La Argentina es un país que nunca deja de sorprender, y en la esfera política se visualiza con estupor gran parte de esos asombros. Con las candidaturas definidas y en medio de algunas incertidumbres, tres grandes candidatos a ser electos presidente de la República Argentina y un cuarto, que no debe descartarse, por más que se observe una disminución en su caudal electoral esperado, se enfrentaran en menos de unos días.
Es necesario entender que la situación de estancamiento económico que lleva el país por más de una década, sumado a la importante cantidad de reformas que se solicitan desde distintos sectores cambiará la dinámica post PASO. Esto implica que a medida que se acercan las elecciones, por más emocional que sea el voto, la gente suele empezar a evaluar, cual candidato o estructura garantiza la menor inestabilidad.
De esto modo, las frases vacías de contenido y los enunciados radicales tendrán que dar lugar a posiciones más racionales y creíbles en función de las restricciones políticas que ofrece el sistema democrático
La situación económica actual sin dudas representa una fuerte restricción al proceso político en curso. El plan del gobierno y principalmente, del ministro de Economía, Sergio Massa, apuntó desde el principio a equilibrar las variables financieras y cambiarias, descuidando la estrategia antiinflacionaria.
Una vez descontado que la inflación se aceleraría solo quedaba definir una estrategia financiera y monetaria, que, más allá de los costos pudiera disminuir el riesgo de una corrida cambiaria y/o bancaria que culminara con el fin anticipado del gobierno como sucediera en 1989 con Raúl Alfonsín.
A menos de un mes de las PASO, la estrategia, basada en varios puntos de apoyo de carácter financiero, ha sido exitosa en evitar, tanto la corrida cambiaria como las turbulencias sobre el sistema bancario. En lo que va del año la convergencia de los indicadores monetarios muestra que el frágil equilibrio alcanzado podría brindar algún grado de garantías de que el sistema no le explote al actual gobierno.
Es probable que se produzcan saltos cambiarios, como los observados en las últimas semanas, que terminen alineando al dólar financiero (MEP, CCL y Blue) con la trayectoria esperada de la inflación eso significaría que, en el peor de los casos, para diciembre el dólar blue se debería ubicar en valores cercanos a $620 que no es más que el ajuste por inflación de los distintos dólares financieros. La particularidad de estos mercados está determinada por saltos discretos seguidos por períodos de relativa calma y procesos de atrasos cambiarios transitorios.
Las frases vacías de contenido y los enunciados radicales tendrán que dar lugar a posiciones más racionales
Las negociaciones con los Organismos Internacionales, la extensión del swap con China (canje de monedas) y los canjes de deuda han sido el ancla del gobierno elegidas para navegar en aguas turbulentas siempre al límite de episodios de crisis. Los resultados, si bien son catastróficos para los agregados macroeconómicos y para el futuro presidente no dejan de sorprender.
En lo que va del año la tasa de devaluación del tipo de cambio oficial y del dólar informal han convergido un nivel inferior a la tasa de inflación. En términos interanuales el tipo de cambio oficial subió 110%, en tanto que el dólar informal creció 90%. Llamativamente la inflación interanual proyectada a julio apenas superó el 115%, en tanto que la expansión de pasivos monetarios lo hacen al ritmo de la pauta oficial de devaluación.
El frágil equilibrio actual no significa la eliminación del riesgo, solo determina una atemperación con la casi certeza de que en los próximos meses se podrían desatar corridas cambiarias temporales que ajusten el tipo de cambio paralelo para disminuir el proceso de apreciación transitoria del peso, que se viene observando.
En el campo electoral
El candidato del oficialismo es quien ejerce como ministro de Economía, por lo que el elector puede tener una impresión del rumbo y orientación de sus políticas, en caso de ser electo.
Quien fuera electo candidato en Juntos por el Cambio luego de las PASO deberá designar una vocería económica que adelante las principales medidas de su futura gestión.
Javier Milei, ha dado más que indicios de lo que intentará realizar, pero su disociación acerca del funcionamiento de la democracia no deja de limitarlo a la hora de contar con apoyo en el poder legislativo, donde no tendrá representación relevante.
Los principales candidatos coinciden en la imperiosa necesidad de bajar el gasto público, tener superávit fiscal, bajar la inflación y retomar el sendero de crecimiento
Los principales candidatos coinciden en la imperiosa necesidad de bajar el gasto público, tener superávit fiscal, bajar la inflación y retomar el sendero de crecimiento, pero difieren en la manera de encarar los problemas.
Mientras Milei y Bullrich hablan de un cambio rotundo el 10 de diciembre, Massa y Larreta hablan de moderación, consenso y posibilidad de acuerdos que permitan que la Argentina crezca la próxima década y sienta las bases para un país en vías de desarrollo.
El crecimiento sostenido y el desarrollo requieren de acuerdos y políticas de estado que cuenten con seguridad jurídica, no solo consenso político, sino consenso de la gente, y una justicia confiable que acompañe. El clima de confrontación que lleva más de una década y que ha atravesado cuatro mandatos presidenciales ha sido un obstáculo para dicho objetivo.
¿Pero cómo pueden arribarse a esos acuerdos sin apoyo en el poder legislativo? Se podría concluir que, en el hipotético caso de ser electo Javier Milei, no habría posibilidad de realizar sus promesas.
La propuesta de Patricia Bullrich es ambiciosa, y poco clara en sus definiciones.
Horacio Rodríguez Larreta con su estilo dialoguista y en búsqueda permanente de consensos, pareciera haberse amesetado en su causal electoral, pero de llegar a ser electo contará con amplio respaldo de diversos sectores para encarar reformas.
Sergio Massa, en su audacia y pragmatismo que lo caracteriza, es la versión más moderada y conocedora del manejo económico dentro de la coalición oficialista. El apoyo de los sindicatos y los gobernadores peronistas es un hecho y de ser electo su mayor obstáculo podría ser generar apoyo a sus reformas dentro de la coalición gobernante y sus legisladores. Lo más probable es que el gobierno finalice su mandato con una inflación anual cercana al 130% una consolidación del estancamiento y con un profundo desequilibrio monetario.
El desafío para el gobierno electo será encarar un plan de estabilización de precios desde el comienzo de su gestión que permita, al menos, en forma transitoria mejorar los números de la macroeconomía e iniciar el largo proceso de discusión y consenso de reformas.
Por todo lo expuesto es que no solamente se debe considerar quien será electo presidente, sino también cómo quedará conformado el nuevo Congreso y sumar las vacantes en la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la Procuración General que deberán llenar.
Independientemente de quien resulte electo, la Argentina deberá elegir entre llegar a consensos básicos y volver a ser una Nación con una buena calidad de vida para sus habitantes o volver al eterno retorno donde todo pareciera destinado a fracasar.
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