El Gobierno porteño encabezado por Jorge Macri presentó ante la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires los lineamientos para ajustar el Código Urbanístico (CUR), cuyo tratamiento cada cuatro años es obligatorio según la ley. Esta revisión, apoyada por reuniones con particulares, profesionales e instituciones, busca ajustar y equilibrar el desarrollo urbano.
Actualmente hay más de 50.000 viviendas en obra en distintos barrios que no se verán afectadas. Los cambios que espera aprobar la Legislatura porteña comenzarán a regir una vez que el ajuste al CUR entre en vigencia, lo que se estima ocurrirá hacia fin de año.
Los aspectos resumidos del proyecto que tratará el poder legislativo de CABA se publican a continuación:
- Equilibrar el desarrollo urbano entre el norte y el sur.
- Fomentar la protección patrimonial e identidad de los barrios.
- No permitir edificios que no respeten la esencia barrial.
- Grandes desarrollos solo en avenidas con infraestructura adecuada.
- Catalogar definitivamente 4209 inmuebles con valor arquitectónico.
- Promover la sustentabilidad urbana y la calidad ambiental.
- Incentivar el desarrollo de centros barriales y la zona sur.
- Promover el uso unifamiliar y reducir la altura en zonas de baja densidad como USAB 2.
Santiago Levrio, director Institucional de Alianza Urbana, expresó su decepción con la propuesta del gobierno porteño: “El proyecto omite establecer un modelo claro de desarrollo urbano, pasando por alto la sostenibilidad y accesibilidad que las ciudades de proximidad ofrecen. Criticamos que se prohíba construir fuera de las avenidas, privilegiando los grandes desarrollos sobre las pequeñas edificaciones PyME, lo cual podría afectar negativamente al sector y no reinvertir en la ciudad”.
Además, subrayó la falta de consideración en “las desigualdades infraestructurales” entre las distintas zonas, ejemplificando el contraste entre Mataderos y Colegiales. “El debate apenas comienza y se necesita una revisión exhaustiva que vaya más allá de las normativas actuales, evitando profundizar errores pasados”, añadió Levrio.
El ajuste al CUR plantea introducir cambios significativos en Palermo SoHo, Devoto y Colegiales, reduciendo la altura y la capacidad constructiva. Si bien estas modificaciones son obligatorias por ley y necesarias para monitorear el impacto del Plan Urbano Ambiental, su implementación constante genera incertidumbre y marchas y contramarchas.
Luego del tratamiento y votación en primera lectura, se convoca a una Audiencia Pública en unos 15 días; tras esto, hay un plazo máximo de 90 días para la votación final en segunda lectura
La falta de un plan urbano a largo plazo sugiere que estas decisiones responden más a los impulsos de funcionarios actuales o de agrupaciones vecinales que a un enfoque consensuado y planificado, informan desde el sector.
Gonzalo Bustos, director en FOT Libre Terrenos, señaló que no parece haber un plan coherente a largo plazo. “Las modificaciones son impulsadas sin una visión clara y se aplican indiscriminadamente a zonas con necesidades diferentes, como el sur y el norte de la ciudad, lo que evidencia un desconocimiento de las características específicas de cada área”, expresó.
Esta metodología beneficia a los grandes desarrollos, dejando de lado a las desarrolladoras pymes que construyen a pequeña escala en todos los barrios. Según Bustos, este tipo de cambios perpetúa la incertidumbre en el sector y afectará negativamente a las empresas más chicas que son fundamentales para el desarrollo barrial.
“Es crucial tener un plan urbano integral que considere las peculiaridades y necesidades de cada zona, en lugar de seguir impulsos momentáneos”, agregó Bustos.
Vecinos lo rechazan
Por su parte, vecinos que integran la agrupación Interbarrial (que reúne a más de 20 zonas de CABA) expresaron su preocupación por la construcción de edificios en la ciudad, argumentando que debe realizarse de manera planificada para evitar perjuicios a los residentes y a las zonas afectadas, especialmente en lo que respecta a la falta de servicios esenciales como energía y presión de agua.
Integrantes de Conciencia Urbana C11, que incluye a los barrios de Villa General Mitre, Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Santa Rita, señalaron a Infobae que participaron en el Foro del Plan Urbano Ambiental, pero que la información proporcionada fue superficial y general. Además, los vecinos criticaron la ausencia de instancias adicionales de participación institucionalizada, salvo la audiencia pública en la Legislatura porteña una vez aprobado el proyecto en primera lectura.
El proyecto busca preservar la identidad de cada barrio y mejorar la calidad de vida, protegiendo las zonificaciones y limitando los grandes desarrollos a avenidas. Los vecinos critican la densificación y el incremento de alturas permitidas, que a su juicio afectan negativamente la estructura barrial y fomentan la especulación inmobiliaria. En sectores especiales A y B, se proponen restricciones y adecuaciones para consolidar corredores principales, preservar áreas residenciales y catalogar inmuebles con valor arquitectónico.
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