumen que esperan vender. “Es como quemarlo, mostrar un auto y después no poder venderlo o hacerlo con una demora de entrega de más de seis meses”, dijeron extraoficialmente en ese momento.
Pero el Fastback tiene otro argumento más para ser un Fiat especial. No sólo es su diseño, con la cola que simula la de una coupé y que lo coloca en un pequeño segmento junto al Volkswagen Nivus mientras espera que lleguen al juego el Citroën Basalt y el Renault Arkana; también hay una nueva apuesta por un auto más grande y por lo tanto más caro, de lo que habitualmente ofrece la marca a los consumidores argentinos. Desde el 600, el 1500 o el 128, el Fiat suele ser un auto accesible en el mercado. Hubo modelos que aspiraron a más, como el Regatta 2000, el Tempra o el Marea, pero después se volvió a la base de un auto mediano y chico para un consumidor masivo.
Estabilizados en la cima de ventas con el exitoso Cronos, fue momento de intentarlo de nuevo. Por eso la apuesta es doble. Por eso no se podía desaprovechar y prefirieron que un cambio en el régimen de importaciones permitiera traer tantos autos como la demanda pida. Con la desaparición de las SIRA, ese terreno quedó allanado, y con las últimas medidas anunciadas por el Banco Central respecto a una notable reducción de los plazos de pago de las importaciones, la operación ahora puede fluir con normalidad.
En mayo se presentó oficialmente y ya empiezan a verse en las calles con mayor asiduidad. A simple vista se valora su despeje del piso, que gracias a las suspensiones y a llantas de 18 pulgadas, alcanza nada menos que los 192mm. Pero además, por la distribución de pesos y ubicación de los trenes de ruedas, tiene un excelente ángulo de ataque de 20,5°y de salida de 24,6°. La distancia entre ejes es otra de las virtudes del Fastback, con 2.53 metros sobre 4.42 metros de largo total del vehículo.
Estas dimensiones dan posibilidades de un amplio espacio interior para cinco pasajeros, con tres adultos que pueden viajar cómodamente en las plazas traseras, pero especialmente, le dan una capacidad de baúl asombrosa de 600 litros en posición normal y de 1.087 litros con el asiento posterior rebatido. Por si esto no fuera suficiente, la cortina que tapa la carga en el baúl es de muy sencillo funcionamiento con dos tramos plegables, descartando el incómodo y siempre impreciso roller extensible que muchas veces no se adapta a la carga.
El otro gran punto es el motor. El Fastback viene propulsado por el conocido T270, un cuatro cilindros cadenero con turbo y 1.3 litros de cilindrada, que le permiten alcanzar los 175 CV de potencia y el consabido torque que da nombre al impulsor, de 270 Nm que arrancan a 1.875 RPM. El tren motriz se complementa con una caja de velocidades con convertidor de par de 6 velocidades y tracción delantera que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 210 km/h.
Para los que desean un comportamiento deportivo, el Fastback tiene, al igual que el Pulse Abarth, el famoso “Modo Poison”, un seteo que con sólo pulsar el botón rojo en el volante que modifica toda la puesta a punto del auto con mayor sensibilidad del pedal del acelerador, un mapeo más agresivo de respuesta de motor y cambios de marcha y un modo de dirección más firme.
A nivel de seguridad pasiva tiene cuatro airbags, podría tener seis como la categoría del auto amerita tener, pero a cambio posee, además del Control de Estabilidad y de tracción mínimo e indispensable, frenado autónomo de emergencia y sistema de mantenimiento de carril activo.
El precio del Fiat Fastback en su versión T270 1.3T es de $31.815.000, mientras que el de la versión deportiva Abarth sube a los $34.924.000.
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